Bright Star


La semana pasada uno de mis amigos quería hacer una sesión doble de cine en Amsterdam y me dejó elegir a mí la primera película, un error que no es probable que vuelva a repetir en el futuro. Como yo desde siempre me he creído un intelectual ya que se dice y se rumorea que una vez leí un libro y puesto que escribo con regularidad diaria anotaciones con más de seis mil caracteres, lo cual equivale a más de cuarenta mensajes de esos que los subhumanos ponen en la red social para mongolos que está tan de moda, por eso y porque me atrajo el cartel elegí la película Bright Star, un drama romántico dirigido por Jane Campion, la cual, si tenéis buena memoria es famosa por la película El piano. Mi amigo no estaba muy convencido pero se dejó llevar y antes de entrar ya me advirtió que me odiaría por lo menos tres cuartos de hora si la película era mala. En España esta historia no tiene ni título ni fecha de estreno y a menos que la nominen a algún Oscar importante para la próxima edición es más que probable que llegue directamente a televisión o a DVD.

Una julay más caliente que los fogones del infierno se la quiere comer hasta los huevos a un pollaboba que se gana la vida a base de mariconadas

Una aprendiz de modista tiene de vecinos a dos muertos de hambre que dicen ser poetas. Ella ni siquiera sabe apreciar el arte de los colegas y los considera bastante mediocres pero por cosas de la vida se acaba enamorando de uno de ellos, el famoso (ahora) John Keats. Es una relación poco menos que imposible ya que él es un muerto de hambre pero la cosa cambia cuando el hombre enferma y sus amigos para tratar de curarlo lo mandan a Italia a pasar el invierno y se tendrá que separar de ella.

Historia de época, con dosis masivas de drama, basada en un hecho real y con un personaje conocido, la cosa tenía todos los ingredientes para ser un clásico y la directora consiguió lo imposible y la jodió completamente. En donde hubo una relación de amor brutalmente intensa y que devora a ambos contendientes tenemos una aburrida serie de encuentros entre dos jóvenes que no parecen tener chispa alguna entre ellos y que con sus silencios y sus miradas de simplones logran enervar al espectador. El principal problema comenzó cuando centran la historia en la chica y no en el poeta. Ella es sosa y simplona y en algunos momentos llegas a desear que la atropelle una carreta o la pille un orco en el bosque y la reviente a polvos a ver si le inyecta algo de ilusión y fantasía. Los amigos del poeta y la madre de la chica tampoco ayudan demasiado ya que el guión los mutila y convierte en personajes intelectualmente minusválidos que se mueven por la pantalla tratando de decir alguna frase interesante aunque no pueden porque el guión les privó de las mismas. Para redondear el desastre en la película hay una falta de música que resulta lacerante, duelen los oídos con tanto silencio.

Hay momentos a destajo en los que por tu simplificado cerebro cruza un mensaje parpadeando que dice en letras grandes Y A MÍ QUE CO?O ME IMPORTA ESTO y en otros ni siquiera te das cuenta porque te echas pequeñas cabezadas de las que cuando despiertas descubres con horror que la historia sigue sin avanzar y no se ha producido un milagro que despierte al equipo que estaba haciendo la película. Nos sobraron momentos en los que nos cuchicheábamos al oído pero por Dios, cuando se la va a hincar y nos faltaron momentos que atraparan nuestro interés. Terminamos el drama riéndonos de lo aburrida que era y observando las caras de estupor de los que al parecer disfrutaron con una película que hace agua desde el comienzo y que termina tocada y hundida al final.

A menos que quieras sufrir conscientemente de puro aburrimiento o que hayas planeado una venganza y te lleves contigo a la víctima para castigarla en el cine, yo que tú esperaría a que la den una tarde de sábado por la tele y me tapaba bien en el sofá porque la siesta que te darás será memorable.

03/10


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