El viaje más largo – The Longest Ride


Yo debo ser uno de los pocos que cada vez que veo que se va a estrenar una película basada en un libro de Nicholas Sparks, me lo leo (o lo escucho, para ser más preciso). Es una especie de Corín Tellado americano, que escribe historias con un amor profundo y verdadero ligeras y directas y que son fáciles de digerir. Por eso, cuando leí la que inspira la película de hoy y vi el trailer, no lograba comprender nada porque se daban demasiadas cosas imposibles. Aún así, fui a ver The Longest Ride, película que se estrena en España esta semana con el título de El viaje más largo.

Una julay se quiere chingar a un chamo que prefiere montar vacas porque le dan más chimpún

Una pava conoce a un vaquero en un rodeo y se enamora de él. Su relación es complicada porque él antepone su carrera montando toros a todo lo demás y cuando su vida corre peligro, el hombre es cabezón y no aprende y ella termina por dejarlo. En paralelo, ambos ayudan a un anciano que ha tenido un accidente de coche, lo rescatan y después la chica desarrollará una amistad con el viejillo y le leerá las cartas que él escribió a su mujer desde siempre mientras el señor recuerda aquellos maravillosos años.

Mi problema con la historia es la manía de contar dos historias totalmente distintas en paralelo. Saltamos del presente al pasado y a un pasado aún más lejano y eso me distrae, me agobia y me aburre. La de la pareja joven está muy bien y es entretenida y resulta creíble. El protagonista de esa es un hijo de Clint Eastwood, Scott Eastwood, que ha heredado los ojos de su padre y que cuando la cámara lo mira a la cara, no puedes dejar de fijarte en esos ojos. Su novia es la para mí desconocida Britt Robertson. Hay buena química entre ellos y su historia avanza a buen ritmo y aunque todos sabemos como va a acabar, no aburre. Alan Alda se luce como el viejo y Jack Huston caga hasta el fondo el papel del joven viejo. Simplemente, no funnciona, no acaba de cuajar y por alguna razón desconocida, es que hasta me caía mal. La película sufre con estos saltos de historia y aunque el drama y el romance estaban bien, me queda la impresión de que es una que olvidaré pronto.

No creo que valga para salidas al completo del Clan de los Orcos aunque sí que puede valer para algún miembro del mismo que tiene que ablandar a su hembra para jincársela. Para los demás, esto cuando lo pongan por la tele se ve bien y combina perfectamente con una siesta.


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