Blue Jasmine


Con Woody Allen no hay punto medio, o te gusta y vas siempre a ver sus películas porque te fascina su particular punto de vista del mundo y de las relaciones humanas o lo evitas como a la peste porque te saca de quicio. Por suerte yo estoy en el primer grupo y aunque de cuando en cuando ha tenido alguna película más bien floja, sigo acudiendo fielmente a la cita anual y cruzando los dedos para que el hombre no se retire y siga haciendo cine hasta el último día de su vida. Su última pelicula se titula Blue Jasmine y se estrenará en España a mediados de noviembre con el mismo título.

Una julay desbaratada se muda a San Francisco para vivir con su hermana y allí seguirá viniéndose abajo con todas sus neuras

Una beba ricachona de Nueva York se ha de mudar a San Francisco a vivir con su hermana pobre después de que se le desmorona la fortuna con la crisis y su marido se suicida o algo parecido. Al moverse entre los pobres se desquiciará y vivirá entre el mundo real y sus recuerdos de hembra adinerada de clase alta. Además, su relación inexistente con su hermana sufrirá un montón porque hay que reconocer que la loca es una pedante y la otra más ordinaria que la Princesa del Pueblo.

Woody Allen nos regala una comedia dramática en la que toca reirse de las desgracias ajenas y sobre todo de las de Cate Blanchett que está que se sale como esa mujer arruinada que no consigue adaptarse a la vida de los pobres y que delira de rato en rato mientras toma pastillas y nos regala los típicos diálogos esperpénticos de este director. Su marido y el hombre que la llevó a esta situación es un fabuloso Alec Baldwin que se deja querer por la cámara y que hace de truhán y de señor mientras se la pega a su mujer con todas las que puede y la mira a los ojos y le dice lo mucho que la quiere y la adora. Entre ellos dos, la historia ya es buenísima pero es que cuando añadimos a la mezcla a Sally Hawkins como la hermana pobre y verdulera a la que le toca el gordo de la arruinada viniendo a su casa, tenemos escena tras escena de puro cachondeo.

Woody Allen está tan agudo como siempre y nos vuelve a demostrar que no hace falta un presupuesto de escándalo y efectos especiales a porrillo para bordar una historia. Esta es su mejor película en años y todos cruzamos los dedos para que le siga la racha. San Francisco luce preciosa en la historia y te dan ganas de ir a ver la ciudad.

No es cine para los miembros del Clan de los Orcos pero para el resto de los mortales, si te gusta el cine, si adoras las comedias y puedes paladear una buena historia, bien dirigida e interpretada por profesionales, con esta te lo pasarás pipa. Por descontado que es obligatoria para todos los sub-intelectuales de GafaPasta.


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