Chulanga


Una de las constantes en mi vida es la duración de las gafas de sol. Desde hace eones, a mi me duran dos años o al menos ese es el tiempo que tardo en romperlas o que se rayen los cristales. Todavía recuerdo el tremendo disgusto que me llevé con mis Raivan modelo chuloputa, las mismitas que usaban en la película Top Gun y que pasado el plazo, se quedaron con unos cristales inservibles. Aquellas me costaron una pasta gansa, eran de las auténticas, no imitaciones. Después de mi segunda experiencia traumática, opté por emigrar a marcas y modelos más baratos y pasar del nombre. Cuando comencé a ir a Asia, en esa época me hacía con las gafas en el dekatlon, la tienda esa que vende de todo de su propia marca a buen precio. Creo que pagué veinticinco leuros por unas gafas del quince que además tenían cristales polarizados, que es la magia esa que te permite desarrollar rayos equis, y-griega y hasta de los zeta. Cuando las gafas ya tenían auténticas calles en los cristales y había zonas de visión en las que veía como con borrones, las tiré y decidí hacer un estipendio considerable y comprarme unas en China, fastuosas del copón. Al llegarme, flipé con su funda de puro lujo Merilléin, la tarjeta para comprobar que los cristales tienen polarización y la calidad del producto. Esas gafas han estado conmigo en barcas, carros, carretas, guaguas, aviones y en todo tipo de lugares cutres y lo han aguantado todo sin quejarse. Por desgracia, golpes ajenos a mi voluntad, caídas y demás dejaron su marca en los cristales y llegó la hora de cambiar. Volví a ese lugar mágico llamado Ali-esprés y mirando en las más populares vi unas de chulanga que no veas que me molaron. Por Asia siempre he visto a gente con los cristales esos azules del copón que llaman un montón la atención y no quería ser menos que ellos. De nuevo, por diez dólares incluyendo gastos de envío me pedí las gafas y cuando llegaron, la altísima calidad de las anteriores quedó en entredicho. Estas se ven aún mejores, la caja es aún más espectacular y el azul de los cristales es verdaderamente facineroso. Ahora puedo ir por cualquier calle holandesa y conseguir que todos y cada uno de los que se cruzan conmigo crean sin resquicio para duda alguno que soy un delincuente, una persona malvada o de perversa condición. Si estoy esperando el tren, todos guardan la distancia y me dejan entrar o salir el primero y ninguno osa acercarse más de la cuenta. No veo la hora de fardar en las Filipinas con la chiquillada y seguro que hasta veo otra gente con el mismo modelo de gafas. Y como doy por sentado que en dos años como máximo irán a la basura, si se caen, si se rayan o si reciben baldazos de agua salada, no acabaré traumatizado y hasta me las puedo poner, que en mi época de Rai-van había días en los que no llevaba las gafas por no tener donde ponerlas y terminé usándolas únicamente cuando iba en coche.

Chulanga

La foto anterior es también especial por otro motivo. Es una imagen tomada con la cámara frontal de mi nuevo teléfono y creo que está hecha en la primera hora de uso del mismo. Uno de estos días lo mencionaré por aquí, aunque se de una que va a empezar a darme la vara desde ya para que diga el modelo. Funciona con el androitotorota, no es del país de los kabezudos-correanos-de-mielda, es chino y creo que es una de las pocas marcas de ese país que se venden en Europa. El teléfono pesa cuarenta gramos menos que el anterior y todavía estoy aterrorizado pensando que se me caerá en cualquier momento por lo ligero que es.


9 respuestas a “Chulanga”

  1. Si, de joven, en Venezuela, yo también tuve unas Ray-Ban auténticas de chuloputas, se llevaban en su funda en el cinturón y por eso me duraron mucho, no se que pasó con ellas…
    jajaja Esas de ahora de cristales azules son lo mas de lo mas hortera posible…jajaja
    No me extraña que te miren con precaución, y encima, moreno…jajaja 🙂
    Salud

  2. Tengo debilidad por las gafas de sol y siempre Ray-Ban, pues es el cristal con el que mejor veo. No sé si porque me gustan tanto, las cuido mucho y solo unas murieron antes de tiempo en una playa del Cabo de Gata donde se levantó un tremendo viento y toda la arena chocaba en los cristales, asi que teminaron las pobres un poco perjudicadas.
    La mayoría de ellas me las he comprado en Canarias que al menos antes salían mas baratitas y las de cristal azul…., pues se llevan desde hace dos temporadas, pero no me ha dado por ellas, me recuerdan a Paquirrín.

  3. Me declaro culpable de la dependencia de las gafas de sol, verano e invierno vienen en mi bolso. Es más, personalmente me molesta más el sol este joputa entre nubes del invierno que el matachín de verano. Tengo azules, naranjas, marrones, negras, verdes… con monturas de casi todo tipo y tamaño, y con marcas de todo tipo también.
    Con respecto a lo del «sistema operativo de tu teléfono», ni voy a opinar ya. Lo que es el dispositivo parece…. bonito?

  4. tiene dos cámaras de puro lujo merillein por detrás y el dedo se pone por detrás, que a mi lo de la huella delante no me mola nada porque cuando saco el teléfono de la chaqueta o la cartuchera que llevo en el cinto, me mola que ya esté desbloqueado y bien agarrao