De Granada a Málaga, un almuerzo y un salto hasta Amsterdam


El relato comenzó en Un viaje a Granada via Málaga

Nuestro último día en este fin de semana más o menos largo y que por casualidades de la vida coincidió con el día de Andalucía, con lo que ese lunes era festivo por aquellos lares, comenzó más bien tarde. Nos levantamos sin prisas y después de empaquetar y adecentarnos salimos a desayunar y nos acercamos al centro de la ciudad para ver una exposición con fotos y algún otro efecto personal de la grandiosa Marilyn Monroe. En realidad nos hubiese gustado más ir a ver la otra exposición pero no pudo ser porque no estaba abierta al público el lunes. Curioseamos entre las fotos de esta mujer y Waiting poco menos que se paró a rezar delante del lápiz de labio que supuestamente perteneció a ella. Lo bueno que tiene ser una Leyenda Viva es que a mí estas cosas no me terminan de impresionar y opté por salir a la calle a hacer la fotosíntesis con el solito que ya comenzaba a pegar. El Niño se vino conmigo y como había una especie de mercadillo, se dedicó a rastrearlo buscando una cruz con cordón similar a la que compró en Gran Canaria y que posteriormente perdió pero esta claro que la simbología religiosa no es muy de la devoción de los hippies y otras tribus alternativas y se tuvo que conformar con evaluar a las chochas del lugar y ver si alguna alcanzaba ese alto nivel que presuntamente tiene a la hora de elegir pero que con el alcohol se degrada mucho y acaba con unos orcos que ni en la tercera parte del Señor de los Julandrillos, película de la que solo he visto el trailer y del que puedo decir y digo que me aburrió y me pareció estúpido y tan malo como el pésimo libro en el que se inspiraron.

Volvimos al piso sobre las doce y pico y tras coger todos nuestros trastos, se celebró la ceremonia de entrega de llaves al dueño y cogimos carretera y manta en dirección a Málaga. Pasamos de largo la ciudad, como siempre que he estado allí y fuimos directos hacia Benalmádena Costa y allí, en un restaurante con una espléndida terraza sobre el mar y un solito que no veas nos encontramos con mi amigo Sergio, su mujer, su primogénito y su hermana Evelyne, la cual comenta por estas tierras de cuando en cuando. Por si alguno no se ha dado cuenta del detalle, en Torrequebrada, a unos metros del mar Mediterráneo y en suelo de la provincia de Málaga, de la comunidad Andaluza, del Reino de España y de la Unión Europea (y no nos olvidemos de mencionar el país fundador y valedor de la Alianza de las inCivilizaciones del presidente Zapatazos), allí se juntaron por primera vez tres de los CINCO y más específicamente el más antiguo del grupo y los dos más recientes. De esa comida hay varias fotos que por supuesto nunca veréis porque nunca las pondré en el CaraCuloLibro que no tengo ni las mandaré por el Tuiterota que tampoco tengo y por desgracia para muchos o casi todos, están marcadas con el estigma de Amigos y Familia en mi cuenta de Flickr y solo los miembros de esos grupos las podrán ver. Mi amigo Sergio es una de las tres únicas personas a las que se les ha concedido una bula especial para que practiquen ese puto vicio que yo tanto odio en mi presencia. El puto Niño se enraló, se sentó junto a él y terminó haciendo lo mismo, algo que le reprocharé mientras viva. La comida transcurrió bajo un sol delicioso que al parecer nadie más sabía apreciar ya que en todas las mesas la gente iba vestida como para pasar un invierno nórdico y un servidor y el Niño estábamos en camiseta y siguiendo al sol como girasoles. Nuestra mesa quedaba parcialmente tapada por un árbol y los camareros nos sugirieron que la moviésemos al centro de la terraza para disfrutar del sol en toda su gloria y eso hicimos. La gente que estaba allí quizás no se da cuenta, pero veintiún o veintidós grados es lo que en los Países Bajos se llama verano y aunque ellos lloriquean y se quejan por el frío tan tremendo que dicen que hace, nosotros no podemos dejar de gozarlo.

El almuerzo fue largo y al acabar cambiamos el escenario por la casa de Sergio, en donde continuamos bebiendo y hablando. Creo que er Pisha de Caí hizo unas fotos fantásticas mías con Sergio pero como se niega a compartirlas, imagino que nunca las llegaré a ver. Mi amigo Sergio se ha pasado al Reverso Estiloso y tiene un iPad como Waiting y como yo.

Al final de la tarde llegó el momento de las despedidas, ya que como todos sabemos, lo bueno siempre se acaba hasta que vuelve a comenzar, que no hay que ser tan negativo. Waiting y er Pisha continuaron su viaje hacia Cadiz, Evelyne se marchó a su casa y Sergio y su esposa nos alcanzaron al Niño y a mí al aeropuerto de Málaga. Fuimos los penúltimos en facturar, cruzamos el absurdo control de seguridad en el que nunca pillan los líquidos que llevo en la chaqueta de invierno, lo cual me empieza a preocupar porque sucede en todos y cada uno de los aeropuertos que visito y una vez en la zona supuestamente segura aprovechamos para comprarnos unos bocadillos de jamón serrano y así ir cenados. Anunciaron la salida de nuestro vuelo veinte minutos antes de tiempo y casi se nos atraganta la pitanza. El Niño encajó como pudo sus casi dos metros en su asiento y para él era un vuelo especial porque era la primera vez en su vida que volaba de noche y se preguntaba si usan algún tipo de tecnología especial para ver el camino, si las luces largas del avión son más potentes que las de un bemeta o si llevan a un ciego alante husmeando el aire y aconsejando al piloto. Matamos las dos horas y pico del vuelo jugando con el iPad y de los cuatro julandros que trabajaban ese día en el avión y que cada vez que pasaban buscaban la forma de rozar al Niño. Aterrizamos después de las once y tras recoger el equipaje facturado, nos separamos en la estación de tren del aeorpuerto de Schiphol y comenzamos una guerra de eSeMeSes que se alargó hasta que llegué a mi casa.

La principal conclusión que hemos sacado de este viaje es que el año que viene repetimos y procuraremos alquilar el mismo lugar e incrementar el tamaño del grupo un poco porque nos lo pasamos bomba … Bueno, eso y que hay rones que dan mucha resaca.

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