El evento


Al final de esta semana, el vicepresidente para el que trabajo en mi empresa regresa a su país de origen después de haber prestado servicio en Europa durante cerca de seis años. Como en todas las compañías, detrás de cada jefillo hay un montón de politiqueo, intrigas, envidias y puñaladas traperas. Hace cerca de mes y medio me involucraron en la organización para preparar su despedida. Mi misión: hacer las fotos de la fiesta. Lo apunté en mi agenda, pasó el tiempo, se acercaba el día y el comité que se encargaba de todo eligió la temática de lo que querían hacer. Como este hombre controló, directa o indirectamente, a demasiada gente, una foto de grupo era algo muy frío y optaron por subdividir el trabajo. Al hombre le gusta mucho el arte y ha estado en todos los museos europeos así que se optó por modificar copias de las pinturas más famosas del siglo de oro holandés y fotochopear con algo de estilo las caras de la gente. De ahí surgió una segunda tarea para mí ya que necesitaban retratos de un montón de personas que además tenían que mirar en direcciones determinadas para que la cosa resultara curiosa. Yo acepté encargarme de las fotos de todos los departamentos salvo de uno, aquel en el que el director es un comemierda de cuidado que me la jugó hace un año y al que se la devolví multiplicada.

La dos últimas semanas la gente me veía pasear por nuestro edificio haciendo fotos, revisitando a algunas personas para hacer nuevas tomas y en general divirtiéndome. Además, me enteré del plan de uno de los capullos de alta jerarquía para boicotear el evento y de zorrudo, lo fui neutralizando poco a poco. He hecho cientos de fotos de la gente de mi trabajo, retratos en los que ponen caras cómicas, gestos extraños y actúan emulando a los personajes de los cuadros usados. Las fotos se las suministraba a los equipos que editaban las imágenes y creaban las nuevas versiones y según sus peticiones, repetíamos cosillas. En total, preparamos pinturas que reflejan a más de un centenar de personas. Dejamos de lado al equipo del capullo anteriormente nombrado el cual hizo algo chabacano y de extremada clase baja y el viernes de la semana pasada le llovió un correo del comité organizador en el que le informaban que lo que habían hecho era una puta mierda y lo dejarían fuera del evento. Se montó un pitote que no veas y tras multitud de maniobras y negociaciones, se les permitió presentar algo totalmente nuevo y distinto el lunes de esta semana. Yo me reía por lo bajini del cabrón ese porque cuando pidió que yo hiciera las fotos, le dijeron que tendría que buscarse a otro ya que mi única condición fue el no trabajar en nada relativo a ese tío y si podía colaborar a hundirlo, no pensaba (ni pienso) dejar pasar la oportunidad, que no es por nada que mi segundo apellido es Rencoroso.

Uno de los grandes misterios de todo este proyecto eran las obras elegidas. Yo conocía las que se usaban para varios grupos pero aquella en la que yo salía era un tema tabú y nadie quería decírmelo. Lo único que averigüé fue que tenía una pintura para mi solo y que el resultado era espectacular. El martes teníamos la fiesta y en el edificio circulaban rumores a destajo sobre lo increíble que iba a ser el evento y como no había que perdérselo. El vicepresidente que trató de boicotearlo intentó impedir que su equipo acudiera pero no le funcionó y acabaron todos sentados en la sala con el resto de la compañía.

El martes, se adecentó el restaurante de la empresa y se convirtió en un lugar de orgullo holandés. Las empleadas se vistieron como folclóricas del país, se llenó todo de color naranja, el «Oranje» de la casa real y se dispuso el escenario. Yo me senté en primera fila para hacer fotos. El evento duró dos horas, algo excesivo para lo que suele ser habitual pero se trataba de dar un golpe de mano y demostrar a ciertos elementos que hay una fuerza detrás de la organización que no pueden controlar y que es muy poderosa. El vicepresidente homenajeado no salía de su asombro, por la cantidad de regalos recibidos, por la calidad de los mismos, por la fiesta fabulosa que hicimos y por la multitud que llenó la sala, un lleno completo como no se había visto en un montón de tiempo. Yo hice doscientas treinta y nueve fotos, incluyendo imágenes de él con todas las personas que se acercaron a despedirse y darle la mano. Ese día fue como medio festivo ya que nadie trabajó por la tarde. El segmento de la historia que correspondía al grupo del tipo que me cae mal fue el peor y se notaba a la legua que no dieron la talla. Decir que lo que hicieron con mi imagen fue brutal y si ya tenía un montón de exposición mediática en la empresa, ahora soy más conocido aún …

Cuando acabamos, preparé un DVD con todas las fotos, hice tres copias y le regalé una al vicepresidente y las otras dos para los organizadores. La cantidad de puntos de karma positivo que conseguí ha hecho que mi cuenta rebose. Al volver a casa por la tarde tuve una idea. Ya sabéis que yo soy apple y que los afortunados que pertenecemos a esa secta vivimos en un universo paralelo y mágico. Importé todas las fotos de la fiesta a mi iPhoto creando un evento, le dije que quería hacer una presentación de diapositivas, con transiciones de un tipo determinado, una canción pachanguera holandesa y quería que esa presentación de diapositivas durara el tiempo que tarda la canción. Además le dije al programa que me devolviera el resultado en forma de película en alta definición total y tal y tal. Tiempo total de trabajo, cinco minutillos o así. Mi mac se puso manos a la obra mientras yo veía una de mis series favoritas y cuando terminó, me devolvió un vídeo alucinante con la presentación. Me lo llevé conmigo a la oficina al día siguiente y lo dejé caer en un par de lugares. En menos de dos horas saltaba de ordenador a ordenador como una plaga, se juntaba la gente en despachos para verlo de tapadillo, habían negociaciones para ponerlo en la página de la Intranet de la compañía, lo subían al llutuve y un par de vicepresidentes venían a felicitarme por aquel trabajo maravilloso, enternecedor y que les tocaba las fibras insensibles que quizás hasta tengan dentro. El clan de los em-an-ems amarillos de mi compañía me puso en un altar y me proclamaron Santo Súbito y Postapocalíptico. Cierto malaje al que se la tengo jurada ha debido desarrollar una úlcera esta semana por los disgustos que le he dado.

Por cosas como esta, nunca conseguiré que me pongan en la puta calle y cumplir con el sueño que he tenido desde siempre. Todos los que me conocen saben que yo no me voy de la empresa, yo quiero que me boten, que me desechen, me pateen el poto y me den la indemnización de más de un año que me corresponde para así pegarme unas vacaciones de escándalo, pero me temo que no sucederá …

Mañana vuelvo a llevar la cámara para el momento en el que el em-an-em amarillo sale por última vez del edificio y todo el mundo suelta lágrimas de cocodrilo o similares. Sé de un jefillo que no saldrá en ninguna …


7 respuestas a “El evento”

  1. Cuando quieras que te echen me avisa, te escribo un guión tal, que si lo ejecutas, garantizado que te echan, intentaría que no te metieran en galeras pero no te lo puedo asegurar…jajaja
    Salud

  2. Genín, si me echan por algo disciplinario, ni hay indemnización ni hay paro. Así funciona por aquí arriba. Así que tiene que salir de ellos la voluntad de darme puerta. De no ser así, ya hace tiempo que habría dejado una buena jiñada sobre el escritorio del presidente con una bandera española sobre ella para que no tenga que contactar al CSI de Amsterdam y buscar al culpable.

  3. Me encanta cuando cuentas cosas de tu oficina. La verdad es que la presentación cogiendo cuadros famosos de modelo será una chulada.

  4. Pues si, a mi también me encanta, lástima que se prodigue bien poco. Lástima también no poder ver alguno de esos cuadros.

  5. jajajaja Lo de la jiñada con bandera incluida es una excelente idea, lástima que no funcione para tus propósitos…
    Salud

  6. Nunca dejará de sorprenderme como os fascina mi vida laboral ??

    Cuando me pasen las imágenes originales de los cuadros, igual las pongo en algún lado e invito a los que muestren interés a que las vean. Definitivamente no aparecerán por aquí, salvo quizás aquella en la que aparezco yo.

  7. Yo sí quiero ver los cuadros….en particular el tuyo! Qué cosas mas modernas hacéis por allí!!