7500


7500Cuando estaba en Bangkok, el último día tenía que dejar pasar unas horas desde que dejaba la habitación hasta que debía ir al aeropuerto y como no había nada que me interesara ver como turista, miré la cartelera del cine y fui al más cercano a matar un par de horas y de paso no sufrir la caló. Tenía dos o tres posibles películas pero la que llamó mi atención fue una supuestamente de terror de la que no había oído hablar en mi vida y que parecía relacionada con una movida en un avión en el que pasan cosillas malas. Aunque ese día viajaba en avión, eso no me detuvo y fui a ver 7500, película que en ese momento solo se había estrenado en Tailandia y que hasta octubre no llegará a los Estados Unidos y solo algún dios sabe si algún día verá una sala de cine española. Como siempre, el título traducido al español está claro: truscoluña no es nación.

Un montón de julays viajan en un cacharro más chungo que las guaguas de la línea 20 por la Isleta

Un avión de una aerolínea ficticia despega desde Los Angeles con destino Tokyo en un vuelo nocturno. Una vez en el cielo, las cosas se tuercen una hartada y allí el que no muere matando es porque muere muriendo. Un grupo de pasajeros corre de aquí para allá sin que se sepa muy bien la razón y las azafatas parecen haber salido del país de las calenturas y los picores de potorro.

Esto es una película de miedo pero como sucede con frecuencia, se les olvidó añadirlo. Tampoco tiene demasiado suspense o intriga y será porque me he visto la tercera temporada de Teenwolf al completo, pero como que me veía venir el final y no me cambó ni una ceja. Está dirigida por un japonés pero con un elenco americano, mayormente con gente conocidos por series de televisión pero que no son estrellones. De entre todos ellos, me divirtieron las volatadas de Ryan Kwanten, supuesto profesional de esos que van en las ambulancias que parece saber menos del tema que Petete del libro gordo. La película tiene una cantidad infinita de tramas secundarias, cada pasajero lleva la suya propia y todas se van mezclando, entremezclando y algunas hasta se solucionan. Les falta gancho y les sobran escenas aburridas que solo sirven para añadir minutos y que ni siquiera recuerdas cuando acaba la película. Llenaron el avión con un montón de chochas treintañeras que en ocasiones auguran una completa falta de inteligencia pero que mueren con gracia y cuando no, enseñan muslo o pechuga. La película intenta tocar todos los tópicos de las desgracias aéreas y al hacerlo, perdieron el punto de terror. Si se hubiesen olvidado de las vidas de los pasajeros y hubieran metido en el cacharro un buen espíritu, habría quedado mejor.

Dudo mucho que se estrene en España así que los miembros del Clan de los Orcos no tendrán que ir a verla. Para el resto, cine desechable y que uno ve únicamente cuando te pilla delante de la tele y solo hay una cadena de televisión.