De Yangon a Bangkok


El relato del viaje a Birmania y Tailandia del 2011 comenzó en la anotación De Utrecht a Bangkok pasando por Hilversum y Amsterdam

El día que me marchaba de Birmania comenzó con una buena ración de lluvias monzónicas. En Yangon, como en toda Birmania, la electricidad se va continuamente y lo normal es tener varios apagones al día. Las infraestructuras no son capaces de copar ni con la demanda ni con las condiciones extremas a las que están sometidas día tras día. En las habitaciones del Winner Inn tienen linternas con baterías recargables que usas hasta que arrancan sus generadores. Fue poner un pie fuera de la cama y llegó el apagón. Un par de minutos más tarde recuperamos ese intangible elemento tan necesario para nuestras vidas y retomé la rutina mañanera con mis abluciones matutinas y esos instantes en los que tomas las decisiones importantes sentado en el trono o si lo decimos más al estilo de la Isleta, jiñas. Este es un buen momento para repetir algo ya dicho en varias ocasiones anteriormente. Cuando era un infante, a mí me sacabas del retrete de mi casa y yo me trincaba y me volvía un agarrado de cojones y no había manera de soltar lastre. De esa época guardo dos récords históricos: 10 días sin jiñar en un campamento al que fui 20 días (la siguiente fue 10 días más tarde al volver a mi casa, con lo que posiblemente me convertí en campeón europeo) y el otro fue en mi primera visita a Estados Unidos en casa de mi tío. En esa ocasión engordé siete kilos en veintiún días pero durante los siete primeros no obré nada. Llegado el momento del parto (porque fue un parto y creo que el retoño pesó al menos dos kilos) tupí el retrete y no veas la vergüenza que pasé. Ahora, voy dejando la semilla en baños de Yangon, Mandalay, Bagan, el lago Inle o Bangkok sin problemas. Aún me falta mucho para alcanzar los niveles de mi amigo el Turco, que obra cinco veces diarias o del Niño que le va a la saga con cuatro o el Rubio con sus tres veces diarias.

Regresando al viaje y dejando estas historias colaterales que no interesan a nadie, me comí el escaso desayuno y lo completé con un montón de galletas de sésamo. Estas galletas han sido el descubrimiento máximo, saben igual que unas que hacían en una pequeña fabrica que había cerca de la calle Serdeto en la Isleta y que tengo idealizadas en mi memoria. Por desgracia no hay forma de averiguar la receta. Me quedé repantingado en mi habitación hasta las doce, básicamente tocándome los mondongos porque no me quedaba nada interesante que ver en la ciudad. Quince minutos antes del check-out me trajeron la ropa que había dejado para que me la lavaran. Al parecer se les había traspapelado. Me quedé una hora más en el hotel, surfeando un poco con su cutre-conexión a Internet y a la una un taxi me llevó al aeropuerto.

Allí me dijeron que hasta las tres y media no podía cruzar a la «Zona Segura«. Encontré un sitio para sentarme en el que podías apoyar la espalda contra la cristalera y me dediqué a escuchar un audiobook y jugar con el iPad. La terminal internacional tiene DOS puestos para comprar comida y ninguna tienda por fuera de la zona controlada. Además, está dividida en dos, la mitad izquierda es salidas y la mitad derecha es llegadas. Yo estaba sentado justo al empezar las llegadas y la separación es a través de unos cristales enormes por los que puedes ver a la gente al llegar. Comentar también que la cantidad de vuelos internacionales que llegan a Yangon diariamente es de unos diez. Sobre las dos y media de la tarde se comenzó a llenar la zona en donde yo estaba de gente, con niños y todos muy nerviosos, más o menos lo que sucedía en Europa hace veinte años cuando ir al aeropuerto a recoger a alguien era un evento memorable. Efectivamente, un empleado apareció y encendió la escalera mecánica (y yo que pensaba que era de esas con sensores de seres inhumanos) y la plebe se alborotó al máximo. Cuando el primer pasajero apareció fue la locura y les daban unos recibimientos que ya quisieran para ellos los primeros astronautas que fueron a la luna. Después, la gente caminaba en paralelo junto a sus familiares mientras estos pasaban el control de pasaporte y recogían su equipaje. Viendo toda esta ceremonia maté el rato y a las tres y veinte fui a pagar el impuesto de aeropuerto para dejar el país, que vale diez dólares y es el ultimo momento en el que sientes que te están ordeñando. Pasé el control de seguridad con todo en los bolsillos y una botella de un litro de agua en la mano (como debería ser en todos lados) y me acerqué a los mostradores de facturación, lugar en el que los empleados nos hicieron esperar media hora antes de comenzar el proceso.

Ya tenían las tarjetas de embarque de todo el mundo impresas pero como no saben en cual de las tres colas te vas a poner, una vez comienzan hay un mercadeo de tarjetas entre los empleados. Como en Birmania para yodo parece que hace falta un montón de gente, uno hace el embarque y otro le pone la etiqueta de facturación a la maleta. Como siempre, me pusieron diez kilos de peso, una falsedad intolerable porque mi maleta no llega a los nueve.

Fui al baño, en el que lo tenían todo inventariado y un empleado limpiaba detrás de ti (y estaba inmaculado) y después pasé el control de pasaportes, en el que volvieron a hacerme una foto (¡Vete a saber para qué!) y después de eso, unas pocas tiendas que según mi guía de viajes tenían precios abusivos. Me acerco a la primera y alucino en colores, los precios son inferiores a los que me pedían en los mercados y tiendas incluso cuando los mandaba a tomar por culo y comenzaban a rebajar. Me gasté todos los kyats que me quedaban comprando cosillas para la familia y una camiseta, la única que me llevo de Birmania ya que estoy intentando dejar mi adicción a las camisetas y porque tengo una pila de unas treinta sin estrenar ?? y unas sesenta en rotación en mi armario ??

Con los últimos 5000 kyats cené y después bajé a la sala de espera y eché raíces allí hasta que llegó el avión y embarcamos, el cual aterrizó puntualmente. El viaje de vuelta se me pasó en un suspiro y lo más memorable fue ver la Pagoda Shwedagon al despegar en el atardecer, un punto dorado en medio de un universo caótico y algo obscuro. Me llevo muy buenos recuerdos y grandes experiencias de Birmania ??

Aterrizamos diez minutos antes de la hora prevista y al salir pasé el control de pasaportes, recibí mi visa GRATUITA y entré nuevamente en Tailandia. Como viajaba de nuevo por la mañana y aterricé casi a las ocho de la noche, reservé un hotel cerca del aeropuerto y que tenia transporte desde y hacia el mismo. Me acerqué a la zona en la que están los representantes de todos los hoteles y encontré al que me correspondía. Había otra gente esperando pero en mi caso fue llegar y salir. El hotel era el Regent Suvarnabhumi. Me registré, encontré un supermercado cercano en el que repuse las cosas que se me habían acabado durante las dos semanas anteriores y así acabó esta jornada de transición que comenzó en Myanmar y acabó en Tailandia.

El relato continúa en De Bangkok a Koh Samui


9 respuestas a “De Yangon a Bangkok”

  1. Si que las colaterales interesan, a mi me pasa lo mismo, me resulta imposible utilizar un wc que no sea el mio o de un familiar cercano, aunque incluso en este caso, me retraso, pero desde luego, 10 dias sin defecar…nunca!
    No me extraña que atascaras el WC…jajaja
    Salud

  2. Joder, dile a tus amigos que vayan al médico, que lo normal es ir una vez al día, cuatro o cinco indica algún tipo de problema digestivo.

  3. Que no tio, nosotros somos lo normal, o al menos eso me dijo un especialista en digestivo hace unos años con uno problemillas que tenía, y me lo dejó claro, lo normal es una vez al día, de resto hay problemas.

  4. Que no, que hasta en el Forocoches dicen que 3 veces diarias es normal. Mi padre se sienta por lo menos dos veces diarias en el trono para discutir los asuntos más urgentes del reino y lo ha hecho desde siempre y en mi empresa siempre he tenido la impresión que el único que no jiña en el edificio soy yo …

  5. Vale, 2 no se aparata mucho de la norma y podría ser normal, 3 no se no se, pero 4 ó 5; eso se llama «cagalera» y no es normal.

  6. Pues lo normal segun Google es:
    ?? Lo ideal es ir al baño tantas veces como comidas principales se hayan hecho el día anterior, es decir unas 3 veces al día si has desayunado, comido y cenado normalmente.

  7. Waiting, tambien según Google los chinos comen fetos, y prefiero no pensarlo, sinceramente! Yo estoy de acuerdo con Luis, 1-2, pero 5???? eso es un problema digestivo, no tienen bacterias intestinales, tienen ácido sulfúrico! que puñetas cagan? bolillas como las cabras? no tienen nada más para echar!!!

  8. Si es por comidas, el niño va bien porque el hijoputa si le pones delante una vaca asada, se la jinca sin problemas y encima no engorda. Después se excusa, se va al baño y se hecha una jiñada legendaria. También mea mucho más que la media y por algún lado leí que lo normal es mear seis veces al día y el lo debe hacer doce. Yo con dos meadas o como mucho tres voy listo y en Asia, con una voy sobradísimo.