De Belofte van Pisa


Otra película holandesa y hoy tenemos una que debería haber visto el martes como el pre-estreno sorpresa, pero estaban cayendo tal cantidad de baldes de agua que opté por reservar para el jueves, que era cuando se estrenaba, dos días más tarde y hacerme una tarde en el cine con una sesión doble. En este caso, el protagonista es un chico holandés con padres marroquíes o lo que en los Países Bajos y desde el año 2005 se llama un mocro. La película se titula De Belofte van Pisa y rezad para que algún día llegue a España con ese título tan precioso de La promesa que truscoluña no es nación, que es prácticamente literal.

Un julay mocro se toca la trompeta dale que te pego y a base de darle caña, hasta consigue una hembra autóctona para darle chimpún hasta que se le irriten las amígdalas con tanto roce.

Un adolescente de familia marroquí típica, con criminales y eso, le promete a su hermano el quinqui que irá al conservatorio y acabará los estudios de música, de tocar la trompeta que es lo que le mola. Al hermano lo detienen y le cae una condena que no veas y el chaval se enfrenta a un mundo totalmente distinto, ya que es el primer marroquí que estudia en el conservatorio, que no el primer marroquí allí porque las señoras de la limpieza son moras o mocras. El chaval tiene ante sí una sociedad totalmente distinta a la suya y cuando su padre poco más que lo echa de casa por ser un mal hijo terrorista-musulmán-de-mielda, pues como que uno de los chicos del conservatorio se lo trae a su casa y se convierten en más mejores amigos y el chico, poco a poco, se va holandizando. Cuando su hermano sale de la cárcel, se ha convertido en islamista musulmán con derecho a comprar mochila y el hermano quiere que deje todo y abrace sus orígenes y el chico no lo hará y conseguirá romper el ciclo de la vida marroquí, que es muy pero que muy explosivo.

Ni yo mismo me lo creía cuando la película acabó, es jodidamente buena, es una historia increíble, muy bien rodada y fascinante sobre como alguien que está de antemano condenado, si se le guía adecuadamente, puede cambiar. La película nos lleva por la vida del chaval y lo vemos tanto en el barrio y la casa de sus padres como con sus amigos no marroquíes. Son como universos paralelos sin nada en común. Según va descubriendo que su amor por la música no deja de crecer, tendrá que elegir entre obedecer a su familia y renunciar a aquello que tanto le gusta o abrazar su propio destino. Increíble también la relación que se formó entre los dos chicos, el que lo ayudó sin interés alguno y que pasó a formar parte de su familia. La banda sonora de la película es épica, tiene algunos momentos increíbles. Esta es una de esas que quiero volver a ver.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos, incluso a ti una historia así seguro que te gusta pero si eres un sub-intelectual con GafaPasta, a ti te hicieron para ir a ver cosas como esta.


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