A Single Man – Un hombre soltero


Si le negamos al cine el aspecto visual lo que nos quedaría es algo parecido a la radio en donde el único sentido por el que recibimos información es el oído. El cine balancea este con la vista y de la mezcla de ambos y de una buena historia extraemos sensaciones placenteras o desagradables que son tan adictivas como para que reincidamos una y otra vez y vayamos a esos templos de pantallas grandes y llenos de gente que como nosotros, quiere vivir esa experiencia. En el cine de autor se experimenta en muchas ocasiones con estos dos sentidos y se lleva al límite la cantidad y la calidad de cada uno de ellos. En la mayor parte de las ocasiones, el resultado es atroz y repele a los espectadores, que huyen de las salas y condenan a las películas pero de cuando en cuando alguno consigue rematar una buena faena, como el diseñador Tom Ford con A Single Man, película que se estrenó en España con el título de Un hombre soltero.

Un julay con la enfermedad del mariquitismo se regodea en el sufrimiento por la muerte del maromo que le taladraba el ojete y se plantea el finiquitar y pasar página.

Un profesor universitario viviendo en los Angeles está deprimido después de la muerte de su compañero sentimental en un accidente de tráfico. El hombre no cree que haya nada en su futuro que merezca la pena y se plantea el terminar con su vida mientras a su alrededor, una amiga lo intenta consolar y uno de sus estudiantes también trata de ayudarlo.

Este es un viaje ante todo visual. Las imágenes son hermosas y parecen más bien propias de un videoclip. El mensaje que nos mandan es de romanticismo, amor verdadero, lealtad, pasión, desesperanza, aislamiento, amistad y para que tenga consistencia veremos algunos momentos felices del pasado como contrapunto a todo aquello que es malo en el presente en el que sucede la historia. Colin Firth hace uno de los mejores papeles de su carrera, sobre todo porque demuestra que es capaz de hacer algo más que los papeles de julay de comedia romántica acarajotado que repite continuamente y por los que se ha hecho famoso. A su lado Julianne Moore se hace un papelón como la amiga medio desequilibrada que no sabe como ayudarlo pero que lo intenta y Nicholas Hoult como el joven estudiante al que parece que se la pone burra el profe y hará todo lo posible por establecer contacto con el hombre y así poder aprender del maestro, al más puro estilo Jedi/Padawan.

Aunque la historia tiende hacia el lado triste de la vida, está empaquetada de tal forma que atrae la atención de los espectadores y te dejas llevar por este río de drama y dolor de alguien por su ser amado. El hecho de que sea amor entre dos hombres, supongo que en el año 1962 en que transcurre la historia es muy importante pero hoy en día y después de todo lo que hemos visto y vivido, nos permite eliminar ese componente de la ecuación y disfrutarla por lo que realmente nos quiere contar.

Tiene un par de momentos en los que la película pierde fuelle y parece que se va a estampar pero de alguna forma siempre consigue remontar.

No es el tipo de cine al que vas con todos los orcos que se mueven alrededor de tu vida pero si te gustan las buenas historias y no tienes demasiados prejuicios, seguro que te encantará.

07/10


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