Be Kind Rewind – Rebobine, por favor


Uno de los subgéneros más interesantes dentro de todos los existentes es ese en el que el propio cine se mira el ombligo y rebusca dentro de su propio mundo. Me encantan esas películas que nombran otras, repiten citas memorables, explican cosas que suceden en ellas con teorías absurdas o simplemente nos recuerdan lo grande que es éste arte y las joyas que ha producido a lo largo de las décadas. Por descontado, este tipo de películas carece de atractivo para la mayoría de los espectadores y suelen caer en eso que llaman cine independiente, las ponen en cuatro cines de filmoteca y no se les da una oportunidad porque el populacho lo que quiere es ver efectos especiales creados por ordenador, estrellas que viven en un mundo irreal podridas de dinero y productos basura que se hacen cortados por el mismo patrón. Nada de eso lo encontraréis en Be Kind Rewind, una pequeña joya que en español se llama Rebobine, por favor.

Dos julays reinventan el cine por la gloria del VHS

Un par de perdedores de cuidado se quedan a cargo de un videoclub situado en un pequeño poblacho a las afueras de Nueva York. Uno de ellos sufre un accidente absurdo y absolutamente increíble y por culpa de eso está hiper-mega magnetizado. Al entrar al videoclub borra todas las películas y ahí comienza el problema. Para evitar que el dueño del local se entere, tienen que hacer una nueva versión de la película Cazafantasmas en menos de siete horas. Agarran su cámara, se echan a la calle y sin medios lo logran, hacen algo que recuerda remotamente a la original pero que tiene mucho más gancho y diversión. A partir de aquí comenzarán a hacer película tras película de la misma forma, en versiones de veinte minutos de duración que ellos denominan Sweding y que yo libremente traduzco por Asuecar. Sus versiones se convierten en un éxito inesperado y pronto se ven desbordados por las peticiones de la gente, que quiere ver sus películas favoritas en versión Sweded. Acosados por las asociaciones de protección de los derechos de los autores, acabarán por rodar una película propia con todos los vecinos y amigos en la que cuentan una historia original y en el camino descubrirán que en el corazón de todos siempre hay hueco para la amistad y el buen rollito.

Hay momentos en esta película que te ponen los pelos de punta. Recrean escenas que has visto en multitud de ocasiones y casi sin quererlo las ruedan como tú te las imaginas cuando hablas con tus amigos de cine, cuando fantaseas y vuelves a escribir los guiones, exagerando y cambiando cosas por el placer de hacerlo. Hay momentos también muy emotivos, en los que la magia y la fuerza del cine te golpean con ese martillo que excita emociones escondidas. Este es un viaje por el cine de los últimos años, un viaje por todas esas películas que serán consideradas clásicos dentro de cincuenta años pero que por ahora no lo son. Es también una forma de descubrir la amistad, las relaciones que creamos con amigos y que sobreviven a cualquier cosa.

Hay dos tipos de reacción ante esta película. O te enamoras a primera vista y disfrutas cada segundo de la misma como si se tratara de un manjar o la odias y te planteas salir del cine. Dependerá de tu forma de entender el cine. El guión nos lleva saltando de película en película en una parodia permanente y alocada con los dos protagonistas actuando de maestros de ceremonia. No hay concesión al cine comercial, es cachondeo y diversión abusando de esos recuerdos que todos tenemos grabados a fuego en esa hemeroteca que es nuestro cabezón. Absolutamente deliciosa.

Si te gusta el cine y quieres pasártelo bien, esta es una de las grandes películas de este año. Si eres más de guión vacío y muchos efectos especiales, entonces mejor te quedas en casa.
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