Constantine


Uno se pasa meses esperando una película y cuando sale del cine le come la rabia por dentro. Esto es lo que me ha pasado con Constantine, que venía precedida de unos trailers fantásticos que contienen lo mejor de la cinta. Con temática medio religiosa, ángeles y demonios, buenos y malos, tenía todas las cosas que me suelen gustar y debería haberse convertido en una de mis cintas favoritas del año.

La realidad es que está pésimamente rodada, el guión hace más agua que el Titanic después de que se hundió y las actuaciones brillan por su ausencia. Dirige el fiasco este un tal Francis Lawrence que parece ser primerizo en esto del cine y al que espero se le prohíba la entrada en cines por mucho tiempo. El tío no tiene ni idea de lo que es el tempo en una película, de como entretener a lo largo de todo el metraje. Se ha montado una peli de dos horas, aunque con unas buenas tijeras se podría haber sacado una película muy decente de menos de noventa minutos. El resto sobraba. Al frente del reparto y haciendo el papel de siempre, o sea, el de Neo en Matrix, está Keanu Reeves, que definitivamente está empantanado en su famoso Neo y no es capaz de superarlo. Y por Dios, que alguien le contrate un estilista para que le cambien la ropa, que parece que anda obsesionado con el aspecto de los curas católicos, a los que quiere imitar. El chico está envejeciendo muy mal y ya está pidiendo a gritos unos estiramientos faciales y quizás una buena lobotomía que le aligere el cerebro.

Lo acompañaba una tal Rachel Weisz que ejercía del arretranco al que le quiere poner la pierna encima. La pobre no da para mucho, o quizás simplemente es que no puede. A veces intenta poner algo dramático de su parte, pero no le sale. Es lo que tienen los vasos vacíos, que por más que nos empeñemos no tienen líquido. Esta mujer es igual. Ya daba muestras de sus carencias en la momia, en donde hacía de la tonta del bote a la que todo el cine se quería follar. Ahora, con unos años más sobre sus hombros, hace el mismo papel.

Y no pienso seguir porque no merece la pena. Absolutamente recomendada para quien le sobre el dinero y para las fans del Keanu Reeves, que lashay, y que únicamente van al cine por las calenturas y para aprovechar la oscuridad de la sala y tocarse unas pajillas. El resto, a esperar el pase en la tele dentro de cinco años que no os perdéis nada.


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