Dolfje Weerwolfje


Claro, si yo no tuviera esa reputación tan grande de intelectual que tengo y que me persigue como una sombra, tendría más libertad para ver cosillas comerciales y no debería ponerme las gafas de pasta sin cristales todos los fines de semana en Amsterdam para dar el pego y que ninguno de los subintelectuales que van a la filmoteca me señale y me echen. El otro día, la unidad número 1 de mi amigo el Rubio informó a sus padres que quería ir al cine a ver una película conmigo. No lo solicitó, lo exigió y así acordamos que el sábado por la mañana se produciría la transacción en la estación de Woerden, desde allí nos iríamos juntos a Utrecht, saqueábamos la tienda de golosinas, nos veíamos la peli y después la devolvía a la misma estación en la que la recogí. La película en cuestión es Dolfje Weerwolfje, la cual es poco probable que se estrene en España aunque como los libros se han editado a partir del año 2010 en España, igual hasta la doblan. Por allí estas historia se debería llamar Jacobo Lobo.

Un julay adoptado tiene un ramalazo que no veas cuando le da la luna llena en la cara y se transforma en una reinona peluda y con gafas

A Dolfje se lo encuentran en la puerta de la casa, abandonado e inmediatamente es adoptado por esa familia. El niño es pequeño, algo debilucho y va más o menos bien hasta que cumple los siete años y con la primera luna llena se transforma en lobo. Tras el pánico inicial, comparte el secreto con su hermano y trata de evitar que vuelva a suceder, pero ya se sabe que estas cosas son persistentes y así, cada luna llena, da el cambiazo. Con este nuevo poder (o superpoder) le comienzan a suceder un montón de cosillas y entre otras, conoce a un señor en un parque que parece saber algo de sus padres y de su vida pasada.

La verdad que pensé que la historia sería un masque del copón y me sorprendió cuando me enganché como una perra en celo y me vi inmerso en una aventura simple y directa pero muy entretenida. Yo no he leído los libros y es probable que no me gusten ya que están pensados para niños de seis años y a mí me pilla con la pubertad recién culminada pero aún así la película supo reflejar los personajes y las situaciones y adaptarlo todo al lenguaje visual. Los caracteres son variados, casi todos extremos de una u otra manera, hay mucho amor familiar y las neuras típicas de los niños. Te echas unas risas con muchas de las cosas que suceden y les coges cariño al pequeño lobo, a su hermano y al padre, un tipo excéntrico que se viste siempre con cosas raras pero que cae simpático. La hija de mi amigo el Rubio flipó y salió del cine encantada. Esta era su primera película no de animación en un cine y con una historia más o menos de verdad y por lo que me contaron los padres, estuvo hablando de la misma todo el fin de semana.

No es cine para el Clan de los Orcos pero sí una buena historia para ver con niños de más de seis años.


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