A mí ponme el caramelito dulce de película del género de terror y ya me tienes andando al cine con mi entrada reservada usando la fastuosa aplicación disponible para mi dispositivo mágico y maravilloso, también conocido como iPhone. Como la manía de hacer pelis con cámaras en mano y simular que no son pelis de verdad sino cosas que la gente grabó en la realidad está muy extendida, aquí tenemos otra de esas pequeñas historias que parecen más bien cutres y que se escudan en la mala calidad de las imágenes para darnos algo de miedo. La película tenía un trailer que no prometía demasiado pero bueno, hay que ser fieles al género y así me planté un domingo por la tarde de hace dos meses en un multicine para ver Chernobyl Diaries, película que se estrenará a finales de septiembre en España con el pomposo título de Atrapados en Chernobyl y que básicamente desmenuza con detalle la trama de la historia.

Un grupo de julays se van al monte a pasarlo bien y se tropiezan con una banda de chusma y gentuza de la mala

Un grupo de amigos está de vacaciones por Europa y al recalar en Ucrania se apuntan a una especie de excursión de turismo extremo al interior de la ciudad de Pripyat que estaba junto a la central. El tipo que los lleva habla mucho pero no da buenas vibraciones y aunque cumple con lo que prometió, las cosas se complican en el lugar y todos acaban luchando por seguir con vida y regresar al universo sin radiaciones nucleares.

Este es un buen ejemplo de película con la cámara a mano alzada que no funciona. Cansa demasiado el meneo de cámara y no aporta nada. Si a eso le añadimos que el guión es más flojo que un café inglés y que los actores y actrices parecen haber sido elegidos de los de la pila e currículos que no saben actuar, la cosa que prometía poco hace agua desde el principio. Lo único que se salva es el lugar, tétrico y triste pero claro, como no es un documental hay que tragar con las frases estúpidas, las carencias interpretativas y un director que debía estar chutándose polvos talco pensando que era otra cosa y andaba el hombre flipando que no veas. De alguna manera consiguieron estirar la historia hasta casi noventa minutos aunque yo habría recortado media horita y habría mejorado mucho. Al parecer ver escenas obscuras da miedo y aquí abusan hasta el infinito y más allá con planos en los que los espectadores no pueden ver absolutamente nada, hay ruidos pero más bien producen choteo y risas. Teniendo siete actores en pantalla y calculando que están en el lugar unos setenta minutos, nos sale a una media de un muerto cada diez minutos que en este caso es insuficiente para entretener y divertir. Espero que la próxima vez que se les ocurra hacer algo así, en lugar de un micro se lleven una guagua de dos pisos llena hasta la bandera de gente y con unos cuantos más sentados en el techo para que haya la suficiente carnaza y sangre.

Es aburrida y yo no convocaría al Clan de los Orcos pero bueno, a falta de otra cosa igual puede valer para matar una hora y media con algo de tedio.