El Tote. Toda la verdad de Willy


Después de mi primer día por aquí noto que la gente tiene algo en contra de mi hermano el Willy. No me parece justo. El pobre no ha tenido mucha suerte en la vida. Se supone que siendo el primogénito y el favorito de mis padres y habiendo gozado de todas las ventajas habidas y por haber todo tendría que haber sido un camino de rosas para él y mirad como ha acabado, con un trabajo basura, insociable y siempre encerrado en su cuarto hablando con otros como él y formando parte de esa enorme red de internautas que se creen grandes en la red y que fuera de ella no son nada.

A mí me da pena. El pobre no sabe lo que se pierde en el mundo real. Si se decidiera a salir a la calle vería que el mundo está lleno de cosas increíbles. Me lo llevaría de copas un día para que vea esas penquillas que hay sueltas y que solo quieren echar un kiki contigo sin que les importe ni como te llamas. Pasaríamos un día en la playa, en Maspalomas, viendo esas hembras supremas que tuestan sus cuerpos desnudos al sol sin importarles que las vean, o subiríamos a la cumbre para caminar por los caminos reales y perdernos en la soledad de los bosques de pino canario acompañados únicamente por el canto de los pájaros y ese sol soberano que nunca nos abandona. Da igual. Que siga en su mundo de bitios y octetos si eso le hace feliz.

Yo esta noche he quedado con la Jenny y seguro que después de un par de cervezas se pone melosa y nos iremos en el coche a ese descampado que está subiendo hacia las Coloradas. Allí puedes aparcar, cubrir las ventanas de los lados y la de la parte de atrás y podemos follar mientras a nuestros pies descansa la ciudad de las Palmas. Es un sitio mágico. No hay hembra que se resista a la vista. No me ha fallado con ninguna de mis novias. Me he comprado una tele pequeña que se puede conectar al encendedor y así podemos ver un rato los programas de los viernes. No es que sean gran cosa pero al menos de esa forma no tenemos que hablar, que odio las conversaciones después de eso. No sé por qué tenemos que hablar. Yo una vez estoy satisfecho lo que me apetece es volver con los colegas y seguir bebiendo y riendo pero a ver quien le explica eso a la Jenny. Me daría dos hostias y me mandaría a la mierda así que nos quedamos un rato juntos, cada uno en su asiento y ella de esa forma se calma. El sitio ese se llena y en ocasiones no se consigue primera fila. Es increíble la cantidad de gente que tiene que ir allí. Tampoco me extraña con los precios de los hoteles. Son prohibitivos. Y no hablemos de las casas, que me veo esperando hasta que herede para poder tener una a medias con mi hermano, porque con mi sueldo jamás saldré de pobre. He cruzado el umbral y no me dan un piso de esos gratis porque trabajo y no soy inmigrante ilegal y tampoco me puedo comprar uno. Aún no me veo buscando algo para alquilar y marcharme a vivir con la Jenny porque sigo pensando que es un poco puta y no la veo como la mujer con la que quiero pasar los restos. Está bien para ahora y cumple una necesaria función pero de ahí a vivir juntos hay más de dos mundos de distancia.

Mi amigo el Guaca dice que deberíamos juntarnos tres o cuatro e ir a vivir en un piso, en plan estudiantes, pero no creo que funcionara. Todos somos unos gandules y gracias a los años pasados en casa de nuestros padres estamos muy malcriados. No creo que ninguno sepa como poner la lavadora, cocinar algo que no sea un huevo frito o una tortilla francesa. Seguro que terminaríamos en una pocilga. Y también está lo de las novias. La Jenny no soporta a las que han elegido mis amigos y viceversa y como coincidan dos en la casa sería una pelea de gatas, la verdad que merecería la pena ver el espectáculo. Siempre quedamos después de haber estado con ellas porque no terminan de congeniar. No importa quien sea la chica con la que salgas, todas parecen estar de acuerdo en que las novias de tus amigos son unas cerdas y unas zorras. A veces lo hablamos entre nosotros y hemos llegado a la conclusión de que es algo genético, algún tipo de sistema que las impide tratar con otras de su misma calaña. Por suerte parece que esto se pasa y que después de unos años encontraremos otras más sociables y que tolerarán otras chicas en su presencia. Debe ser eso que llaman la madurez.

Pues eso, que ya es tarde y me tengo que duchar antes de ir a recoger a la Jenny. Voy a darle dos gritos a mi madre para que me prepare algo de comer y así salir de casa cenado, que por ahí solo se pueden comer mierdas.


Una respuesta a “El Tote. Toda la verdad de Willy”

  1. Oye, que a mi lo del Willy me da igual, aunque pueda estar de acuerdo en que cualquier persona que basa sus relaciones con la red, debe tener un problema y necesita ayuda para resolverlo. No creo que lo de caminar por los caminos reales sea buena idea, salvo que vayan en grupo organizado (por aquello de verse con gente), lo del paseo por las playas, SÍ.
    Si la Jenny te parece tan puta, pues olvídate de la tele, kiski y hasta luego. Al ver su reacción sabrás si quiere algo más.
    Comprendo lo del piso, salvo que tengan cuartos para pagar servicio dos o tres veces por semana, mejor te quedas con mamá.