Callejeando un poco por Málaga


Ya que después de más de quince años visitando Málaga por fin he hecho algo de turismo por la ciudad no quiero dejar pasar la oportunidad y tener un pequeño relato sobre ese paseo. La visita comenzó en el centro comercial que está a los pies de la pista del aeropuerto de Málaga. No es una exageración, los aviones pasan tan cerca que además de escuchar el estruendo es que puedes ver el color con el que se han pintado las uñas los azafatos julandrosos. El lugar servía como punto de encuentro ya que allí habíamos quedado con la hermana de mi amigo Sergio, la cual podemos afirmar que es la única de esa familia que lee ésta la mejor bitácora sin premios en castellano. Una vez nos encontramos en un evento sin glamour ya que casualmente la hija de mi amigo quería comer algo y nos acercamos a un restaurante de comida basura pero rápida americano y casualmente ellos habían acudido a hacer lo mismo y nos tropezamos en la puerta, nos acercamos a la parada del tren que conecta la ciudad de Málaga con el aeropuerto y con otros lugares de la costa. A ese tren le incrementan la frecuencia un poquito más y sería perfecto. Nos bajamos en la última parada, en pleno centro de Málaga. Callejeamos por la ciudad mientras me inundaban a datos sobre la misma y tras un rato llegamos a la plaza de la Constitución. Desde allí seguimos entre calles y callejones y paramos en el Orellana para tapear un poco, algo que concretaremos en boquerones fritos, huevas fritas, creo que alguien pidió y comió sangre pero que nadie se preocupe que yo no comí y desde allí seguimos entre calles y recovecos hasta el Mesón Astur en el que ya os podréis imaginar de qué nos pusimos ciegos. Alguno tomó sidra y yo opté por cerveza. Salimos del mesón con la barriga como un tamborín, inflada y a punto de reventar como grano de virgen y seguimos por el centro histórico hasta parar en la terraza del Pimpi, bar que es una institución en la ciudad y que hasta aparece en la wikipedia. El edificio ha sido además de bar caballerizas de un palacio, convento, sala de fiestas y vete tú a saber que más. Me apuesto las uñas negras de los pies a que en la época en que era convento no pasaba una noche sin que alguien echara un kiki en el lugar, que ya sabemos todos lo sacrificada que es la vida contemplativa. A este bar vienen muchos famosos y tienen las paredes llenas con fotos de los mismos, que no sé si los atrae el hecho de acabar en una de las paredes o que quizás no les cobran y a nadie le disgusta algo gratis. Mientras estábamos allí la hija de mi amigo Sergio identificó a una de las protagonistas de la serie Aída aunque no sé qué personaje es porque no la sigo, pero definitivamente no es la que le da nombre a la serie. Básicamente estábamos junto a las ruinas del Teatro Romano y aprovechamos para visitarlo y seguir con la Alcazaba, esa soberbia fortaleza y palacio que domina la ciudad y a la que se puede acceder desde allí. Tienen precio reducido para los malagueños y técnicamente mis amigos no lo son ya que viven en otro municipio de la provincia pero al guardián se la traía al fresco y nos permitió comprar los billetes de residentes con lo que me gasté la friolera cantidad de tres leuros para conseguir cinco entradas.

Me da hasta vergüenza comentar algo de esa construcción ya que aquí todos sois expertos pero bueno, decir como de pasada que se construyó y modificó entre los siglos X (equis) y XV (equis-uve) en los que los terroristas musulmanes dominaban la ciudad. Después de la Reconquista se usó como recinto militar, se abandonó y finalmente se recuperó como monumento histórico artístico y gracias a la restauración ahora luce preciosa. La subida es preciosa y se disfruta con las vistas de la ciudad. Estuvimos bastante tiempo ya que nos lo tomamos con calma y al regresar a la ciudad pasamos por el museo de la Thyssen, del cual puedo decir que es un edificio precioso con un patio maravilloso y llegamos a la plaza en la que está la casa en la que nació Picasso (o Picachu para los colegas) y en donde también hay un museo dedicado a este hombre, del cual debo haber visto un montón de obras de las que hay repartidas por todo el mundo y que habitualmente me dejan indiferente por culpa de mi obvia y latente incultura. También pasamos junto al teatro Cervantes y junto a una iglesia escondida entre las calles del centro de la que no me acuerdo del nombre. Nuestra ruta terminó en la Plaza de la Constitución y desde allí seguimos por la calle Marqués de Larios en la que nos encontramos con las mismas cadenas de ropa que venden en el resto de ciudades del mundo ya que ahora lo que se usa es que todos vistamos uniformados y hay muy poco en donde elegir. La hija de mi amigo iba a acudir a un cumpleaños que acabó como el Rosario de la Aurora (aunque esa historia no la voy a contar) y se quería comprar algo de ropa y tuvimos varias paradas hasta que la chiquilla por fin se decidió. Desde allí regresamos hacia la estación de tren y realizamos el trayecto inverso hasta el centro comercial en el que dejamos el coche.

Sin ser una batida exhaustiva de la ciudad sí que me sirvió para hacerme una idea sobre Málaga y ver algunas cosillas, algo que si tenemos en cuenta que desde el año 1996 he estado yendo todos los años y jamás había hecho es poco menos que histórico. Ahora solo hace falta que en alguna visita me lleven a ver la masificación urbanística de Marbella y ya lo habré visto todo por ahí.

El domingo por la mañana nos hicimos un chocolate con churros ya que resultó que mi amigo Sergio tiene en su casa la misma máquina para hacer los susodichos que yo y después nos fuimos a caminar por el paseo marítimo de Benalmádena Costa. Para comer tapeamos hasta encochinarnos en la Taberna de Tita Yoli y por la tarde me alcanzaron al aeropuerto para regresar a los Países Bajos. Como siempre que he ido a Málaga, pasé un fin de semana fantástico y tengo claro que regresaré, ya sea este año o el próximo.

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4 respuestas a “Callejeando un poco por Málaga”

  1. Es curioso, solo he estado una vez en Malaga y tampoco hice turismo, mas que pasear por el centro con mi amiga por la ciudad pero sin ver nada en concreto, al menos que recuerde…
    Es curioso, yo también vi a tres personajes de Aida, pero fue en la playa de Zahara, en Cádiz…
    Salud

  2. Yo tampoco he hecho turismo en Málaga. También he estado solo una vez; llevando, a mi hermana, al aeropuerto de Málaga (desde Granada), y dormí allí una noche. al día siguiente fuimos a la playa, un ratito, y después vuelta a Granada. Así que no conozco nada de Málaga; lo dejo para cuando me codee con el Inserso (si es que existe cuando me toque).

  3. ¡Ah!…Se me ha olvidado preguntarte: ¿Cómo haces para acordarte del nombre de todas las calles por las que pasas?… ¿Las vas anotando, a medida que las transitas?… ¿Lo grabas en una grabadora, in situ?… ¿Lo recuerdas a posteriori, mirando un mapa?… Yo lo intenté, una vez (en Florencia), con una grabadora, y acabé desquiciada.

  4. En Málaga fue fácil porque no andamos demasiado y me limité a mirarlo en un mapa, además de haber hecho fotos con el teléfono de los menús de los sitios en los que tapeamos. En otros lugares, si lo planifico, tengo todos los lugares que quiero visitar marcados en mi CityMaps2Go y me limito a ir de uno a otro y sé lo que vi. O eso, o me creo una lista de los sitios por los que voy pasando en mi Wunderlist, algo que por ejemplo he empleado en Budapest. No grabo la ruta, es un derroche de batería de teléfono.