Elvis Costello


El camino para convertirse en un intelectual es muy duro y está lleno de obstáculos que tenemos que sortear. Sólo mediante la constancia y la perseverancia lograremos superar los muros que surjan ante nosotros. Mi amigo el turco (para más información ver Temporada de caza y Temporada de caza: Grandes esperanzas) y Yo hemos comprendido este concepto y nos aprestamos a escalar la montaña para alcanzar las cotas en las que podamos codearnos con los intelectuales.

La prueba de esta semana ha sido un concierto de Elvis Costello. Cuando el turco me avisó, me sonaba el nombre pero no tenía ni la más puta idea de quien es este señor. A su favor tenía el que tocaba en el Vredenburg, el auditorio de Utrecht que tanto me gustó la primera vez que estuve. Un músico de Rock & Roll que actúa en ese santuario es carne de intelectuales. Así que nos compramos entradas y acordamos honrar a la audiencia con nuestra presencia en dicho evento.

El concierto fue el pasado lunes. Comenzaba a las 20.30. Un par de horas antes, el turco me informó que estaba en camino a mi casa y que se cambiaba en ella antes de ir al acto. El turco, como todos sabéis a estas alturas, es un agresivo consultor de una de las más estilosas y elitistas consultoras norteamericanas. Está especializado en optimización de recursos humanos bancarios, o dicho en palabras más asequibles para el vulgo, es el angel de la muerte del sector de Banca. Cuando comienza un nuevo proyecto y acude a un nuevo banco, allí tienen diarrea hasta las de la limpieza, porque lo único que se sabe seguro de su visita es que van a haber despidos, sólo que no saben la cantidad.

El hombre lo lleva muy bien, dentro de lo que cabe y aunque no hablamos mucho del tema por aquello del secreto de profesión, se nota que ha alcanzado un nivel impresionante de abstracción y no siente remordimientos, ya que el ve FTE (Full-Time-Employees, Empleados a tiempo completo) y no a seres inhumanos con sus miserables vidas.

Retornando a la senda de la historia, que viniera a mi casa no me molaba nada porque ya era un aviso de que la cosa se podía torcer. Llegó a las siete y media y nada más entrar me dice que primero tiene que mandar un correo. Aquí tenemos bastante infraestructura, enrutador wifi, adsl y toda la vaina, con lo que parecía tarea fácil. Encendió su portátil, se conectó a mi red y cuando trató de autentificarse a través del acceso remoto de su empresa, no hubo manera. Pasamos al sistema tradicional, con cables, pero tampoco hubo éxito. Eliminamos el segundo enrutador, se conecta directamente al primero y nada, que no hay manera. Ya eran las 19.45.

El turco llama a los de IT de su compañía, que trabajan las 24 horas del día para ayudar a esta élite de finiquitadores de empleo y se pone a hablar con una chica. ¡MIERDA! De toda la gente que puede haber atendiendo el teléfono nos tiene que tocar un individuo con coño, con lo sensible a estas cosas que es mi amigo, que tiene los huevos como bolas de billar del tiempo que hace que lo dejó su novia. El turco arranca el modo flirteo. Un mal rollo del quince. Para no calentarme en exceso, me pongo a prepararle algo de cenar. El turco sigue flirteando con la chica y aquello que no se arregla. Que si prueba esto, prueba aquello otro, desconecta y conecta otra vez, te reseteo el PIN, te la endiño por el PUM y nada, que no se puede conectar y mandar el dichoso mensaje.

Nos dan las 20.00 y seguimos en las mismas. El balcánico flirteando con la chica por teléfono y sin que su problema encuentre solución. Yo ya estoy bastante curtido con las movidas de este hombre, así que respiré hondo y me puse a practicar con mi cubo de Rubik. Siguen pasando los minutos sin solución aparente. Mientras habla con ella, se come la cena que le he preparado y sigue haciendo las cosas que ella le pide por teléfono, además de lanzarle cumplidos y tratar de ligar. Yo ni me molesto en explicarle que una voz bonita no tiene que significar un cuerpo bonito, que puede ser una señora con más michelines que el equipo Ferrari. Allá él con sus fantasías sexuales.

A las 20.10 finalmente le solucionan el problema. Yo ya he perdido parte del color y mi pie derecho se mueve incontroladamente, zapateando sobre la moqueta. Entra en su red corporativa y manda el correo, no sin antes enseñarme la información que hay disponible en dicha red sobre cierta empleada ilustre, que consiguió el puesto gracias a ser la hija de un expresidente del imperio.

Salimos de mi casa a escape y utilizamos las vías alternativas para abandonar Hilversum. Estas calles son las que sabemos a ciencia cierta que no tienen radares de velocidad. A las 20.30 estamos en la autopista a una velocidad deslocada corriendo hacia Utrecht. A las 20.40 estamos de rally dentro de Utrecht acercándonos al centro de la ciudad. A las 20.45 hemos aparcado y estamos corriendo por la calle camino del auditorio. A las 20.50 ya hemos entrado y comprobamos que ha dado comienzo sin que esperaran por nosotros. Nos compramos cervezas grandes y entramos en la sala, la cual está llena aunque no abarrotada. Encontramos un sitio en el que nos podemos sentar y ver a Elvis Costello desde muy cerca.

Lo primero que notamos es que el hombre es ya mayor. Claro, habiendo nacido en 1954 el colega tiene ya unos años. A pesar de la edad, ha desarrollado un mal gusto espantoso para los zapatos y nos honró con unos adornados como una bola de discoteca, que resplandecían más que el Espíritu Santo en una procesión. Por lo demás, parecía pegado al escenario. Prácticamente no se movía. Como mucho daba dos pasos a la derecha, dos pasos a la izquierda y en ocasiones muy muy especiales y en las que quería dar un efecto dramático, daba dos pasos hacia atrás. La coreografía era fascinante. La acústica del local es impresionante, como ya dije cuando hablé del mismo, así que no voy a incidir más en ese punto. Una de las cosas que más me llamó la atención fue que estaba prohibido fumar y la gente lo respetó. Me parece maravilloso ir a un concierto y no tener que oler el humo de los cigarrillos de nadie. Los que querían fumar tenían que salirse de la sala y entrar en la cabina de fumadores, una especie de cárcel de cristal que tienen en la entrada y que es el único sitio en donde se permite dicho vicio.

Sobre la música, era un Rock muy suave. Hizo un pleno de canciones que no había escuchado en mi vida, pero he de admitir, aunque me duela, que me gustó. Música medianamente tranquila y apropiada para personas de mi edad y condición. El hombre estuvo más de dos horas allí dando el callo, cambiando de guitarra tras cada canción. En la única pausa que hizo, alguien le regaló un ramo de rosas. Uno de esos ramos de 60 rosas que se pueden comprar en la estación de Utrecht Centraal por ?? 5. Acabamos el concierto todos en pie ovacionándolo.

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4 respuestas a “Elvis Costello”

  1. jp: Tú podrías haber ido, que vives en Holanda. Nosotros compramos las entradas 7 días antes y no hubo problemas y estoy convencido que en taquilla aún quedaban algunas.

  2. Joder, 60 rosas por 5 ??, cuán barato, vive dios.
    Yo me gasté en 12 rosas para una cerda, 30??, y encima no sirvió para nada. De hecho, el repartidor me indicó que le había firmado el acuse de recibo un joven.

  3. En Holanda los precios de las flores son de risa. En Abril compras 60 tulipanes por 5 euros. Aquí le das a una tía 60 rosas y te mira como a un zarrapastroso.