Elvis & Nixon


El preestreno sorpresa de hace dos semanas fue una comedia con brochazo histórico que no nos esperábamos. De hecho, no creo ni haber visto el trailer antes de que la película la pusieran en pantalla. Resultó ser también una película de corta duración ya que se acaba en ochenta y pico minutos con lo que ni siquiera hay tiempo de que se haga pesada. Se trata de Elvis & Nixon y al parecer se estrena a finales de agosto en España con el mismo título.

Dos julays desbaratados se comen las pollas uno a otro

Nixon es el presidente de los Estados Unidos y Elvis Presley está chiflado que no veas, vive en su propio Olimpo de rey del rock, seguramente chutadísimo a medicamentos aunque en la película no se ve. De repente tiene un momento de iluminación y decide que quiere ser una especie de agente secreto para salvar a la juventud del comunismo, de las drogas, de los truscolanes y de los Beetles. Avisa a su amigo favorito y le ordena que venga inmediatamente para ir a Washington a hablar con el presidente. Tal cual lo dice, lo hace, entrega personalmente una carta en la Casa Blanca, en donde el personal lo flipa en colores y se monta un pitote cuando descubren que quiere tener una reunión con el presidente de los Estados Unidos lo antes posible.

El tema es fascinante y lo más increíble es que es real. La movida sucedió, no sabemos si así pero todo lo que cuenta la película pasó. Si no consigues quedar atrapado por un guión tan extraño es que hay algo intrínsecamente malo en tus entrañas y quizás haya que extirparlo por si se te reproduce y te ataca el truscolanismo y te ves con un pelao de caldero y una escoba amenazando al resto de los seres humanos desde tu ignorancia como la zorra asquerosa esa de mielda que ya lo ha hecho. El problema de la película es que lo que todos queremos ver es el encuentro, la sentada entre esos dos hombres, lo que se dijeron, como lo hicieron, como se lo tomaron y eso no llega hasta el tramo final, tenemos que mamarnos casi una hora de movidas de Elvis que honestamente, sobran. Lo que menos me gustó en película es la interpretación de Michael Shannon, para mi no se parece nada al cantante y no tiene su carisma, es demasiado plano, cansino y aburrido. Por el contrario, Kevin Spacey está de fábula, su interpretación de Nixon es épica y te queda pena que no hicieran una película con más Nixon y menos Elvis. Este último queda eclipsado incluso por Alex Pettyfer, que es uno de sus amigos y que le aguanta todas sus neuras y se las apaña para que el colega se salga con sus caprichos. Resumiendo, que la película empieza muy pero que muy lenta y acaba espectacularmente, pero con solo ochenta y pico minutos, se nota demasiado el masque de la primera parte.

Esto no es cine para los miembros del Clan de los Orcos, que se aburrirán como ostras. Es más el tipo de cine que gusta a los sub-intelectuales con GafaPasta.


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