6. Er Dani y la metrosexualidad


La serpiente de verano en la que se está convirtiendo la historia der Dani continúa su sinuoso curso, agradando a unos, indignando a otros y dejando indiferentes a la mayoría. Tras el último lavado de cara, fruto de vuestras quejas, han quedado numerados los diferentes episodios de forma que hasta cerebros uni-neuronales sean capaces de adivinar el orden correcto. Como estoy seguro de mis limitaciones y de las de los míos, vuelvo a repetir la secuencia lógica de lectura: 1. Todos queremos ser como er Dani, 2. Conozcamos ar Dani, 3. Lugareños der Dani, 4. Conocidos der Dani y 5. La Carmen, hermana der Dani. Hay gente que incluso llega a este punto de la lectura, sólo para recordar que en el pasado episodio er Dani contó la historia de la Carmen, su sufrida hermana sobrada de carnes.

Tras la historia de la Carmen llegó la calma o al menos eso quise creer. Hay escasos momentos en los que uno se siente poderoso y entre ellos están esos en los que nos reímos de la desgracia ajena. Es lo bueno que tiene el escarnio y la humillación del prójimo, que te hace sentir mejor contigo mismo. La Carmen se marchó hacia la zona del bar en la que el bingo continuaba con su letanía de números y quedamos los hombres en el bar. Er Dani seguía con su diabólico baile, recordando que tenía un doce años en sus manos y agitando el whisky como si de esa forma lo fuera a mejorar o dotar de burbujas.

Uno de los contertulios llamó su atención. Er Dani se acercó y nos deleitó con uno de esos momentos Dale, Don, Dale que lo han hecho legendario. Para aquellos que vivan en la más infame de las ignorancias, el dale, Don, dale es la postura básica del hombre que folla humillando a la hembra. Cualquiera de mis lectores, supremos expertos en el cine porno y conocedores de los nombres de todas las grandes actrices desde que Ginger Lynn se encumbró como la diosa de todas las diosas con aquel chochillo siempre dispuesto a ser penetrado sabe que la postura básica en toda película etiquetada para mayores de dieciocho años es aquella en la que la hembra se pone a cuatro patas, cual chucho callejero y el macho la aborda por detrás, sujetando y tirando de su pelo con una mano mientras la embiste y le golpea la nalga con la otra, procurando dejarla roja y mientras todos los espectadores de dicho arte aullan al ritmo del reggaeton gritando dale, Don, dale. Er Dani usaba la botella como si fuera una hembra, la sujetaba por su cuello y apoyándola sobre su aparato reproductivo, ese que vulgarmente se conoce como polla, embestía el doce años mientras lo cacheteaba a destajo. Esto lo hacía emitiendo alaridos que eran coreados por los dos contertulios.

Uno de ellos sacó a relucir su infinita sabiduría, adquirida patrullando las calles de Málaga como policía municipal y le dijo: Parezezzz un metrozezual de ezozzzz de mierda y se rió de su propia ocurrencia. El otro hombre, un funcionario que espera la llegada el retiro sin dar un palo al agua durante cuarenta horas cada semana mientras se queja de lo ocupado que está a los trabajadores eventuales que contrata el ayuntamiento para que saquen el trabajo adelante, ese trabajo que sus propios empleados son incapaces de hacer ocupados como están en mirarse el ombligo y admirarse de su perfección, dicho hombre agitó la cabeza negando vigorosamente y dijo: No, lo que pareze ez un homozexuá de ezoz. Las carcajadas sincronizadas de ambos atronaron en el local. Er Dani les repondió en lo que fue un intento de defensa poco ortodoxo: ¿Homozexuá Yo? y tú un gay de esos.

El tipo se tomó la réplica deportivamente y contraatacó: Yo no zoy gay, zoy un pedazo de maricón. Ahora todos se retorcían con sus carcajadas, riendo sus genuinas genialidades. Un servidor, sacrificado escriba que padece estos suplicios solo por poder contarlo intentó permanecer estoico pero finalmente sucumbí y me tuve que reír. Sergio se limitaba a mirarlos con sus grandes ojos, me miraba a mí, señalaba de nuevo hacia aquel trío y se reía. Si hubo alguna vez una conversación digna de un episodio de South Park en nuestro país fue aquella. La acabaron adjetivándose mutuamente: metrozexuá, maricón, homozexuá, gay. En ese instante noté que en el bingo se había hecho el silencio y las mujeres escuchaban con gran atención. Pasados unos segundos todas rompieron a reírse y a gritar todo tipo de lindezas, las cuales no transcribiré porque no pude entenderlas en la mayor parte de los casos, dadas mis tremendas limitaciones para extraer información cuando se abusa de la zeta al pronunciar la lengua de Corín Tellado.

No debían haber pasado más de quince minutos desde que cruzamos el umbral de aquel universo plagado de seres de otros mundos, pero finalmente llegó la hora de partir. Me quedó pena, ya que intuyo que podría continuar escribiendo el resto de mi vida cinco historias diarias solo con los sucedidos entre las paredes de aquel local. Atrás quedaron el poli, el funcionario, la Carmen y todas las mujeres que jugaban en aquel bingo de barrio. Nosotros partimos hacia la aventura, una partida de desalmados dispuesta a conquistar el mundo e integrada por Sergio, er Dani, la agitada botella de whisky y un servidor. Ya en el coche er Dani procuró abusar de Sergio y cogió su móvil para hacer llamadas gratuitas. Contactó con sus amigos, los cuales llevaban cerca de una hora esperando por nosotros en el restaurante y ya habían comenzado a celebrar el cumpleaños der Dani y contactó con la hembra que sorpresivamente iba a acudir a dicho cumpleaños, una hembra que según palabras del festejado individuo, follaba con todoz eza noche.

En este punto cerramos el primer acto de esta infame obra, que constará de dos más, aunque ignoro el número de sub-capítulos que los formen, ya que la escritura no es una ciencia exacta y la longitud de los escritos dependerá de mi concentración y del calor que tengamos por estas tierras. La continuación de esta legendaria obra tiene lugar en 7. Camino del restaurante con er Dani


5 respuestas a “6. Er Dani y la metrosexualidad”

  1. Un par de camaras en ese local y una página donde poder verlos online. Con solo eso, y un par de noticias aquí y alla nos forramos.

  2. España está llena de esos locales. En la Isleta hay uno en la Piscina (lugar en el que no hay piscina) que se llena de policías a las 6.00 de la mañana. El de los calamares de bleuge es otro. Fefa la jedionda es antológico, con esas moscas verdes del tamaño de nueces atacándote mientras comes y que seguro se pasean por la cocina con gran alegría. Cuando trabajaba en Auna, en el cebadal, en Centrum había una cafetería también que era de película de terror y así podríamos seguir hasta el infinito. En Holanda sigo buscando algún sitio como esos, pero no existen.

  3. Hola soy estudiante de sociología. Y estoy interesada por saber como y donde consigo material de este tema ya que me parece muy interesente y degustaría hacer un estudio en Venezuela con respecto al la metrosexualidad, y me gustaría a me aclara dudas solo este tema . sin mas nada que agregar a atentamente : Kira Torosantucci Un una chica de 24 años