Doce


Hace doce años y un día, un uno de julio del año 2000 comenzaba mi Gran Aventura. Fue un sábado y aquel mismo día llegaba por primera vez al aeropuerto de Schiphol y más tarde tomaba un tren hasta Hilversum. En un país desconocido, escuchando un idioma maquiavélico, me bajé en la estación de tren equivocada y por unos instantes pensé que había llegado a un villorrio, ya que en esa época Hilversum Noord era poco más que una parada sin nada a su alrededor. Una señora me explicó mi error y me dijo que la forma más sencilla de subsanarlo era tomar el siguiente tren y bajarme en la siguiente parada, lo cual hice. Hoy, cuatro mil trescientos veinticuatro días más tarde o ciento tres mil setecientas setenta y seis horas, diez arriba o abajo, puedo confirmar que el instante en el que acepté la oferta de trabajo que me trajo hasta aquí, esa minúscula decisión de la que ni siquiera puedo recordar si deliberé un montón o fue algo impulsivo, fue seguramente la más acertada de mi vida.

Me parto y me troncho del androide de la película Blade Runner, el pobre aquel no ha vivido casi nada si se pone a mi lado. Lo mejor de todo fue descubrir un mundo mejor, sin un capullo joputa como jefe que guste de gritar y humillar a la gente mientras robaba todo lo que podía, poder realizarme profesionalmente por lo que valgo y no por el enchufe o lo canela que quiera tener la lengua y descubrir que era verdad lo de las cuatro estaciones y ahora hasta me parece normal que al verano le siga el otoño, a este el invierno y a ese la primavera antes de repetir el ciclo. No veas la de primaveras eternas que me mamé en las Canarias, que sí, que mola un montón pero agota al que las padece día tras día y año tras año.

Todos los españoles que conocí en mis comienzos en los Países Bajos regresaron a España por la mejor calidad de vida y tal y tal y tal. Como la oveja negra del rebaño, yo disiento de ese concepto de calidad de vida y a mí, donde estén mis cuarenta y tres días laborables de vacaciones al año, mis jornadas semanales de treinta y siete horas exactas y mi cuenta corriente saneada, que se quite lo demás.

Al hilo de este duodécimo aniversario, que supone un trozo significativo de mi vida, y que sucedió porque tomé una pequeña decisión, el otro día iba pedaleando en bici hacia la estación de Utrecht mientras escuchaba un audiolibro, silbaba una canción y de alguna manera fui consciente que mi ruta nunca es la misma, que tomo otras pequeñas decisiones que me llevan por una calle o por otra para evitar obras, tráfico, la posibilidad de charcos en caso de lluvia, pasar más cerca del supermercado o simplemente incrementar la exposición a los rayos solares. Muchas de esas pequeñas decisiones, prácticamente inconscientes, resultan determinantes. Con el tiempo y a fuerza de tratar conmigo mismo he ido descubriendo que desde el momento en el que se me ocurre algo hasta que sucede puede haber una cantidad variable de eventos que muevan la balanza de un lado o de otro.

Hasta aquí hemos llegado tras doce años y habrá que seguir leyendo esta bitácora para saber lo que sucede en los próximos doce.

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6 respuestas a “Doce”

  1. Enhorabuena, curioso cómo una simple decisión te ha llevado a vivir todo esto que has vivido (y lo que quedará). A lo mejor los conocidos que volvieron a España los vuelves a ver de nuevo por ahí, creo que en estos momentos todos los españoles pensamos que lo mas inteligente sería pirarse de aquí, y lo antes posible…

  2. Eso es lo importante, que tu te sientas feliz, yo me siento igual que tu y nunca viví en Los Países Bajos…
    Salud

  3. Y yo en mi paraíso verde de temperaturas perfectas y enfrente al mar.
    El otro día preguntabas que hace un lugar especial, y te acabas de dar la respuesta en un post.

  4. ¡Las decisiones!… ?sas voluntades que van formando el curso de nuestras vidas?? Sean, o no, correctas y acertadas??siempre nos aportan cambios de los que podemos aprender muchísimo. Yo, por ahora, no me arrepiento de ninguna de las decisiones que he tomado en mi vida; pero te puedo asegurar que, si ésta época me pilla con unos cuantos años menos, ahora mismo estaría viviendo en Holanda. Está claro que tomaste una muy buena decisión.

  5. La tendría que haber tomado cinco años antes, solo que en ese caso no habría conocido a toda la gente que conforma mis círculos por aquí.