Día de sol y playa


El relato comenzó en Otro de esos saltos gigantescos

Creo que esta es la primera vez en estas vacaciones en el que no hago nada durante todo el día. Me levanté sin prisa, salí a desayunar, después volví a la pensión, preparé mi bolsa impermeable y me fui paseando tranquilamente a la playa Maya. Una vez allí, extendí mi toballa, me fui al agua y me metí en remojo en esa agua calentita y en ese mar que casi no tiene profundidad y estuve más tiempo en el agua que fuera de la misma, hasta casi las cinco de la tarde. No hice más nada, salvo de cuando en cuando escuchar Podcasts, aunque tampoco demasiado ya que permanecí dentro del agua varias horas. A mi alrededor, un grupo de nórdicas hacían lo mismo que yo y el resto iban y venían, unos aguantando más que otros.

Después de volver a la pensión, me duché, me vestí, llevé la ropa a que me la laven (creo que esta es la tercera vez, aunque en esta ocasión tenía bastante más ropa y el lavado me costó la friolera de un leuro y medio) y después regresé a Maya Beach con la cámara para hacer unas fotos. Cuando iba por la avenida o más bien, el camino de cemento que comunica esa playa con el resto, veo venir un tío hacia mí y pienso: ¡Coño, a ese julay lo conozco! Él debió pensar lo mismo porque nos detuvimos en seco, nos miramos y en seguida nos reconocimos. Era uno de los canadienses con los que me emborraché en la jungla en Chiang Mai. Yo pensaba que ellos habían pasado por aquí hacía ya una semana pero resultó que al igual que me pasa a mí, sus planes cambiaron, se desviaron, se distrajeron y no llegaron a Koh Tao hasta ese día. Dos iban a hacer un curso de buceo y él se iba a dedicar a ir a la playa. Charlamos un rato pero no concretamos nada, algo también bastante normal con la gente que te vas tropezando mientras viajas.

Finalmente llegué a la playa e hice varias fotos. La puesta de sol se acercaba y la luz jugaba con las sombras. Caminé por la playa buscando ese encuadre perfecto que no parece existir.

En esa zona hay una hamburguesería que me habían recomendado y el día anterior la había encontrado pero estaba cerrada. Regresé al lugar y seguía cerrada sin ningún tipo de cartel afuera con lo que Bang Burger perdió las dos oportunidades que le di. Opté por volver al Na Na’s Restaurant, una pequeña joya de comida tailandesa y volví a cenar allí.

Así, sin grandes aventuras transcurrió este día en el que me limité a aceptar las dádivas del dios Sol, ese que nos da la vida. Para el día siguiente contraté una excursión en barco yendo a cinco lugares para bucear y que me llevaría todo el día.

El relato continúa en Buceando alrededor de Koh Tao y la visita a Nang Yuan

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2 respuestas a “Día de sol y playa”

  1. Aaaaburrido. Una mañana si que la pasaría de relax, pero coñe, si me voy a hacer ese viaje, ¿¿un día entero de playa??? ni de coña, aparte de carbonizarme, para mi sería un aburrimiento total.