Chez Nous


La semana pasada iba al cine con mi amigo el Rubio y su Primera Esposa y cuando estábamos en el vestíbulo del mismo veíamos el cartel de una película holandesa de travelos y ella me preguntaba si ya la había ido a ver. Yo le decía que no estaba en mis planes porque el trailer no me motivaba y porque parecía una especie de versión local de Priscilla, Reina del Desierto y ella insistía porque alguna gente le había dicho que es muy buena. Como total, tengo el pase de cine ilimitado, fui a verla uno de los días del fin de semana y así hoy hablaré de Chez Nous, película cuya única probabilidad de llegar a un cine fuera de Holanda es a través del circuito de festivales de cine homosexuales y lésbicos.

Un travelo julay planea un robo de joyas para salvar su curro

Un chamo afectado de travelismo y al que le mola ponerse trajes de diva trasnochada para cantar en plan karaoke descubre quien es su padre y al mismo tiempo se le muere el que lo había criado. Todo eso mientras se entera que el negocio familiar, un bar con actuaciones hiper-super-mega-gay está al borde de la quiebra y le queda luna y media. Para salvarlo, organizará con unos amigos el robo de una joya expuesta en Amsterdam y pretenderán ejecutar el crímen el día de la cabalgata en barcos por la ciudad de todos los gays, o eso que conocemos como el Gay Parade.

Esta es una especie de comedia ligera con toques sobre la homosexualidad y tal y tal, con personajes que parecen clichés y con historias que se mueven por zonas conocidas y sin arriesgar demasiado. Tenemos el hijo que conoce a su padre, el mariquita desarretado, el otro atrapado en el armario y el que se ha salido pero no hace mucho ruido por si acaso. Tambien tenemos al chamo al que le gustan las almejas pero que se lo pasa bien entre los julandrones y que de repente despierta dudas en su mujer, que lo ve demasaido encariñado de los julays que igual le quieren robar el macho. La historia tropieza en todos los tópicos del universo y en alguno más y aún así, es ligera y uno de esos productos que olvidas al poco tiempo de salir. Para mí lo más molesto fueron los números musicales, porque el puto protagonista se agarraba al micrófono como si fuera el rabo más sagrado del universo y nos tortura con un montón de canciones.

La escena cumbre, con el robo del collar mientras transcurre la cabalgata del orgullo gay en Amsterdam es lo mejor, con momentos hilarantes estropeados por otros que sobran totalmente y se podían haber eliminado sin afectar a la historia. El final feliz en el que todos comen perdices o rabo de chamo quedó descolgado de la historia y seguramente se lo podrían haber ahorrado, aunque imagino que lo dejaron porque les sirvió para endiñarnos otro número musical.

Aunque suene demasiado negativo, la película tiene un pase, eso sí, si no eres un miembro del Clan de los Orcos. Es cine insubstancial y que bascula sobre el tema de la homosexualidad, con toques cómicos y algo de drama.


Una respuesta a “Chez Nous”