El tropezón


El viernes se produjo una conjunción hiper-sensorial estratosférica que digamos de esas de agárrate y no te menees que me afectó plenamente. Salí de mi casa más plastificado que un condón porque estaba cayendo una que no veas. Eran las siete de la mañana y las nubes y la lluvia hacían que pareciese noche cerrada. Llegué a la estación de tren chorreando agua por los cuatro costados y en el lugar en el que puse mi bicicleta y en donde yo me senté, quedaron charcos como testigos de mi epopeya. Pensaba que ya lo había vivido todo y que al llegar a Hilversum, dieciocho kilómetros más arriba, la cosa iría más suave pero al salir del tren en Hilversum Sportpark comprobé que lo de Utrecht eran los previos. En Hilversum teníamos el plato principal, un muro de agua que caía desde los cielos sin descanso, una tromba im-presionante como pocas veces he visto.

El agua no te dejaba ver más allá de unos pocos metros y yo, nuevamente condomizado, recorría las calles anegadas de Hilversum a lomos de la Dolorsi. Al llegar a la oficina, entré en el ascensor sabiendo que al salir del mismo dejaría un charco detrás de mí semejante a meao de vieja. En mi despacho, comencé a quitarme las diferentes capas que forman mi protección y las tuve que poner a secar contra la calefacción. Mi chaqueta, curtida en nieves, hielos, vientos y tempestades, había permitido que algo de agua calara las mangas. Mis botas resistieron mejor pero mi mochila parecía recién sacada de una lavadora y me apresuré a vaciar su contenido para evitar daño alguno.

Fue en ese instante cuando supe que había tropezado con mi primer resfriado del año. Cuatro horas más tarde ya moqueaba y esa noche fue intensa. El sábado no podía dejar de fabricar velas de agua que corrían por mi cara con prisa y sin pausa y esa noche tuve que dormir boca arriba para poder seguir respirando. El domingo fue un día perdido, con el resfriado aún negándose a remitir y yo alternando entre la vigilia y los sueños enfermizos que te dejan agotado. A última hora de la tarde fue cuando conseguí recomponerme y me dediqué a procesar fotos, tarea mecánica y que no requiere de un enorme gasto cerebral.

Hoy, ya bastante recuperado, fui a trabajar y al regresar a mi casa me lancé de cabeza al jardín a llenar mi contenedor podando las hortensias, quitando malas hierbas y barriendo las primeras hojas que nos regala este otoño. Me tomó dos horas, trabajando a contrarreloj para evitar la oscuridad pero al final lo conseguí.


14 respuestas a “El tropezón”

  1. Caray, a qué velocidad se te pasó, firmaba ahora mismo por resfriados de sólo dos días. Al final va a ser mejor lo que llevo en el coche por si pincho en medio de un diluvio, el típico chubasquero de plástico similar al de los peregrinos pero en formato XXXXL que te tapa desde la cabeza hasta mas abajo de las rodillas. Es más, creo que te taparía hasta la bici.

  2. jajaja Te imaginaba con un condón como impermeable, unas veces de un color y otras de otro, el que mas me gustó fue el rosado…jajaja
    Cuídate mucho!
    Salud

  3. A mi me alucina que puedas ir en bici lloviendo. En Sevilla cuando llueve parece que se para todo y si yo cogiera una bici me mataria seguro, porque las calles no estan preparadas para tanta lluvia y yo menos, odio la lluvia.

  4. Jc, creía que a todo el mundo un resfriado le dura dos días. Al tercero ya solo son mocos verdes. El poncho no es muy práctico y sudo que no veas. Al principio probé todo tipo de soluciones y el resultado era que no me mojaba por la lluvia sino por el sudor y la falta de transpiración de esos materiales y me ponía malo. Ahora tengo el mejor equipamiento, unos pantalones para lluvia que valen la módica cantidad de sesenta leuros y que son simplemente perfectos y mi chaqueta The North Face funciona siempre, solo que el viernes fue demasiado. Por si acaso, ya me he comprado un spray para revitalizar la protección contra el agua de la chaqueta y le he dado un repaso. Lo tenía en mi lista de cosas a comprar desde hace una semana pero solo se consigue en tiendas muy específicas y hasta ahora no había podido pasarme por una.

    Genín, el condón es azul marino, casi negro.

    Darliz, la lluvia no es muy molesta. Para mí lo peor es el hielo.

  5. La verdad es que hay que tener ganas para ir al curro en bici lloviendo de esa manera. Yo me he pegado buenos remojones en bici, sin chubasquero ni nada, a pelo, pero era solo por deporte, y como aquí no llueve mucho rato, luego te secabas en la misma bici.

    Pero ir con ropa, chubasquero y demás impedimenta como que no me lo imagino, debe ser incómodo cuando menos.

    Ya nos contarás como funciona lo del spray.

  6. Si el spray es parecido a un producto que tenemos aquí para impermeabilizar el calzado, será bueno. Y de lluvia por estos lares entendemos.
    En Holanda hay Vaporub-deldetodalavida ?

  7. Luis, el pantalón chubasquero no molesta nada. Tiene unas cremalleras para poder ponértelo con los zapatos puestos y te lo pones y quitas en un instante. La chaqueta ya la llevo, así que lo único que hago es ponerme el gorro.

    Para la chaqueta yo uso dos productos distintos. Uno es para lavarla, especial para esos materiales y que se asegura de que no pierda la impermeabilización. El otro es el spray, especial para productos de Goretex y chaquetas y que crea una capa que repele el agua (o más que crear, restaura el material sobre el que lo echas), seguramente similar a lo que dice Virtuditas, solo que el que yo compro vale para chaquetas y zapatos. En el caso de mi mochila, como es la de cinco leuros del dekatlon, pues no pa’ más la pobre y tampoco se espera de ella. Si le echo el spray a mi mochila, no funciona porque el material no es el adecuado …

    En Holanda sí hay Vaporubs, aunque yo no lo uso. Yo soy más de Citrosan, que es equivalente a cualquiera de esos productos que ponen Hot Lemon en el nombre.

  8. Dos días debe ser el típico resfriado jodefindesemana a mala leche, esos que hasta duelen porque te pillan en viernes y chafan completamente el plan para sábado y domingo. 🙂 Y lo de dos días para todos puede ser. El médico me había comentado que para los resfriados lo único que valía era beber mucho, taparse y esperar a que tu cuerpo lo superase, pero a mi desde que hace años tardé meses en quitarme totalmente una gripe de encima, los típicos resfriados se me complican casi todos. En dos días empieza la garganta, luego las flemas en el pecho y si no empiezo con antibióticos me pasa como hace dos años, que casi pillo una neumonía.

    Por cierto, que también ando dándole vueltas a una chaqueta tipo The North Face para el invierno, que aquí cuando se pone a llover también le llega y si cumple ahí con vuestro clima, tiene que valer también para aquí. ¿Hay que ver algo especial a la hora de comprarla o simplemente buscar el modelo de Goretex que más te llene el ojo?

  9. La mía es una de la serie triclimate. La parte interior se puede usar independientemente y por ejemplo aún no se la he puesto porque no hace tanto frío. La parte interior es como un anorak gris, que dudo que sea impermeable y la exterior es impermeable. El gorro cuelga de la parte de atrás (o lo puedes quitar), algo que a mí no me importa. Tiene tropecientos bolsillos con cremalleras, para poner de todo y cuando vuelo con líneas de bajo costo que ponen un peso bajo al equipaje de mano, aprovecho para endiñarme unos cuantos kilos repartidos por toda la chaqueta.

    Mirando la página de esa compañía, la mía es similar a la Evolve Triclimate. La mía la tengo desde el 2005 e imagino que en dos o tres años la cambiaré, ya que la vida útil de estos trastos es de unos diez años e igual por eso ha comenzado a fallarle la protección.

  10. Con diez años sí que se amortiza, ¿no?, aunque me supongo que serán caras, pero si duran tanto, merecerá la pena.

  11. Además de amortizarla, a ciertas edades dicen que el confort es media vida así que ponemos no pasar frio tontamente por delante de acabar como el más rico del cementerio.

  12. Las buenas duran más o menos una década, puede que más si no las usas intensivamente como yo, que voy en bici todos los días con ella y que básicamente, desde finales de septiembre y hasta finales de marzo formará parte de mi piel. Entre medias, la lavaré un par de veces con detergentes especiales y si multiplicas eso por los años que la llevo usando desde el otoño del 2005, le he sacado un partido que no veas. Cuando la compré no me pareció cara (coño … espera … al final me la regaló mi tío y no la pagué je je je), pero calculaba unos veinticinco leuros por año, que no es mucho y como dice Jc, no hay color con las alternativas baratas. Anteriormente tuve una Columbia que pesaba el doble y la cremallera que tenía era una mierda. Creo que todavía la tengo en el ático y la uso cuando alguien me visita y no está preparado para este clima.

    Yo hasta veinte grados bajo cero voy en camiseta o polo de manga corta con mi chaqueta The North Face y cuando entro en un sitio con calefacción me la quito y listo. Si el lugar está un poco frío, me dejo el anorac interior. Es sencillamente perfecta. Probablemente cuando la cambie vuelva a comprar el mismo modelo o parecido.

    El anorac es muy ligero y muy chulo, en color gris muy en plan vaquero americano. Me falta la cartuchera y el pistolón para impresionar a las pavas.

  13. Me hubiera gustado ver ése diluvio en directo; la lluvia me encanta. Eso sí: verla desde dentro de casa.
    Le voy a dar un vistazo a ésas chaquetas de las que habláis. Faltan unos días para el cumple de mi marido, y me habéis dado una buena idea para el regalo. Gracias a todos.

  14. Me ha encantado el último comentario de Jc. Una verdad como un templo.
    Me recordó a unas vacaciones hace un par de años donde quise ahorrarme dos duretes y acabé dejando el antro donde me había metido al día siguiente de llegar y pagando el doble de lo que hubiera pagado en un sitio de verdad si hubiese hecho la reserva como tenía que hacerla… uy que me lío. El caso es que… ¿pa qué?