No sé que tiene el circo que provoca tanta fascinación en el mundillo cinematográfico y raro es el año en el que no tenemos un par de películas que o se sitúan directamente en un circo, o tienen al circo como referente. Hace unos meses hablaba de Balada triste de trompeta, otra película ambientada en el mundillo del circo y ahora le llega el turno a Water for Elephants, película que se ha estrenado a principio de mayo en España con el título de Agua para elefantes y que al parecer está basada en un libro muy famoso del que ni me había enterado que existe, aunque a mí si me sacas de los vampiros y la ciencia ficción, me pierdo porque esos son los géneros literarios con los que más me entretengo.

Un julay chiripitiflautico acaba en un circo que no es el Ruso y allí se encoña de la parienta del jefe y entre pitos y flautas la cosa se pone más negra que el carbón de una mina

En los años de la Gran Depresión, un joven ve como su vida cambia al morir sus padres y quedarse sin nada. Por casualidades de la vida se sube en un tren que resulta ser de un circo y allí encuentra trabajo como veterinario, ya que estaba a punto de acabar sus estudios. En el circo, además de cuidar de los animales y especialmente de un elefante, se enamorará de la esposa del encargado del circo y juntos tendrán que sortear toda clase de problemas ya que el marido de esta mujer es muy inestable y un tirano sin escrúpulos.

Quien nos iba a decir que hay vida más allá de Edward Cullum y que Robert Pattinson sabe actuar. Yo daba por sentado que desaparecería una vez completada la saga Crepúsculo como ha sucedido desde tiempos inmemoriales con actores que consiguen un éxito masivo en alguna película y quedan como impregnados de ese papel para siempre. El chaval va y nos demuestra que es un actor, que puede interpretar otros papeles y resultar creíble y aquí hace un excelente trabajo y encima tiene buena química con Reese Witherspoon, la cual es la otra mitad de este drama romántico. Entre ambos y el elefante seguiremos una historia simple pero muy efectiva con grandes momentos y muchos planos que hacen que se derritan las chamas de puro gusto en el cine. El contrapunto a estos dos actores lo pone Christoph Waltz que borda su personaje de marido psicópata y violento que primero te da una hostia de las buenas y después llora como un Judas cualquiera pidiéndote perdón y jurándote que nunca más lo hará y al mismo tiempo apalabra con sus compinches el siguiente palo que te va a dar.

Una película de ritmo suave pero que no es lento, con una historia de amor que se va desplegando poco a poco y que culmina con una traca final increíble. Cine para aquellos que saben apreciar un buen drama y que no les importa que no hayan efectos especiales ni tíos más hormonados que una vaca en pantalla. Definitivamente una película para evitar si vas con el Clan de los Orcos pero perfecta si quieres impresionar a la chama a la que empalas y así de paso acaramelarla y que te deje ver la próxima de acción.