El crucero a la Bahia de Halong


El relato comenzó en El salto a Hanoi

Tras mirar y mirar y preguntar en pseudo agencias de viaje, acabé contratando un crucero de dos días y una noche en Halong Bay. Mi idea original era pasar tres días en Cat Ba pero tendrá que esperar a mi próxima visita. La cantidad de barcos haciendo cruceros en la Bahía de Halong asciende a cuatrocientos setenta y cinco ( o CDLXXV para los más intelectualizados y que leen Ce-De-Ele-Equis-Equis-Uve). Por tanto, las opciones son tan variadas que hay algo para cada uno. Muchos optan por excursiones de un día y otros van en barcos que parece que se van a ir a pique en cualquier momento. Yo estuve tentado de ir en uno de esos pero después me acordé que tengo nomina y los bancos dan una mierda de interés y cuando pierden lo pagamos de nuestros impuestos así que opté por un crucero en un barco de cuatro estrellas, todo fashion-chic y bla bla bla.

El viaje comenzó a las siete de la mañana con un desayuno de rescándalo en el Hanoi Elegance Sapphire al que había regresado el día anterior. Dejé gran parte de mi escaso equipaje y me llevé una mochila con lo mínimo para sobrevivir dos días. Sobre las ocho menos diez paraban a recogerme y ahí me enteré que una pareja de británicos que se hospedaban en mi hotel también iban. En el micro éramos nueve y cuando nos dieron las botellas de agua supimos que ya estábamos todos y enfilamos hacia Halong Bay. El viaje toma unas tres horas y media. A medio camino paramos en una especie de tienda/fabrica de artesanía de productos hechos por niños minusválidos o deficientes y a los que mostraban como mercancía en aquella enorme nave para que la gente se apiade y compre algo. Conmigo estas cosas no funcionan porque yo soy creyente en la religión del 8×1 y la cual dice que es siempre ocho y por eso, salí de Holanda con ocho kilos y hasta que no me falten 24 horas para regresar no pienso comprar ningún recuerdo. Además, obligar a trabajar a esa gente con la calor tan grande que había allí dentro ya que solo tenían ventiladores me parece muy cruel.

Tras la parada continuamos el viaje. Intenté hacer alguna foto de niños en bicicleta pero hasta que no las mire no sabremos si se podrán aprovechar. Me llamó la atención que van dos en la bici y ambos pedalean ¡Sic! Y en ocasiones uno lleva un paraguas tan grande como una sombrilla y otros pedalean a su lado para tener sombra. En el camino vimos a dos motos que habían chocado y sus dueños peleaban entre ellos aun tirados en el suelo y con las motos encima. Vamos, lo típico que vemos siempre en estos casos. Gracias a mi App CityMaps2Go sabia en todo momento en donde estábamos y tratar de calcular cuanto nos faltaba. Sobre las once y media llegamos al muelle turístico de Halong en donde parecía que regalaban leuros de la multitud que había aunque en realidad era la gente que iba a entrar en sus respectivos cruceros. A los pobres los hacinaban en unas barquillas que deben ser las que se hunden de cuando en cuando y muere un montón de gente pero a nosotros nos llevaron a una zona reservada a los VIP y así el populacho podía ver que ni semos ni seremos como ellos. Sobre las doce apareció una barca preciosa y nos invitaron a subir. A nuestro grupo se habían unido seis personas más y dos de ellas iban sentadas delante mía. De repente los escucho diciendo que le iban a pedir a alguien que les hiciera una foto y hablaban en la lengua materna así que les di mi contraseña y desde ese momento fuimos uña cortada una semana antes y carne. Eran uruguayos y estaban de vacaciones por la Indochina francesa. Cuando llegamos al barco, una chochas preciosas nos recibían sonriendo y saludando, en plan vacaciones en el mar. Nos llevaron al restaurante y allí nos sirvieron un coctel de bienvenida y nos dieron las llaves de nuestras habitaciones. Teníamos un rato para instalarnos en las mismas. Mi camarote estaba en la segunda planta en la parte delantera, junto a la cabina de mando del barco. Subí al restaurante para almorzar mientras el barco navegaba hacia la bahía Ha Long. Aproveche también para subir a la terraza y hacer algunas fotos. Tras el almuerzo seguí haciendo fotos hasta que llegamos al lugar en el que fondeamos y desde allí fuimos con uno de los dos Barros pequeños hasta la Cueva Sorpresa. A nuestro alrededor el espectáculo era sencillamente IN-CREÍBLE, una autentica maravilla con montañas imposibles que salen del agua como por magia. Me recordó mucho a la película Avatar. La cueva Sorpresa es fascinante y enorme y la visita resulta muy interesante pese a la aglomeración de gente que hay en el lugar y que lo hace parecer una oficina del INEM en día de cobro en el país que arrasó el ex-presidente ZaPatazos, el mismo que crió las dos Orcas góticas que no quisieron salvar a Willy.

Después fuimos a una granja de ostras para conseguir perlas cultivadas. Entre las cosas de las que nos enteramos es que solo un treinta por ciento de las ostras inseminadas sobrevive y de esas solo un diez por ciento da una buena perla. En el regreso pasamos junto a otro montón de islas increíbles e incluso vi águilas marinas buscando presas para cazarlas. Una vez en el barco teníamos un par de horas de ocio y algunos optamos por bañarnos. Como siempre me las apañé para llegar el primero y el animador me dijo que no tenia cojones para saltar al agua desde la segunda cubierta. Le dije: ¡DIGOooooooooooo! Y tiré a subir por las escaleras mientras el vietnamita perdía la color, el color, la ilusión y hasta la fantasía de vivir cuando comprobó que el tiro le salía por la culata. Me subí a la barandilla y salté al Mar del Este, nombre que le dan los vietnamitas ya que se niegan a aceptar el de mar del Sureste de China por motivos patrióticos. El vietnamita se tuvo que joder y tirarse. El agua estaba deliciosa, calentita como meados frescos de vieja a la orilla del mar. Desde el agua mirabas a tu alrededor y el entorno era como para no mear gota. Después subimos a la cubierta para seguir disfrutando con el buen tiempo y gozar con una gloriosa puesta de sol. Por la noche tuvimos un banquete con marisco en e que me puse tibio y después fuimos a pescar calamares y por ultimo tertulia en la cubierta superior. Cerca de la medianoche me retiré a m camarote y así acabó el día en el que dormí en una de las nuevas Siete maravillas del mundo.

El relato continúa en Segundo día en la Bahía de Halong y regreso a Hanoi

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9 respuestas a “El crucero a la Bahia de Halong”

  1. Genin, no creo que fueran mas de cinco metros de altura y sí, si me pican puedo ser osado y ya de chiquitito saltaba siempre en el bufaero de Tauro y hasta me jodí un oído de tanto hacerlo.

    Estos días estoy de playa aunque mas relajado. Sol y playa sin mover un músculo salvo por alguna escapada mañanera para ver alguna cosa y tener fotos para mandarles porque cada vez que me salto un día, la gente me presiona mucho.

  2. Quiero hacer ese crucerito, por Dios. Por cierto, ¿cuánto te ha costado?. Es que estoy con la calculadora haciendo cuentas.

  3. Por favor, las fotos de la comida son una verdadera tortura… qué delicia!!! Te había dicho ya lo de… qué envidiaaaaa!!!!? A través de Saulo veo las fotos que son impresionantes, una maravilla!!!

  4. Tengo puesta una de las fotos que mandaste de la bahía en mi escritorio, porque es preciosa.

  5. Darliz, hay 475 barcos y 475 presupuestos. El mío costó 220 dólares, no me cobraron el viaje a Halong Bay (algo que muchos cobran aparte) y pagué más porque iba solo. El americano que conocí tenia contratado otro por 160 que incluía el transporte, 3 días y alcohol ilimitado ya que su barco era más para gente que quiere juerga y borrachera por la noche. En el mío las bebidas no estaban incluidas pero sí las comidas y todas fueron de mucha calidad. Además hay que tener en cuenta que mayo-junio es temporada baja. En verano seguramente es más caro y los barcos irán petados de gente.

  6. Pues no está nada mal de precio. Yo paso de fiestas, ese entorno se merece tranquilidad y paz.

  7. El tour en el Delta del Mekong con 3 días y 2 noches de hotel y varias comidas me está costando un ojo de la cara. CINCUENTA D?LARES porque me niego a compartir dormitorio. Esto parece España, todo lleno de gente empobrecida. Cualquiera diría que aquí también gobernó ZaPatazos