Nunca apreciamos lo que teníamos hasta que lo perdemos. En un pasado que cada vez parece más lejano, si había UNA película de superhéroes ese año, la celebrábamos y la disfrutábamos igual que los jacosos con la heroína. Ahora, este año creo que he visto cuatro, contando con esta, quizás incluso sean más, y las odio cada vez más, las desprecio y me sudan la polla sus maravillosos efectos especiales, sus gafas TresDé y el exceso de lycras de colores brillantes. Este año ya pasé por el suplicio de la peli aquella de negros que bailaban todo el tiempo y que de verdad los dejaba a la altura de subvención para retrasados y racistas, que ellos mismos aislaban su país en África para que no se les llene de la chusma que viene a Europa. Después tuvimos la del Deadpool, que estuvo bien pero eso se me olvidó pronto con aquella que parecía una gala de Telajinco con todos los superhéroes del universo mariconeando juntos y peleando contra un pollaboba al que le gustan los anillos y no me queda claro si son los de las manos o los ojetes. Y ahora, aún recuperándome de los daños de esas bazofias, llega otra, Ant-Man and the Wasp, que en España se estrena con el mierdoso título de Ant-Man y la Avispa porque al parecer, traducir Ant-man por Hormiga-marika está mal pero si es una chocha, sí que se traduce porque las hembras son de naturaleza inferior o algo así.

Un julay gilipollas se vuelve travelo

Gracias a mi capacidad para eliminar malos recuerdos, no tengo ni puta idea si en la película anterior el pollaboba que protagoniza esta acabó jodido pero por lo que parece, está con arresto domiciliario, aunque eso no impide que se salga, que en su lugar dejen una hormiga gigante y después que él y otra amiga reinona se vayan por ahí a ver si maman lefa de la mala. No me queda ni claro si había algún malo o así, solo que allí todo el mundo quiere hacerse enano y que el chamo se va al mundo del más enano todavía, que debe estar cerca del de Nunca Jamás y allí se encuentra a una pava viejuna que resulta que era la que se follaba el viejo que él conoce en la Tierra, o quizás esté estropeando la trama al desvelar demasiado. Que nadie se preocupe que ni por error hay pezones en la película.

Quiero comenzar confirmando que lo mejor de la película era el aire acondicionado de la sala, que estábamos en plena ola de calor y que de las dos horas que dura, al menos media hora fue de siesta, lo cual habla maravillas de la capacidad de la película para mantener el interés de los espectadores. Intentaron hacerla más como una comedia, pero en mi caso no funcionó y la mitad de esas escenas estúpidas que te deberían hacer reír más bien me provocaban arcadas y ni te cuento los minutos perdidos viendo a la hormiga gigante en la casa, esos minutos no los recuperaré jamás y los podría haber usado mejor para quitarme las liendres o incluso para amaestrar mis ladillas. Aquí se nota que cogieron un becario que no chupa pollas para escribir el guión y el pobre, al no haber absorbido en sus entrañas el jugo del saber, no da para más. La historia es aburrida, la profundidad de los personajes es inexistente, las sub-tramas provocan alergia y las actuaciones cubren todo el rango que va de mediocres a vomitivas. Incluso los efectos especiales son más bien de serie de Telajinco. Da pena que Michael Douglas y Michelle Pfeiffer hayan terminado haciendo este tipo de cosas para poder pagarse los pañales en su vejez y comentar que aunque al principio pensé que la Pfeiffer era en versión digital reconvertida en unicornio, no, eso que tiene en la frente es uno de los pezones después de tanto estiramiento, que si la tocas suena como una guitarra.

En fin, que esto es cine para bestias, para descerebrados y para alimañas y por supuesto, también para los miembros del Clan de los Orcos, los únicos capaces de ver algo bueno en este desastre. Puede matar instantáneamente a cualquier sub-intelectual con GafaPasta que la vea.