Al alba


Uno de los grandes hitos del invierno para mi es ese en el que cuando llego a Hilversum a las siete de la mañana, salgo del tren y veo por primera vez el alba. Ese día es cuando se confirme que hemos vuelto a ganar la batalla y los días sin luz ya casi que son parte de la historia. De repente, todos esos meses saliendo de noche desde mi casa y llegando de noche al trabajo ya no pesan nada. De alguna manera, ya hasta tenemos luz por las tardes.

Lo curioso del alba en los Países Bajos es que se alarga muchísimo más en el tiempo que en las Canarias y el alba, que la descubro sobre las siete y cuatro minutos, dura prácticamente una hora ya que la salida oficial del sol es a las ocho menos cinco y por la tarde sucede lo mismo, el sol se pone a las seis menos diez pero ya hay prácticamente una hora de luz más o de crepúsculo, ya que no es una luz como para leer libros. En cualquier caso, este cambio es de los que más se notan en el humor propio y ajeno, la gente está mucho más contenta cuanta más luz reciben. En las Canarias, el alba y el crepúsculo se suceden más rápidamente y cuando he estado en Indonesia muy cerca del ecuador del planeta, alucino con la velocidad vertiginosa con la que cambia el día por la noche y la velocidad brutal que tiene el sol cuando se pone o cuando sale, que lo puedes ver moverse perfectamente. En los Países Bajos en junio, cuando llegamos al día más largo, las puestas de sol se estiran más que el parto de una burra y el sol parece que se queda pegado al horizonte.

Este año, la llegada de este hito, el del alba antes de entrar en la oficina ha venido acompañada da un incremento de la temperatura que parece anunciar el final del invierno que casi no hemos tenido y la llegada de la primavera y además, días soleados y sin lluvia, con un cielo azul perfecto. La verdad es que no nos podemos quejar y cruzaré los dedos para que los días continúen así un par de semanas, que eso de no estar todo el día cubierto con condones para evitar los baldes de agua que me caían por todos lados es prácticamente un privilegio.


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