Chicos buenos – Good Boys


Mira que me he pasado cienes y cienes de horas en cines que siempre comenzaban con el trailer de la película que voy a comentar y yo cruzaba los ñoños de los pies para que no se chafe, que lo de las comedias es un género en peligro de extinción y más ahora con el buenismo, que ya hasta tirarse un peo parece que ofende a las mariposas o a los mosquitos y no se puede ni decir ni hacer nada en esta mierda de mundo que hay que reformar y lo primerito de todo es exterminar a los buenistas o en su lugar, mandarlos a África en las pateras esas que nos llegan desde allí. La película se titula Good Boys y creo que se estrenó la semana pasada en España con el título de Chicos buenos.

Unos julays montan un pitote que no veas por no saber buscar pornografía por las internetes correctamente.

Tres chamos que están en algo que en gringolandia se llama sexto curso, quieren entrar en el círculo de los chulos de la clase y cuando los invitan a una fiesta que da un pollardón en la que habrá besos, montan un pitote porque no saben besar y para descubrirlo pierden el dron del padre de uno de ellos, emputan a dos bebas y en su aventura para recuperar el dron desperdigarán por el villorrio un montón de juguetes sexuales de los padres de uno de ellos antes de descubrir que en realidad ni son amigos ni nada de nada o algo así.

Este es uno de esos raros ejemplos de película que fui a ver, salí del cine como que no me había gustado mucho y decidí verla una segunda vez y ahí fue cuando conectó todo y me reí en un montón de escenas, me lo pasé bien y la disfruté. La verdad que no se lo que pasó la primera vez que la vi pero supongo que estaba cansado o algo así. Por suerte reparé el error. La película tiene momentos épicos, sobre todo con los juguetes sexuales que los chiquillos dicen no saber qué son. También tiene escenas que parecen estar allí para meter minutos porque dura escasamente ochenta y nueve. En sus momentos cómicos, es fabulosa pero cuando se desvían y dejan pasar el drama, la película se desinfla a marchas forzadas porque los chiquillos no pueden o no quieren o no saben actuar en plan dramático. La forma en la que resolvieron la aventura pienso que no fue la más elegante y definitivamente hay como una especie de epílogo en el que vemos a los chiquillos un tiempo más tarde que mejor se lo hubiesen ahorrado porque no sirve para nada y pisotea el buen rollo anterior. Pese a eso, el balance es muy positivo.

Imagino que a muchos de los miembros del Clan de los Orcos les molará y aullarán en las salas viéndola. No creo que consiga espectadores entre los sub-intelectuales con GafaPasta.


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