Buscando el tajinaste azul


Como en ocasiones anteriores en que he pasado por Gran Canaria he quedado con uno+cero y Luis para hacer fotos. En diciembre, cuando fuimos a La Palma (y ese debe ser otro viaje del que no he hablado) Luis comentó que en marzo es la época perfecta para hacer una pequeña caminata y ver el Tajinaste azul, una especie endémica de las Islas Canarias y que tiene tan hermoso nombre gracias a los antiguos pobladores de las islas. Aprovechando mi visita organizamos una pequeña escapada el día después de la nevada que cubrió el centro de la isla con un manto blanco y nos hizo temer por las flores, ya que estas bajas temperaturas las pueden quemar.

Ajustamos nuestras agendas, una maniobra siempre complicada y que requiere múltiples intercambios de correos y finalmente ayer por la tarde fuimos al lugar. Yo pasé la mañana en la playa, dorándome como cualquier lagarto para recargar al completo mis baterías. Alrededor de las cuatro me recogían los previamente aludidos y subimos por esas sinuosas carreteras que como radios de una bicicleta conectan los diferentes municipios costeros con el centro de la isla en Gran Canaria. Nuestro destino creo que fue Tenteniguada, un remoto lugar del municipio de Valsequillo en el que moran poco más de setecientas personas. Después de meternos por carreteras escabrosas que posiblemente en su momento eran caminos de cabra y que ahora han sido ensanchados mínimamente para que pase un coche, llegamos al punto de partida y comenzamos la ascensión.

Tajinaste azul

La vista de la ciudad de Las Palmas y de Gran parte del norte de Gran Canaria que hay desde allí es increíble y de no ser por las nubes y particularmente una muy insidiosa que se apalancó para joder las fotos, habríamos sacado unas postales de la isla increíbles. Al poco de comenzar a ascender por el sendero nos tropezamos con el primer tajinaste y a partir de ese momento no pararon de cruzarse en nuestro camino, mayormente azules aunque también los vimos blancos y ligeramente rozados. Paramos con mucha frecuencia para hacer fotos y para hablar. Sobre nosotros, una enorme y amenazadora nube que estaba siendo aplastada por el viento contra los riscos y que quería y deseaba soltar su carga de agua en cualquier momento.

Tajinaste azul

Cuando nos cansamos, retrocedimos por el mismo camino hacia el coche con tan buena suerte que empezó a chispar en los últimos cien metros. Después, nos perdimos entre veredas y carreteras estrechas pero que al ir cuesta abajo nos hacían intuir que eran el camino correcto y un rato más tarde nos tomábamos unos refrescos en el bar de los Alisios, en la Garita, un sitio en el que antes se comía muy bien pero que ahora es más bien mediocre.

Estando de vacaciones y teniendo a mi disposición nada más que el iPad, he tenido que importar algunas fotos desde la cámara, tratarlas un poco sin saber a ciencia cierta cual será el resultado, subirlas a mi cuenta en flickr y enlazarlas en esta anotación, la cual es más que probable que esté llena de gazapos que ya iré arreglando.

La versión de esta historia contada por uno+cero la podéis leer en de tajinastes azules.

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3 respuestas a “Buscando el tajinaste azul”

  1. Por un momento pensé que estaba sufriendo un dejavú, también fui hace poco a «intentar» hacer el camino y debido a mi lamentable estado físico subi y bajé por el mismo camino, pero el paisaje es precioso y vale la pena aunque sea recorrer unos metros.

    Saludos!

  2. Me encanta el sitio. Otro sitio más al que tengo que ir, que no conozco Gran Canaria. Las flores son una preciosidad, no las conocía.