De bende van Oss


Cuando llega el otoño a los Países Bajos, en la milenaria ciudad de Utrecht se celebra el Nederlands Film Festival, un festival dedicado única y exclusivamente al cine holandés (producido en el país, con lo que no necesariamente todas las películas son habladas en neerlandés y alguna cae en inglés). Todos los directores de cine de este pequeño terruño algo húmedo presentan sus películas y tras el festival, llega la avalancha de títulos a las pantallas, películas que son más bien como de filmoteca y pensadas para gente que lleva gafasdepasta o eso que se conoce como intelectuales. Yo me infiltro en ese submundo y me pongo unas gafas sin cristal que dan el pego y me voy a los cines marginales para ver alguna de esas películas, en las que siempre sale por lo menos un chocho (mayormente afeitado), ya que si hay una marca de calidad del cine holandés, es la de poner un potorro para que todo el universo sepa que la película se hizo por aquí. De los diferentes trailers que he ido viendo, me llamó la atención uno de una historia que se titula De Bende van Oss y en la que hablaban un holandés rarísimo y que mi amigo el Niño me dijo que no quería ver porque no los entendía, así que una tarde me fui solo al cine a ver esta peli que ni tiene fecha de estreno en España, ni la tendrá a menos que la nominen para algún gran premio.

Una julay que sí que chupa pollas vive en una barriada periférica cerquita del Guaca y de toda su basca y quiere vender la casa y comprarse un chalé en barriada pija

En los años treinta, una chica vive en la ciudad de Oss, un lugar controlado por bandas de criminales y en donde no se acepta la autoridad del gobierno holandés. Su marido está en la cárcel y ella abre un restaurante mientras también hace trabajillos de puta, mayormente pajillas y eso a los vecinos. Durante la ausencia del marido se enamora de un joven ciclista. Cuando el marido vuelve, promete no mezclarse con la gente de la banda pero pronto se cansa de respetar su promesa y vuelve a las andadas mientras ella descubre que está embarazada y él quiere que aborte. A partir de este evento comenzará una guerra soterrada en el pueblo en la que morirán varias personas y cambiará para siempre el lugar.

Aunque el guión es de una historia ficticia, lo de la banda de Oss sí que sucedió y tuvo graves consecuencias, llevando a la dimisión de un ministro en los treinta. El problema venía porque en el norte del país eran protestantes y en el sur católicos y se odiaban a muerte unos a otros. Llevar la historia a través de los ojos de una mujer fue un acierto, la dota de humanidad y suaviza la violencia que hay (y que aparece en buenas cantidades). El guión absorbe a los espectadores y la trama se va desarrollando muy bien, con unos actores muy buenos entre los que destaca Sylvia Hoeks, actriz que seguramente no habéis visto anteriormente. Tenemos las escenas de sexo de rigor, mucho drama y un final de vértigo en el que toda la acción se va acelerando, se va condensando y te pone al borde de la butaca.

Una lástima que la película no salga de las fronteras de los Países Bajos. Comentar que estaba subtitulada porque el acento de la gente de la zona de Oss es tan profundo que ni se entiende. Por esto no tendrá que pasar ni un solo miembro del clan de los Orcos ya que no la verán jamás en un cine.


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