Code M


Cuando regresé de Málaga hace cosa de tres semanas, en lugar de volver directamente a mi casa desde Eindhoven, aproveché para ir al estreno de una película juvenil holandesa, ya que seamos francos, yo mientras no dirija Peter Jackson o esté basado en obras del comemielda de Tolkien, voy a verlo todo. Así fue como entré a ver Code M, película que jamás de los jamases se estrenará en España y que de hacerlo, la titularían truscoluña no es nación.

Una julay se emperra en encontrar la espada de D’Artagnan

Cuando al abuelo de una niña lo ingresan en el hospital y acuden unos días a la ciudad holandesa de Maastricht, la chama se pone a investigar para encontrar la espada del famoso D’Artagnan, que todos sabemos que murió en una batalla en las afueras de Maastricht y hasta está enterrado en Holanda. La ayudarán un chamo que le pondría los pezoncillos como piedras de hielo si ya se le hubieran desarrollado y el acarajotado de su hermano. Por supuesto, también habrá un malo.

Esta es como una de aquellas historias del Club de los Cinco que todos leíamos antes de la pubertad, pero en el cine. La película es simple y directa y aspira a poco. El principal problema es de credibilidad. Muchas de las escenas son absurdas, les falta un cierto anclaje con el mundo real, se les va la mano pero que muy mucho. Los tres niños carecen de química entre ellos y muchas veces, los diálogos chirrían y parecen marionetas infantiles que hablan como adultos. La película tiene un número apreciable de flashbacks a la época en la que D’Artagnan todavía echaba el jiñote en la tierra y esas escenas parecen las más interesantes. Para complicarlo todo aún más, la figura del malo prácticamente no existe y cuando por fin da la cara, resulta que es más cobarde que un truscolán. También hay cosas buenas, pero en general, es un producto más bien soso.

Esto no se estrenará ni se doblará así que no hay que preocuparse porque el Clan de los Orcos está a salvo. Tampoco es carne de sub-intelectuales de GafaPasta.


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