Barcelona – Cuarto día gótico


El relato del viaje comenzó en Vueling voy, Vueling vengo.

Nuestro cuarto y último día en la ciudad lo habíamos reservado para pasear por la parte más antigua de la ciudad, por el Barrio Gótico y también un poco por Ciudad Bella. Íbamos a seguir las indicaciones de mi guía Lonely Planet aunque con algo de libertad y adaptándola a nuestros gustos. Comenzamos en la Plaza Urquinaona y desde allí bajamos hacia el Carrer de N’Amargos en donde a la altura del número ocho hay una placa que informa al viandante que allí estaban las murallas de los jardines del Palacio del primer Conde de Barcelona, un tal Wifredo I el Belloso (que solo por el nombre se merece una bitácora para él solo). Esta calle fue también la primera en la que se instalaron lámparas de gas.

Desde allí bajamos por el Carrer dels Arcs hacia la Iglesia de San Felipe Neri y el Palacio Episcopal. En la bajada se pueden ver los restos del acueducto que suministraba agua a la ciudad. La Iglesia es de estilo barroco y en su fachada hay impactos como de balas que datan de la época de la Guerra Civil. Retrocediendo un poco sobre nuestros pasos vimos la Catedral medio tapada por los andamios de las obras de restauración y la Plaza de la Seu. En esa misma zona estaba la Casa de l’Ardiaca con un patio interior precioso. Pasamos también frente a la Casa de la Pía almoina. Toda esta zona resuma siglos de historia, con callejones empedrados, estrechas calles que desembocan en plazas de forma irregulares y edificios con mucha solera. Por la mañana es un lugar con mucha animación con gente por todos lados y predominaban los turistas fotografiándolo todo.

Bordeamos la catedral por el Carrer dels Comtes de Barcelona y visitamos la Plaza del Rey junto al Museo de Historia de la ciudad. Seguimos andando entre callejones y por el Carrer del Paradis echamos un vistazo en lo que queda del Templo Romano de Augusto, porque lo creáis o no, aún quedan restos de esa época desperdigados por la zona.

Desde allí seguimos caminando hasta la Plaza de San Jaime, en el corazón del Barrio Gótico y presidida por el Palacio de la Generalitat a un lado y el Ayuntamiento al otro. Ambos edificios son impresionantes. Tuvimos suerte y pude hacer mis fotos antes de que llegaran los primeros manifestantes, un grupo de dulces mujeres que resultaron ser de una asociación que pide más dinero para las viudas. A ojo de buen cubero su manifestación era de unas cuarenta personas (y estoy siendo generoso) pero si seguimos los criterios homologados del ayuntamiento de Madrid que tanta cátedra están sentando en el negocio de las manifestaciones, allí seguramente se encontraban tres mil viudas desesperadas y que además de dinero querían saber la verdad de lo que sucedió aquel fatídico día.

Continuamos la caminata bordeando el ayuntamiento por el Carrer de la Ciutat y admiramos la única fachada gótica que le queda al ayuntamiento por ese lado y terminamos desembocando en la Plaza de San Miguel en donde se encuentra la preciosa Casa Centelles, una joya que fue construida en el siglo XV. Nos perdimos por los callejones y a través del Carrer de Palma llegamos a la Iglesia de San Justo y Pastor en la cual entramos para descansar un poco y admirar su interior. Es otra maravilla gótica situada en la minúscula Plaza de San Justo.

En ese punto cambiamos la ruta y a través de callejones y demás llegamos a la Plaza Real, la cual está junto a la Rambla. Acabamos paseando por la Rambla, visitando el Mercado de la Boquería y aprovisionándonos de embutidos y otras viandas.

Para almorzar optamos por ir a uno de los restaurantes de la Barceloneta y nos homenajeamos con una paella antes de terminar nuestro paseo y volver al hostal a buscar nuestras maletas para ir al aeropuerto.

Mi impresión sobre Barcelona ha sido positiva. No me ha enamorado como otras ciudades que he visitado pero creo que repetiré. Me pareció algo cara, especialmente las atracciones turísticas. En otras ciudades no te sacan tanto dinero y los precios son abusivos. Me gustó como han acercado la ciudad al mar y la vida que se respira en la Rambla. Definitivamente el viaje a Monserrat fue algo único y diferente.

Mi próximo viaje a España será a Salamanca, Ávila y Segovia en donde haremos una marathon para verlo todo.

Dada mi caótica forma de escribir, el final de este viaje ya lo conté en la anotación Vueling vengo, Vueling voy

Technorati Tags: ,

,

Una respuesta a “Barcelona – Cuarto día gótico”

  1. Hola Sulaco,

    Soy brasilena y vivo en Barcelona a 4 anos y te digo que es una ciudad encantadora porque consigue ser plural y singular a la vez. Estoy de acuerdo que es una ciudad muy cara, tanto para vivir cuanto para visitar, pero disfrutar de sus playas, callejuelas que mezclan el moderno con el antiguo, sus mercados, su vida nocturna,su gente de todas las partes del mundo…, no tiene precio! Venir a BCN como «turista das ramblas» es lo peor que hay.