Begin Again


Hay películas que dan mal rollo por el trailer y la de hoy es un buen ejemplo. Estuve a punto de dejarla pasar porque cuando veía una y otra vez el trailer me ponía enfermo con la cantidad de planos que tiene solo con la protagonista abriendo la boca de una forma desmesurada para reírse. No sé por qué pero eso me daba un mal rollo de cojones y si fui a verla es porque resultó ser la única película que encajaba con la que de verdad quería ver para hacerme un programa doble, eso que en la antigüedad era tan popular en los cines y que hoy en día solo practico yo. La película se titula Begin Again y a España llega la semana que viene con el mismo nombre, aunque creo que debajo han añadido truscoluña no es nación.

Un julay perdedor se empeña en convertir en artista a una pava que conoce en un pub

Un ejecutivo de un estudio musical está quemadísimo con la mierda que les llega y su socio lo acaba por echar del negocio. Ahogando sus penas en alcohol en una especie de pub en el que la gente puede cantar escucha a una pava que tiene una canción que le gusta. Resulta que ella era el chochito que comía un estrellón del Pop que la ha largado y que al día siguiente regresa a Inglaterra. La convence para que se quede y se proponen grabar un álbum completo con las canciones de ella y un puñado de músicos por las calles de Nueva York, todo esto mientras el colega trata de afrontar su separación y la adolescencia de su hija, que da la impresión de ser más puta que la gallina Turuleta cuando ponía un huevo, dos y hasta tres.

Seguramente esto funcione mejor con la gente a la que le guste el estilo musical de Keira Knightley en la película. A mí es que lo de los cantautores no me pone nada de nada y aunque me divertí y tiene momentos amenos, también noté todas las partes de relleno en la historia y se me hizo jodidamente larga. No me terminé de creer el papel de Mark Ruffalo y Keira Knightley, aunque pueda cantar, aún le falta aprender a actuar. En la película no abre la boca como en el trailer pero sigue teniendo escenas en las que parece fuera de lugar, como si hubiese perdido la sincronización con el resto. La historia es simple y previsible hasta el final y el director no se complicó demasiado. A propósito, por si no queda claro, no es un musical pero la chama canta canción tras canción de su álbum, de hecho, más bien parece un mega-vídeo destinado a promocionar un disco. Hay un buen puñado de actores secundarios rodeando a estos dos pero ninguno llama particularmente la atención. Lo mejor son los escenarios, multitud de rincones de la ciudad de Nueva York que aparecen en toda su gloria.

Otra de esas películas no aptas para miembros del Clan de los Orcos y que quizás si atraiga a los sub-intelectuales de GafaPasta. Si te gusta la música y las historias absurdamente ligeras, igual te mola. A mí no me encandiló.


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