El tradicional cambio de proveedor de Internet


Tengo clarísimo que las empresas que me prestan algún servicio no son mis amigos. Buscan la forma de exprimirme al máximo y yo a cambio busco la forma de exprimirlos a ellos y hacerles ganar lo mínimo. Por eso, cumplo a rajatabla los contratos que firmo con ellas y según expiran las mando a tomar por culo y salto a la competencia. Lo hago todos los años con mi nuevo número y contrato de teléfono móvil y también con el ADSL, el cual debo haber cambiado más de diez veces. El año pasado la elegida fue Online, un proveedor que me ofrecía 10 MB por doscientos un leuro al año o dieciseis leuros y setenta y cinco céntimos mensuales, aunque en realidad estaban agrupados en seis mensualidades de 9,5 leuros y otras seis de 24. Si hubiese seguido con ellos este año les habría tenido que pagar 87 leuros adicionales o básicamente un billete en aerolínea de bajo costo a alguna ciudad Europeda. Por eso, hace tres meses busqué entre las alternativas y contraté el servicio con Tele2 para Internet con 20 MB, de nuevo con duración de un año y una oferta por la que pagaré en total doscientos un leuro, repartidos en nueve mensualidades de 10 leuros y tres de 27, con una media de catorce leuros y veinticinco céntimos. En el momento de la compra les informé que mi contrato con el proveedor actual duraba hasta el 9 de julio y ellos se encargaron de comunicar el cambio y asegurarse que ese día mi conexión saltara de uno a otro.

Ayer por la mañana sobre las diez me empezaron a llegar correos de Online comentando la pena, penita, pena tan grande que tenían porque me quería de ir y como perdería mi dirección de correo especial y alucinante que al parecer me dieron al firmar el contrato y que no he visto ni usado jamás. También me decían que es una lástima que un ser divino como yo se fuera pero que si algún día quería volver, me recibirían con las manos abiertas para coger más fácilmente la guita. Media hora más tarde me llegaba un mensaje de Tele2 informándome que el cambio ya se había realizado y al volver a casa enchufé el nuevo módem y en cuestión de un par de minutos ya estaba navegando por internet. Un montón de gente regala leuros porque según ellos toma demasiado trabajo hacer el cambio y quizás nunca se han molestado en realizar el proceso, ya uqe se trata de desconectar un módem, conectar el otro y programar en todos tus dispositivos la nueva red Wifi con su nueva contraseña. Ahora Guguibol, la empresa maligna y malvada que infecta el universo con los Androitotorotas no conoce la red de mi casa y lo que quiera que esnifaran cuando pasaron por la puerta, ya no les vale de mucho.

En unos meses repetiré el proceso con mi tarjeta SIM only, desechando el número que tengo y obteniendo otro nuevo con otro operador. Ese pequeño gesto me sirve además para hacer la filtrá, esa selección natural en la que los amigos y conocidos reciben un mensaje con mi nuevo número de teléfono y los que no pasan el corte quedan totalmente desconectados de mi complejo e insubstancial universo. Si hay alguien que cree que no lo hago y que ladro pero no muerdo, hoy mismamente bloqueé a una beba en el güazap porque ya me tiene hasta los mondongos con los vídeos que manda que no me interesan. Esta semana ha enviado tres y eso ha disparado las alarmas. La pobre se terminará enterando tarde o temprano de lo que he hecho y el disgusto va a ser épico, pero chica, que quieres que te diga, la vida es asín.


7 respuestas a “El tradicional cambio de proveedor de Internet”

  1. O más bien que se joda. Le he pedido en varias ocasiones que me ignore completamente en su lista de SPAM y ella se lo pasa por los pelos del chichi. En la época en la que la gente mandaba presentaciones pogüerpoin de todo tipo, arrasé con mi lista de contactos añadiendo a todos los que lo hacían a una regla especial de Spam que borra sus correos según llegan al servidor. Todavía hay algunos que me ven por la calle en España y me preguntan por qué no he respondido jamás a sus correos sin saber que llevo años desconectado de su mundillo.

  2. Totalmente de acuerdo, en lo de las empresas para las que fidelidad significa «te voy a exprimir todo cuanto pueda» y en lo de los pesados de las narices que se creen que no tienes nada mejor que hacer con tu tiempo que ver sus puñeteros videos con «moraleja». Bloqueo y tan a gusto.

  3. El problema que tenemos en España es que si algo funciona más vale ‘no tocarlo’. Cambiar de compañía cada año puede suponer más problemas que beneficios por la ineptitud de las compañías. Por otro lado se supone que el coste de la vida es más alto en los Países Bajos y sin embargo tenéis el ADSL más barato que nosotros. Vaya tela.

  4. No solo el ADSL. Yo tengo un abono ilimitado de cine por 19 leuros al mes y la comida aquí es infinitamente más barata que en las Canarias. La ropa seguramente también.

  5. Pienso igual que Doverinto. A mi suegra se le ocurrió cambiar de proveedor, y no veas los problemas que tuvimos para que volviera a tener línea. Y ya no te cuento lo que le pasó cuando quiso cambiar al del gas…fue una verdadera odisea; no había forma humana de que algún responsable, de las dos compañías implicadas, tomara alguna decisión (todo eran excusas, y más excusas). Al final, la pobre mujer ya no quiere hacer más cambios en su vida. Y eso que al menos ella tenía la opción de hacer cambios…porque lo que es yo, no puedo ni acceder a ellos; en la zona donde vivo, no llega más que telefónica (parece que vivo en el «quinto» mundo, y solo estoy a 25 km de Barcelona).

    España ha sido, es, y seguirá siendo un desastre en servicios (y en otras muchas cosas más).

    Y en Holanda no sé si está la ropa más barata (no lo he comprobado a conciencia), pero lo que sí que es muchísimo más barato es el calzado; cada vez que he ido, he vuelto con botas nuevas…y más botas. Jajaja.

  6. Exactamente eso pasa, que si te cambias reza para que todo vaya bien, porque si no, te la juegas y te quedas sin ADSL por los restos. Ojalá fuera como en Holanda.