All You Need Is Love


En Holanda hay un mercado increíble y que parece que no sucede en ningún otro lugar del universo de hacer películas pensadas y realizadas para las hembras, esos animales con hachazos y además el arquitecto ha conseguido lo increíble, crear rebaños de hembras dispuestas a pagar más por un producto y así, varias veces al año, se estrenan películas hechas para ellos en una noche específica llamada Lady’s night en la que ellas están dispuestas a pagar un cincuenta por ciento o más por la entrada de cine y a cambio tener una experiencia completa, con un vaso de vino barato a la entrada, otro para la sala, les dan una bolsa de morralla gratuita de productos para hembras y en la sala no pueden haber machos. Los cines estrenan la película a la vez y en los multicines se reservan tantas salas como sea necesario y en ocasiones es el multicine entero poniendo la misma película en salas petadas de hembras y con un tufo a jareas que marea. Después de ese día, el resto de los mortales vamos al cine a ver la película y en muchas ocasiones, la sala está vacía. Para los machos que odian las comedias románticas, esto es una bendición ya que convencen a su hembra para que vaya con sus amigas y se ahorran la pesadilla. El último estreno de ese tipo fue la película All You Need Is Love, que jamás, ni en este ni en ningún universo paralelo se estrenará fuera de los Países Bajos aunque la ofrecieron a los distribuidores españoles con el título de truscoluña no es nación.

A un montón de julays les pica el chichi que no veas y quieren que les den unos buenos zambombazos.

Tenemos la misma película que hacen siempre. Una serie de historias que van en paralelo siempre con una posible pareja o una pareja con problemas y todas se resolverán al final. En este caso la trama principal es un presentador de cierto programa que da título a la peli y que se ha quedado viudo y deja el programa amargado y su asistente mariquita o quizás marikón-kón-kón, un chamo que es responsable de la mancha de aceite que se puede ver desde los satélites sobre el mar del norte, encuentra a un sustituto, que es negro y parece que más bien tonto y putero. En paralelo, una pava frustrada que le dio carpetazo a un chamo que la quería de verdad lo busca para ver si puede chingárselo, un moro trabaja cuidando a una vieja a la que roban y que lo acusa pero el chamo resulta que es honrado o el otro fue más rápido que él y así hasta el infinito.

El nivel de estupidez de estas películas es épico. Son siempre los mismos actores, o casi los mismos y en esta ocasión es que ni pusieron esfuerzo, esto es una pila de mediocridad, una trama que salta continuamente de una historia a otra volviéndote loco porque no hay manera de seguirla. Todas las historias convergen en la gala navideña del programa en la que todo el mundo estará en la misma sala al mismo tiempo para el final hiper-mega-feliz. Lo más triste es ver que el pobre Waldemar Torenstra, que es un actor excelente, seguramente necesitaba un cheque para vivir y se tiene que prestar a este desaguisado y siempre que aparece en pantalla es que se le puede ver el asco tan grande que tiene con lo que sucede a su alrededor. La película tiene tramos que son para dormirse del tedio y de cuando en cuando te echas unas risas con alguna estupidez. Intentan ponerse serios en algunos momentos pero está claro que el director no tiene ni puta idea de como lograrlo y fracasa. En fin, otro pallufo más que añadir a mi lista del año.


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