Cervezas y cine en Nijmegen


Una de las satisfacciones de tener una bitácora es que conoces gente. Al menos en mi caso. Otros las manejan en secreto y cuentan sus cositas para desconocidos que no saben quienes son, creando falsas relaciones con lectores y comentaristas que posiblemente no lleguen a nada. Yo siempre he procurado todo lo contrario, acabo conociendo a la gente que lee estas líneas y de alguna manera establezco un enlace de comunicación que permanece en el tiempo y supera las limitaciones del plano cibernético.

Toda esta introducción es para decir que el otro día estuve en Nijmegen pasando un agradable rato con Dani, el autor de un español en Holanda. Dani llegó a este universo distorsionado el 24 de Septiembre del año pasado con un comentario sobre los idolatrados Keane. Le costó hacer su segundo comentario pero una vez agarró el tranquillo se volvió uno de los habituales y ha terminado incluso por comenzar su propia bitácora, algo que yo celebro porque aún somos pocos en este lado de la balanza. Dani es también una de las dos personas que me ha regalado algo de mi lista de regalos deseados, siendo el otro benefactor un amigo de siempre que vino a visitarme en Septiembre. Su regalo fue un libro que añadí en mi lista sobre el Mac OS X el cual podéis ver en la foto.

Mac OS X Tiger

Nuestro encuentro fue en la estación de tren de Nijmegen. Una de mis manías es recordar en donde conocí a la gente por primera vez, no sé si será importante para ellos pero para mí saber cual fue el comienzo de la relación a un nivel físico es algo que valoro y estimo enormemente. así que allí nos encontramos, nos dimos la mano y en ese mismo instante supe que tendré que hacer un hueco en el círculo de confianza y meterlo dentro. Puede que sea un terrorista buscado, que tenga un pasado terrible que llenaría páginas de una novela de terror o que por las noches vea gente muerta y hable con espíritus zarrapastrosos. Puede que sea algo totalmente distinto y aún más terrorífico. No me importa. Elijo a la gente que eventualmente pasan a denominarse mis amigos siguiendo unos instintos que me fallan en multitud de ocasiones o quizás en ninguna, puesto que las amistades como todo en esta vida han de culminar su ciclo y acabar en un odio profundo, sincero y verdadero.

Después de conocernos nos dimos un paseo por la ciudad de Nijmegen, la cual conocí a través de sus ojos y terminamos en un café discutiendo los grandes misterios de la vida, que son siempre los mismos. Más tardes fuimos juntos al cine, algo que de nuevo he de decir que solo hago con la gente que me hace sentir cómodo. El cine es una experiencia mágica y hay que compartirla con aquellos que aprecias. Entrar en la sala, que se apaguen las luces y sumergirte en una historia contada por otra persona para despertar emociones en uno es algo que no se puede pagar con dinero.

Tras el cine y un último café nos despedimos en la estación de tren y continuamos nuestros caminos en este helado mundo holandés. Seguro que repetiremos los encuentros, quizás en Utrecht, quizás en Eindhoven, en Nijmegen o en cualquier otra ciudad de este lado del universo que nos convenga.

, ,

4 respuestas a “Cervezas y cine en Nijmegen”

  1. No sabes la ilusion que me ha hecho que me dediques un post, sobre todo teniendo en cuenta que esta es mi bitacora mas leida y favorita.
    Yo por mi parte, tambien espero y presiento que esta amistad ira a mas.

    Un saludo de amigo.

  2. Seguro que sí. Y gracias por el libro. A ver si cunde el ejemplo entre los que pasan por aquí que hay muchos guardando billetes de cien euros en los colchones.

  3. Honrado tambien de aparecer en tu bitacora, aunque «solo» sea un amigo de siempre. Ya me puedo morir tranquilo ya que he alcanzado la inmortalidad anonima de la red.

  4. M, cuando compre el mueble para los libros y los saque de las cajas en las que están puedo prometer y prometo que les hago fotos y también las pongo aquí para ver si se animan los otros