Conjunción máxima


Este martes se producía en la misma ciudad en la que se firmó el Tratado de Utrecht y que casualmente es la ciudad de Utrecht un evento histórico de consecuencias inconmensurables. Todo surgió por una casualidad de la vida, tanto como que el Turco trabaja en el país en el que nació (no nos olvidemos que al igual que el autor de la mejor bitácora sin premios en castellano, el adoptó la nacionalidad neerlandesa) para una empresa holandesa y por eso, de cuando en cuando regresa a este pequeño gran país. Como sabe que yo lo adoro tanto como él a mí, pilló un billete para regresar al día siguiente y así podíamos cenar juntos y bobiar un rato. Según se fijaron las fechas, hace ya cosa de un mes y medio, contacté con el Rubio y le dije que reservara la fecha en su agenda para este encuentro histórico que ya ha sucedido en otras ocasiones. Como el Rubio ha demostrado sobradamente que tiene unos güevos como sandías, de tapadillo y de zorrudo me aseguré que la Primera Esposa lo tuviera en cuenta y así cuando esta semana llegó la hora, todos teníamos nuestras agendas bloqueadas.

El martes al salir del trabajo me encontré con el Turco y fuimos a mi casa para que se cambiara de ropa y tomarnos unas IJsbok, la reina de las Bokbier, las cervezas de otoño. Después pedaleamos al centro y allí nos encontrábamos con el Rubio para cenar juntos en el Oudaen. Nos hincamos un calderazo de mejillones enormes, casi tres kilos en total, acompañados con papas fritas y regado con la fabulosa y excelente Ouwe Daen, producida en el sótano de ese mismo castillo. Al acabar la cena nos mudamos al Café Olivier, el templo de las cervezas, una antigua iglesia que los presuntos tocadores de niños tuvieron que vender para pagar sus perversiones y que ahora es un templo de verdad, dedicado a las cervezas. Cada uno eligió según sus gustos y allí seguimos hasta bien entrada la noche.

La reunión

La reunión, originally uploaded by sulaco_rm.

Acabamos estropeadísimos y no sé ni como regresamos a casa. La vez anterior que conseguí juntar al Rubio y al Turco en la misma mesa fue en el año 2003, con lo que como no mejore y me vuelva más eficiente, el próximo evento será dentro de una década. Ellos no lo saben pero yo ya estoy trabajando para un encuentro cósmico con ambos el año que viene, un fin de semana en elq ue lo más probable es que acabemos en chirona. La foto que acompaña esta imagen nos la hizo una pava en el Café Olivier y ha sido convenientemente distorsionada.

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8 respuestas a “Conjunción máxima”

  1. Claro, la foto hace juego con el blog y su titulo, todo distorsionado 🙂
    Por lo que dices, la resaca debió de ser del 15 🙂
    Que os quiten lo bailao…
    Salud

  2. Seguro que tienes un imán cerca del monitor que distorsiona la foto porque yo la tengo en colores y clarita, clarita.

  3. sulaco, tú está claro que eres el de la izquierda, que a mucho que te quieras hacer holandés, sigues siendo moreno de las islas… el Rubio a la derecha (por esto de que en Holanda se alimenta uno más a lo grande que en Turquía) y el Turco en el centro??

  4. Bueenooo, el rubio aguanta el tipo, el turco está ahí, en la frontera, pero a ti te veo con la risa floja típica del que ha traspasado el umbral.

    En fin, que sería de la vida sin momentos como ese ¿no?

  5. La risa floja es la oficial de mis fotos. El Turco consiguió cerrar los ojos como siempre y en la siguiente foto el Rubio hizo una mueca de macaco. Por supuesto que momentos como estos son los que justifican la existencia del iPhone.

  6. ¡Qué bueno!… Ninguno tiene la cara típica del país de nacimiento. Ni siquiera tú (aunque te lo creas) jajaja.