Hay cosas que a veces deberíamos dejar estar y no tratar de sacarlas del altar en el que las tenemos. Por desgracia, en el cine es muy frecuente el tratar de ordeñar la vaca hasta que en lugar de leche suelte nata y si hubo algo que dio dinero, tarde o temprano tratarán de sacar más, ya sea rehaciendo la película o montando una secuela o precuela. En el año 2000 nos reímos lo que quisimos con Meet the Parents y cuatro años más tarde con Meet the Fockers. Alguien tuvo un mal día o necesitaba pasta para pagarse algún vicio caro y han decidido sacarse una tercera parte de la boina y así una década más tarde tenemos Little Fockers que en España recibió el estúpido título de Ahora los padres son ellos por el que su autor debería ser juzgado y condenado.

Los julays de siempre ya no son tan graciosos

Diez años después de unir sus vidas, Greg y Pam tienen dos hijos y una familia tan problemática como siempre. En una reunión familiar en su casa para celebrar el cumpleaños de los niños se monta el Belén y por supuesto, los entuertos se sucederán uno detrás de otro.

Las dos primeras películas de esta trilogía tenían en común un socarrón sentido del humor y el trabajo excelente de un equipo de actores y actrices increíbles, una selección de Liga de Campeones que lucían como supernovas. Esto se ha perdido en esta tercera parte y la culpa es del guión, muy repetitivo y previsible y de la falta de buenos diálogos. Todos parecen estar recitando sus líneas y la química que había entre todos ellos se ha desvanecido. La película tiene sus momentos pero por lo general, no da la talla, sobre todo si la comparamos con sus predecesoras. Los niños no aportan nada y los podían haber suprimido totalmente sin que lo notemos y la esposa de Greg también parece estar en el limbo.

Una lástima porque tenían un equipo de gente buenísimo y lo han malgastado. Te ríes y eso pero estamos hablando de una película que debería ser de las que recordamos de este año y sin embargo cuando llegue el resumen a principios del año que viene, esta va a estar enterrada y ya nadie sabrá de ella.

Te la puedes ahorrar y esperar a que la den por la tele. Tampoco es que te vayas a perder nada del otro mundo.