Desde Holanda a Pisa


Siempre acabo complicándome la vida y organizando las escapadas en semanas consecutivas, con lo que los previos y los posteriores se funden y entre eso y el trabajo, se convierten en dos semanas y pico frenéticas. Así, regresé de Varsovia, procesé las imágenes, escribí el relato y en paralelo identificaba los lugares que quería ir a ver en Pisa y Lucca, preparaba mis listas, descargaba el iPhone de lo que no necesitaba y lo cargaba de lo que iba a necesitar. El jueves por la noche preparé la mochila, tan sencilla como la anterior solo que con una diferencia. Elegí un polo y una camiseta que habían sido previamente seleccionadas para el descarte, con lo que tras usarlas se quedaban en el destino y de este viaje no regresarían. No supone mucho pero trescientos gramos menos son trescientos gramos menos. Cargué las baterías de la cámara, cogí mis cables y el cargador y el viernes por la mañana me iba con la mochila viajera ya que el plan era salir desde el trabajo directamente al aeropuerto.

Sobre las dos de la tarde mi Ángel de la guarda me daba un toque en la espalda y me ponía en guardia y sin saber muy bien a cuento de qué, miraba la página de los trenes que salen desde la estación que está al lado de la oficina y veía horrorizado que estaban cancelando trenes por culpa de las hojas en las vías, drama que sucede cada otoño entre Hilversum y Utrecht por culpa de tener una línea cruzando un bosque. Comuniqué inmediatamente a mi jefa que era probable y muy posible que mi jornada laboral se viera reducida en quince minutos ya que con seguridad, el tren anterior no lo cancelaban pero aquel en el que quería ir, sí. Me dio su bendición, seguí trabajando y sobre las cuatro menos veinte me piraba a la estación. Allí pillé el tren de las menos diez a Utrecht y en la estación me compré unas papitas fritas y un sandwich para comer algo. Seguí hacia Eindhoven en un tren más pequeño de lo normal y que iba lleno hasta la bandera y una vez en esa ciudad tomé la guagua 401 hasta el aeropuerto. Llegué con suficiente tiempo pero igualmente pasé el control de seguridad, una vez en la zona consagrada fui al baño y llené mi botella de agua vacía, ya que el líquido del grifo es potable y delicioso y te sale gratis frente a los dos leuros y medio que te levantan por una botella en las tiendas allí y esperé la salida de mi avión viendo episodios de mis series favoritas.

A la hora prevista llamaron para el embarque y como he hecho todas las veces este año, usé el programa para iPhone de Ryanair para enseñar mi tarjeta de embarque. Entramos al avión en un par de momentos y como siempre, iba lleno hasta la bandera. Salimos en hora, cerca de las ocho de la tarde y llegamos a Pisa a las nueve y media. Al salir del avión fui a la parada de guaguas y cogí la línea urbana, ya que mi primer hotel estaba en el centro, en la calle Roma, muy cerca de la Piazza dei Miracoli, esa en la que están las principales atracciones turísticas de la ciudad.

Dejé la mochila en la habitación, cogí la cámara y me lancé a la calle para ir a ver esa zona de noche, ya que en mis dos visitas anteriores solo la había visto de día.

Torre pendente di Pisa de noche

Torre pendente di Pisa de noche, originally uploaded by sulaco_rm.

Como soy una bellísima persona y para que los más impacientes no tengan que esperar unos años, hice una foto de la famosa torre inclinada de Pisa con el telefonino cellulare, que está sobre este texto. También hice otras absolutamente increíbles con la cámara grande que algún día compartiré. También y dejando constancia que aquí no hay ni copiar ni pegar ni nada por el estilo, tenemos un documento espeluznante, un vídeo hecho en la mismísimo Piazza dei Miracoli en la que se pueden ver la torre, la basílica y el baptisterio:

En caso de no poder verlo, probad aquí. Después regresé al hotel, callejeando un poco por el centro y básicamente viéndolo casi todo, aunque el único lugar realmente interesante para hacer fotos nocturnas era la Piazza dei Miracoli.

El relato continúa en Por Pisa

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8 respuestas a “Desde Holanda a Pisa”

  1. Nunca había visto la torre de noche, ni en foto, escuché algo de que ahora no dejaban subir a lo alto de la torre, cuando yo fui subí hasta arriba, de día claro…
    Salud

  2. Genín, estuvo cerrada para reforzar los cimientos pero hace años que la volvieron a abrir, aunque se sube en grupos limitados y por un tiempo determinado. La entrada a la torre cuesta dieciocho leuros. Yo he estado arriba, como vistes en Las campanas de la torre de Pisa, Sobre la torre inclinada de Pisa, Duomo y baptisterio a contraluz desde la torre de Pisa y en Vista de Pisa desde lo alto de la torre inclinada, lo cual nos recuerda que como siempre, la mejor bitácora sin premios en castellano está petada de contenido de calidad y original

  3. Claro, en la época que fui yo -mas o menos en el Jurásico- se subía sin limitaciones de gente, lo del pago no me acuerdo, pero no creo que fuera tanta pasta, me acordaría 🙂
    Salud

  4. Por la mañana había más gente pero en esta época tampoco es algo horrendo y terrible. Si me pongo y escribo el relato, hoy veremos esa parte y quizás Lucca, aunque igual corto a medias por aquello de la teoría del chicle.

    Lo que si es tan cierto como que truscoluña no es nación es que ya he procesado las fotos de Pisa y Lucca. Estoy que me salgo, ya superé las 60000 imágenes en flickr y hoy voy a ver si subo doscientas o trescientas más.

  5. Joder!! Y a mi me dicen que soy una exagerada por tener casi 18000!!! Lo tuyo si que es de récord…

  6. Que dañina que es la vida social para el blog. Esta semana no encuentro un instante para revisar mis notas y contar el viaje. A ver si hoy tengo algo de tiempo antes de ir a casa del Rubio.