Death Proof – Grindhouse: Death Proof


Hay solo un puñado de directores que vayan totalmente por su cuenta en Hollywood haciendo lo que les viene en gana y definitivamente Quentin Tarantino es el emperador de ese grupo. Su nueva película, Death Proof, es una bofetada de calidad entre tanta bobería convencional y revolverá muchos estómagos y algunas conciencias. Aviso que no es cine para pusilánimes y melindrosos, esto es un chute de violencia de la buena.

Ocho bebas sin compasión se hacen a un julay

No recuerdo estar tan al borde del asiento en una película en mucho tiempo. Estuve taquicárdico durante toda la película. No solo por las escenas de acción sino fundamentalmente por los diálogos. El cine de Quentin Tarantino está hecho sobre unos guiones cuidados hasta el último detalle. Imagino que la mayoría verá la película en la versión doblada y se perderán diez millones de matices, cien millones de requiebros en el tono de voz, en la forma en la que arrastran las sílabas, en la suavidad con la que la voz se ajusta al cuerpo que la produce. Si tienes oportunidad ni te lo plantees, vete a ver la película en versión original porque el doblaje le hará mucho daño.

Hay un hombre y ocho mujeres. Él es un hijoputa asesino y ellas le tendrán que hacer frente si quieren sobrevivir, no tendrán otra alternativa. Nosotros viajaremos en el asiento del acompañante temiéndonos lo peor y disfrutando a cada instante de los buenos y los malos momentos que ellas tendrán que vivir. Me llamó mucho la atención el excelente control que tiene el director para crear escenas con mujeres. Era como si Almodóvar hubiera recibido una descarga masiva de esperma de ballena y del pedazo de orgasmo que le produjo le salió la vena macabra mientras que mantenía la picardía y el buen humor del que hace gala siempre. Las ocho mujeres son fantásticas, maravillosas, están soberbias en sus papeles y te hacen sentir envidia por la relación que hay entre ellas, su sana camaradería, su crueldad y esas conversaciones sobre hombres que todos sabemos que siempre tienen pero que nadie ha podido escuchar hasta ahora. Ellas parecen dulces, cariñosas, cachondas, femeninas y de repente se transforman de una forma absolutamente increíble.

Quentin Tarantino sigue siendo el mejor y lo vuelve a demostrar. Mañana volveré al cine para ver la película por segunda vez porque hay multitud de detalles que estoy seguro que me he perdido. La fotografía, por ejemplo, es brutal, los colores, la forma en la que se salta al blanco y negro, de vuelta al color, esa música rancia que tanto gusta a este hombre y los saltos en la cinta, toda una experiencia con la que al mismo tiempo que disfrutamos de una buena historia consiguió devolvernos a la época de los cines cutres de barrio, sin Dolby digital, sin butacas numeradas, sin proyectores de última generación pero con un cine que era fantástico y que se hacía para entretener al populacho, sin ningún otro propósito. Ya iba siendo hora que alguien nos recordara que lo que importa es el contenido, no el continente. Ahora entiendo por qué el otro día en una entrevista en Cannes explicó que la mierda más grande del año pasado fue Miami Vice, un ejemplo perfecto de continente sin contenido creado para descerebrados y acarajotados que solo son capaces de disfrutar con colores brillantes y ruidos fuertes.

Vete a verla. Vete a verla. Vete a verla. Una y otra vez y aprende, escucha, disfruta, déjate llevar, imprégnate porque lo que vas a ver es CINE.


6 respuestas a “Death Proof – Grindhouse: Death Proof”

  1. Doy fe. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una película. Los últimos cuarenta y cinco minutos son absolutamente geniales.

  2. A mi me parecion aburrida, mujeres que se drogan conversaciones largas, y una escena que vale la pena verla, desde mi punto te vista es aburrida.