El primer avistamiento


Una de las tradiciones de esta bitácora, tan dada a repetirse y repetirse hasta el infinito porque al final, aunque nos creamos muy sofisticados y especiales y tengamos gafas de pasta y seamos cejijuntos e incluso si vives en Mordor (hoy en día conocido como Vecindario), somos más simplones que una ameba, es la de definir la llegada de la primavera por un suceso muy específico. En el año 2006, la anotación que lo explicó fue El primer papayo maduro, en el año 2007 fue El Primer Avistamiento primaveral y el año pasado creo que se me pasó y si hay que señalar un culpable, seguro que fue por culpa del Marico Hechicero de Ginebra ya que en la época en la que debía estar tratando asuntos tan importantes me dediqué a ponerle los puntos sobre las íes a ese soplapollas.

Este año recupero la tradición y casi coincidimos con fechas con el 2007. Como en todas las ocasiones anteriores, no tenía una cámara a mano y sucedió en el lugar más inesperado. Fue ayer por la mañana, alrededor de las ocho y veinte, con once grados de temperatura. Yo estaba llegando a la estación de Utrecht Centraal cuando veo que se aproxima hacia mí una bicicleta. Sobre la misma, una chama de algo más de cuarenta años, altísima, de pelo oscuro, con un peinado a lo Sharon Stone en Instinto Clásico. Su cara reflejaba la parquedad en el maquillaje que parece ser la marca de la casa en Holanda. Las arrugas en este país parecen ser bellas y las mujeres no se esfuerzan en ocultarlas. Sus labios relucían más que un semáforo en rojo y sus ojos mostraban la concentración en la tarea de pedalear. Llevaba una camiseta ligera que el viento pegaba contra sus pezones, duros como granito, algo que puedo comprender si tenemos en cuenta que con once grados y una camiseta bien ligera lo más normal es que suceda semejante fenómeno fisiológico. Lo que realmente me llamó la atención y lo que cualificó este suceso como el primer avistamiento del año 2009 fue la mini-micro falda que portaba. Un minúsculo trocito de tela negro, al menos tres tallas más pequeño de lo que debería y que gracias a que yo llevaba el sol a mis espaldas y ella lo tenía de frente iluminaba perfectamente la cueva de su secreto. Los rayos descubrían ese lugar al que habitualmente no llega la luz del sol, ese rincón que para unos es papayo, para otros almeja y para los demás simplemente el chichi. La zona estaba tan bien iluminada que pude determinar por la longitud de los pendejos que debía hacer al menos un mes que se los había rasurado por última vez y despuntaban por todos los rincones.

Ella me vio descender la mirada y clavarla en aquel recóndito lugar y pese a que lo intentó, no pudo hacer nada por taparlo ya que los pedales le demandaban separar las piernas una y otra vez y la escasa tela no daba para más. Me echó una mirada de odio profundo a la que yo respondí con un hilo de baba que se llevó el viento y casi me estampo por su culpa pero mereció la pena.

Llegué a la estación con esa sonrisa boba que se te queda en la cara de cuando en cuando y respiré hondo porque ahora sí que ya es primavera. Seguro que a lo largo de los próximos meses vendrán muchos más, en Utrecht, en Hilversum, en Amsterdam, en Kamerik o donde se tercien.


8 respuestas a “El primer avistamiento”

  1. ¿Es que en ese país es tradición de primavera que las mujeres lleven la entrepierna completamente al aire? ¿Cómo dices que es el proceso de adopción de la nacionalidad en ese lugar?

  2. jajajajaja Que buena la historia, en fin no quiero hablar del marisco no sea que alguien se ofenda…jajajaja
    En venezolano es cuca.(Waiting me pega…)
    Salud

  3. Coño, pues en Canario, la «cuca», aparte del consabido insecto rastrero y volón, significa otra cosa muy distinta, aunque complementaria, que además puede llevar a unos equívocos de los más simpáticos si este termino lo usaran un venezolano y un canario en la misma conversación.

  4. Es que la culpa la tenemos nosotras. Lo de rasurarse, ja, ja, ja… si vieses lo que yo veo en el gimnasio, hay de tó como en botica. Pero sí, la primavera ya ha llegado, se ven ombligos y demás.

  5. Genin! No te pego, jajajaja, te requetepego! DIOS hace tiempo que no oia esa palabra, porque en la intimidad a la mia la llaman en gaditano (jajaja) DIOS jajajaja. No puedo parar de reirme.
    Deberia estar prohibido que no se rasuraran…

    Este comentario se autodestruira en 15,14,13,12….

  6. bieeeeeen la primaveraaaa depilacioneeees tangaaaaas bieeeeeen
    en alicante le decimos chocho
    bendito sea
    amen

  7. Mi primer avistamiento primaveral, se manisfestó en el metro de Madrid, en hora punta. Era un sobaco negro y peludo a pocos centimetros de mi cara, malditas camisetas sin mangas. Gracias a Dios, que a esa cosa no le dio por transpirar.