Cosmopolis


Hace más de dos meses fui un domingo por la mañana a ver una peli al cine que tenía el sello de un director que siempre consigue sorprenderme. De su marginalidad da fe que la estrenaron en la filmoteca, en un multicines con salas pequeñas ya que no esperan multitudes y muchas veces las películas que allí ponen llegan sin promoción alguna y las descubres porque alguien te avisa o mirando en Internet. En este caso, además de un director muy conocido y admirado (por mí) teníamos un actor protagonista que debe ser uno de los más famosos en la actualidad pero que con sus elecciones está confundiendo a la tropa que le sigue. La película se llama Cosmopolis y se estrena en España en octubre con el mismo título

Un julay forrado de guita hace de su carro su keli en Manhattan

Un billonario se mueve por Manhattan en su limusina tuneada para ir a cortarse el pelo. El viaje le toma todo el día porque el Presidente de los Estados Unidos está en la ciudad y se celebra el funeral de un músico famoso y en ese tiempo recibe gente en el coche, habla con ellos, discute cosas, fornica y algunas cosillas más.

Si eres de esos que creen que las basuras basadas en libros de Tolkien son películas, esta película te queda muy lejos y es más que probable que la odies inmediatamente y sientas un ansia imperiosa de salir del cine. Este es cine de autor diseñado y equilibrado para impactar a los espectadores que son capaces de captar la movida y aburrir hasta extremos grotescos al resto. Hacer una película con un hombre que se pasa el tiempo dentro de un coche es bastante arriesgado y solo alguien como David Cronenberg lo podía llevar a buen puerto. Todo el tiempo se nota su firma, su manera de hacer cine, agresiva y sostenida por diálogos que en este caso resultan fascinantes, casi tanto como la acción que sucede en el coche mientras el billonario folla, recibe a su médico para un chequeo, habla con sus empleados o negocia con su mujer las condiciones para reventarla con un buen kiki. Por increíble que parezca, el actor elegido para esta obra centrada total y únicamente en él es Robert Pattinson y el chaval consigue demostrar que puede actuar y poner al menos dos caras adicionales a las que le conocemos de la Saga Crepúsculo. Hay un montón de erotismo, violencia, estúpidez y arrogancia y todo parece mezclarse perfectamente para crear una obra con mucha coherencia y que ahora que estamos en plena crisis, resulta un retrato perfecto de ese uno por ciento que están por encima de todos nosotros y para los que las leyes no existen. Entre los excelentes secundarios que se pasan por el coche para charlar o interactuar con el protagonista, tenemos la fabulosa Juliette Binoche en un papel muy impactante y el siempre eficaz Paul Giamatti.

Absolutamente descartada para los miembros del Clan de los Orcos y una que no deberían dejar pasar los del club de las Gafapasta. Cine con mensaje y que requiere del uso de eso que adornáis y peináis para que la gente os vea guapos.


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