Callejeando por Londres


El relato comenzó en Yendo a Londres de fin de semana

Para ser un ser casi inHumano tan poco social que ni tengo ni quiero CaraCuloLibro, me las apaño muy bien para suministrar información sobre mi vida que ignoran todos aquellos que al parecer me quieren tener en sus estúpidas redes pero que no se molestan en leer el diario público de mi vida. Hoy, de nuevo, vuelvo a demostrarles lo equivocados que están y lo hacemos con el relato del segundo día en Londres, el sábado.

Todo comenzó al despertarme sobre las ocho de la mañana, hora local. Mi amigo el Rubio sobaba que no veas y por la ventana entraba la música tecno-chimpún de algún pastillero que seguía de juerga hasta esa hora. Bajamos a desayunar, con comida suficiente aunque no muy variada pero oye, habitación y baño limpio y en un buen lugar es más importante que tener cincuenta y cuatro opciones para comer. Dado que somos seres tecnológicamente superiores, mi amigo el Rubio usó su aplicación Maps 3D la cual podéis comprar por algo más de dos leuros si pertenecéis al grupo de los Elegidos y tenéis un dispositivo mágico y maravilloso. Si pertenecéis al clan de los rácanos, los pobres y los delincuentes habituales, que sepáis que no está disponible para vuestros AndroiToToroTas. La que yo uso es el MotionX GPS que hoy por hoy vale más barato. A continuación tenéis el mapa para que lo uséis de referencia, para estudiarlo y para que hagáis con el lo que queráis.


View Londres 22-24/junio in a larger map

Mi amigo se encargaba de registrar nuestra ruta (y después alguno se maravilla de cómo puedo describir todo lo que veo y bla, bla, bla). Comenzamos viajando en metro hasta la estación de London Bridge ya que queríamos ir al mercado Borough el cual sabemos todos que es el más antiguo de la ciudad y se remonta al siglo XIII (equis-palito al cubo) y que se ha convertido en un paraíso para los gourmets, ya que se pueden comprar todo tipo de manjares a precios bastante asequibles y es una opción perfecta para parar y almorzar. Después de una vuelta por el lugar cruzamos el famoso y poco agraciado Puente de Londres. Callejeamos con la idea de llegar al DILDO de Londres
, el edificio ese que diseñó el mismo tío que hizo el de Barcelona y que por casualidades de la vida, empala hasta los pelos de las joyas a una española llamada Elena AnChoas o algo parecido. Con la obsesión que tiene el marido con esos objetos, la pobre debe vivir aterrorizada. Mientras un grupo de turistas se iban hasta Móstoles para hacerse fotos con el dildo a sus espaldas, yo usaba el gran angular y las hacía desde allí mismo. Seguimos paseando por la zona, la cual estaba más bien desierta ya que parece ser la parte financiera de la ciudad y no abren en sábado y llegamos hasta The Tower of London aunque por falta de tiempo pasamos de entrar a ver las joyas de la señora que no ha sido elegida democráticamente pero que es la Cabeza del Estado ya que al parecer tiene sangre de otro color. Tampoco es que tuviéramos mucho interés ya que lo que realmente queríamos ver era The Tower Bridge, el puente más famoso de la ciudad y una auténtica preciosidad. Este icono de la ciudad se construyó a finales del siglo diecinueve y hoy en día sigue siendo tan espectacular como en aquella época. Creo que tengo por lo menos cien fotos del puente, me entró un frenesí incontrolable y cuando no era yo, era el Rubio el que las hacía, ya que es una de las pocas personas en las que confío lo suficiente para dejarle mi cámara. Después regresamos hacia el mercado Borough siguiendo el paseo a la vera del río Támesis. El paseo te lleva junto al espectacular edificio City Hall que es como un mini-Dildo y que está diseñado por el mismo autor de los otros dos dildos. Aunque pueda parecer que acabamos de empezar, para cuando llegamos al mercado ya teníamos hambres y deambulamos eligiendo lo que queríamos almorzar. En ese momento el día estaba soleado y nos sentamos en los jardines de la catedral de Southwark a comer las viandas y disfrutar del lugar.

Tras el descanso, seguimos por el Bankside paseando y disfrutando de la ciudad y como nosotros, miles de personas caminaban y salían a hacer la fotosíntesis bajo un sol no muy fuerte pero que calentaba hasta los veinte grados o así. Vimos el puente del Milenio, el cual me recordó al que hay en Dublín y seguimos andando hasta los jardines del Jubileo y el London Eye, la noria pija esa que han hecho y que es la más alta de Europa (si admitimos que Londres forma parte del continente europeo). Como las cabinas son acristaladas, mi interés en subir al mismo era muy limitado y las colas similares a las de la oficina del paro de cualquier ciudad del Reino del MataElefantes, así que pasamos y le dejé la cámara al Rubio para que ilustrara el evento mientras yo tarareaba la música de Misión Imposible sin que se sepa muy bien por qué y un niño le decía a su madre que yo conocía la canción y estaba orgullosísimo porque la identificó correctamente.

Cruzamos por el puente de Westminster al otro lado del Támesis y le hice mil y una fotos al palacio de Westminster, nombre que no os dirá nada pero que si menciono que allí están las cámaras de diputados y lores seguro que os viene a la memoria visual. El edificio ha salido en mil y una películas y ha sido declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sin lugar a dudas, uno de los edificios más bellos que he visto en mi vida. En uno de sus lados tiene el Big Ben, un reloj que reconocen hasta los ciegos de nacimiento. Tratamos de parar a tomar un cafelito en casa del Primer ministro pero lo tienen enjaulado porque dicen que muerde y puede transmitir la rabia y nos quedamos con las ganas, aunque la idea es buena y quizás deberían hacer lo mismo con los políticos en otros países.

Nuestra idea original era recorrer el St. James Park (parque de San Santiago) pero una parte del mismo estaba bloqueada y parecían afanarse en poner cientos de cámaras y tuvimos que seguir por la vera del mismo hasta que nos dejaron entrar. Llegamos al palacio de Buckingham donde vive una vieja señora y además de hacerle fotos, disfrutamos con unos ecologistas que se habían colgado de las verjas del edificio y a los que la policía estaba preparándose para darles candela y quitarlos de allí. El paseo siguió hacia Hyde Park, otro lugar que reconocemos de verlo desde siempre por la tele y en el que nos pilló un ligero chubasco ya que las mareas meteorológicas comenzaban a cambiar. Después del parque ya llegamos a nuestro hotel, ubicado muy cerca del mismo y concluyo el tramo que se puede ver en el mapa anterior. El Rubio se quejaba porque sus zapatos le molestaban y tras una pequeña búsqueda en la red, encontramos un lugar con tiendas y nos fuimos hacia la calle Oxford y en la misma compró unos zapatos de cierta marca que no nombraré porque aquí no pagan. Seguíamos en modo las-muñecas-de-famosa-vamos-juntas-al-portal y callejeamos hasta el pub O’Neill’s, el cual está marcado en el mapa anterior. Allí subimos a la tercera planta, nos agarramos a una mesa delante de una de las pantallas y cenamos preparándonos para el fúrbol ya que ese día era la eliminatoria de España con los gabachos (de mierda). El lugar se llenó hasta la bandera y nosotros en asientos VIP tomando nuestras pintas y viendo el fútbol con cientos de personas de las que una apabullante mayoría iba por España y un puñado de desgraciados animaba a los franceses.

Tras acabar el partido y en medio de las celebraciones salimos a la calle, dimos una ronda por el lugar y tomamos el metro para ir hasta Lancaster Gate, mi parada favorita ya que estaba cerca del hotel y tiene un pub fabuloso al lado llamado The Swan, un lugar en el que durante cienes y cienes de años se ha servido alcohol. Terminamos de templarnos allí, con música en vivo y muy animado y cuando nos echaron nos mudamos a otro un poco más abajo en la misma calle para la última. Visto que los pubs estaban cerrando, decidimos dar la jornada por acabada y regresamos al hotel para dormir. Según mi amigo el Rubio, ese día pateamos unos veinte kilómetros de Londres.

El relato continúa en El último día en Londres


3 respuestas a “Callejeando por Londres”

  1. ¿Pateasteis 20km de Londres andando?
    ¡Joder que paliza!
    Yo tengo una muy mala experiencia de los hoteles mierdosos de Londres, por dos veces…
    Salud

  2. Genín, 20 km no es mucho si estás haciendo turismo. En Vietnam creo que tuve días con cantidades similares o superiores. Yo soy como las muñecas de Famosa, a mí me sueltas en un sitio y me pongo a dar vueltas buscando el puto portal.

  3. Quita, quita, ya se lo que es…¡Una paliza! jajaja
    Seguro que dormisteis de un tirón…
    Pero que no lo critico, que yo también lo he hecho, pero en tiempos, ya los años se notan…
    Salud