El verano de después y otras boberías


El instituto nacional de meteorología holandés o KNMI para los entendidos no pierde el tiempo y según comienza el mes de septiembre saca las estadísticas del verano. Aunque el entendimiento popular es que llega hasta bien entrado septiembre, por aquí parece que no y esta gente en seguida dan por cerrado el capítulo de esa estación y abierto el de la del otoño, mucho más interesante y hermosa desde el punto de vista de los colores ya que el verano por aquí arriba es cansinamente verde. También consideran el mes de junio al completo como parte del verano con lo que igual hemos reinventado las estaciones y la primavera es marzo-abril-mayo, el verano junio-julio-agosto, el otoño septiembre-octubre-noviembre y el invierno diciembre-enero-febrero. No seríamos los primeros ya que todos sabemos que el Corte de los ingleses comienza la primavera y la Navidad cuando les sale del piporro.

zomergraphic 2012

zomergraphic 2012, originally uploaded by sulaco_rm.

Este fue un verano que se quedó rozando la temperatura media en el país en los últimos treinta y un años y que no es otra que diecisiete grados. A alguno le puede parecer mortal pero os aseguro que hasta mi madre los firma ya mismo y yo, habiéndome criado en las islas Canarias os puedo decir que si hay algo que no hecho de menos de allí eran los horribles veranos en los que no sabías en donde meterte y esa sensación de estar más sudado que el coño de una puta de complejo de casinos americanos en Madrid. Particularmente este año para mí ha sido bastante caluroso y el mes de agosto fue fabuloso, así que imagino que la media tiene en cuenta las temperaturas nocturnas porque en lo relativo a horas de sol, tuvimos seiscientas quince, un poquito por encima de las seiscientas ocho de media y muchísimas más que las quinientas veintiocho del año pasado. En lo que sí estamos todos de acuerdo es que este verano llovió una jartá, algo que no le vino mal a mi jardín y que se puede cuantificar en doscientos noventa y cinco milímetros de agua, cuando lo normal en este periodo es de doscientos veinticinco.

En el mes de agosto tuvimos una temperatura bochornosa de dieciocho grados y medio de media y en total este año hemos tenido dieciséis días en los que la temperatura sobrepasó los veinticinco grados, punto en el que la caló pasa a ser jodidamente molesta. El peor día del año fue el diecinueve de agosto cuando superamos los 36,7 grados, y tuvimos mínimas nocturnas de 22 que no se los deseo ni a mi peor enemigo. Por suerte la calor no duró mucho. En el otro extremo, el 2 de junio tuvimos una temperatura nocturna de 1 grado y un par de días más tarde se registraron las temperaturas más frías desde 1975

Este fin de semana tuvimos lo que aquí se llama nazomer, o también oudewijvenzomer y que se podría traducir libremente como el El verano de las viejas y que en España es lo que llaman el Veranillo de San Miguel o de San Martín (si sucede alrededor de noviembre). Esta expresión parece llevar un nombre propio en cada país y así en los Estados Unidos lo llaman Indian Summer. Por aquí provocó un frenesí por aprovechar estos últimos días de verano y usar el clima seco para ese deporte nacional llamado PINTAR. De repente, las conversaciones en la máquina de café en mi empresa giraban en torno a pinturas y técnicas para manejar la misma y como yo he estado negando el tema durante los siete años que hace que me compré mi casa, el miércoles decidí que de este año no pasaría. El jueves saqué mi lijadora del cuarto debajo de la escalera en el que espero que algún día se hospede Harry ChapaPotter y lijé la puerta de la cocina y la del trastero en el jardín. El viernes trabajé con prisa y pedí medio día libre y a la una de la tarde me ponía mis guantes, mi polo viejo de marca, cogía la pintura que había comprado el día antes y me lanzaba a pintar los marcos de ambas puertas en glorioso RAL 9001 y las puertas en el clásico rojo neerlandés. Mi vecino salió de la guarida y se vino a ayudarme y en algo más de dos horas había terminado la tarea y esperaba que se secaran ambas puertas. El domingo por la mañana aprovechaba para dar una segunda mano a puertas y marcos y acababa con la tarea. Según mi vecino, que en estos temas es un experto, la anterior propietaria de mi casa nunca pintó esas puertas y ella compró en el año 2000 y vendió en el 2005. Yo tampoco hice nada hasta este 2012 así que unas sencillas matemáticas me han permitido deducir que la próxima vez que pintaré ambas puertas será en el 2024 ya que no quiero que esos objetos inanimados se malacostumbren y se piensen que uno los pinta por gusto.

Mientras yo pintaba a mi vecino le asigné una tarea eléctrica dentro de mi casa y el hombre la completó sin quejarse, así que he aprovechado para reubicar algunas cosas en mi cocina y ahora el microondas que básicamente sirve para calentar la leche por las mañanas y hacer palomitas de maíz de cuando en cuando ha encontrado otro lugar (hasta que me canse y lo sustituya por algún dispositivo que permita calentar leche rápido y sin ocupar un volumen tan considerable. De alguna manera, cambiando solo ese trasto, la cocina parece más amplia.

Oh y ya puestos y para que conste en mi diario, la semana pasada hice unos trescientos veinte kilómetros en bicicleta. ¡Casi ná!

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