7 días en Entebbe – 7 Days In Entebbe


Hace casi mes y medio, el pre-estreno sorpresa de la semana resultó ser una película que pretende recrear un secuestro aéreo allá por los setenta y contarnos la historia desde el punto de vista de los secuestradores. Hubo un montón de gente que según se supo la película que íbamos a ver se piró del cine pero un servidor decidió sacrificarse y me que quedé a ver 7 Days in Entebbe, película que parece llegar a las pantallas españolas esta mismita semana con el título de 7 días en Entebbe.

Unos julays alemanes montan un pitote por defender a unos joputas-terroristas islámicos

En los setenta era de lo más normal entrar en un avión con tu metralleta, con tus pistolas, con tu chaleco de goma 2 y con un par de garrafas de cinco litros de gasolina, o al menos eso es lo que parece tras ver esta historia en la que unos se meten en un avión, lo secuestran y se lo llevan al puto quinto coño, en Uganda, en donde hay un dictadorzuelo local que les da cobijo y allí se encierran en el aeropuerto para negociar las vidas de los judíos que había en el avión a cambio de las de joputas-terroristas-musulmanes presos. Los cabecillas del secuestro son radicales alemanes que sienten un gran cariño por la tripulación y los pasajeros y que lo que de verdad quieren es bailar la canción de los pajaritos de María Jesús y su Colocón. En algún momento de todo esto a los judíos se les inchan los güevos y montan una operación de rescate.

Que en el pasado se secuestraban aviones con más alegría y cosa buena es algo que me suena conocido pero en esta historia hay un montón de cosas que me dejaron flipando y lo más asombroso es el intento del director por hacer pasar a los terroristas como bellísimas personas con las que nos tenemos que encariñar. Daniel Brühl es un tío que cae demasiado bien y al que le coges cariño y por eso no cuela como terrorista, es que no te lo crees, si ese tiene pinta que le pegas un grito y se te echa a llorar. Era más fácil de creérselo con Rosamund Pike, que pone cara de que se le ha torcido una ovulación y está a punto de jiñar el óvulo o algo así y toda esa mala leche la encauza a convertirse en terrorista. Como los terroristas no son creíbles, la película flojea y aunque tiene tramos interesantes, es en un mayor parte un ejercicio de ombliguismo del director, que debe ser del club de las noticias falsas y quiere reescribir la historia y hacernos creer que los malos son los pasajeros que se meten en el avión equivocado en el vuelo más inoportuno. Aparte de los dos alemanes y los judíos que van a darles candela de la peor, entre los pasajeros y la tripulación no hay personajes interesantes y una gran parte de la película parece suceder entre el tedio de añadir minutos sin que pase nada, hasta que les entra el turbo y solucionan el problema en los cinco minutos finales.

Esto puede provocar la ira de los miembros del Clan de los Orcos, que se volverán locos con tanto diálogo y tan poca acción. Igualmente, no es un plato del gusto de los sub-intelectuales con GafaPasta. Es lo que antes se llamaba un telefilm y lo pueden poner cualquier tarde de domingo en Antena Triste o Telajinco y seguro que más de uno hasta piensa que es buena.


Una respuesta a “7 días en Entebbe – 7 Days In Entebbe”