Empire State


Las distribuidoras y productoras tratan de aprovechar la notoriedad de los actores y cuando de repente tenemos alguno en el candelabro (como diría aquella reconocida sub-intelectual española), de repente llueven películas como chuzos con las mismas personas. Por eso no me extraña que este verano parece que me lo he pasado viendo historias protagonizadas por Dwayne Johnson y Liam Hemsworth, los cuales parece que están en plena efervescencia. Por desgracia, no siempre todo lo que hacen destaca y en ocasiones como esta, son productos más bien menores. La película en la que los han reunido se llama Empire State y al parecer jamás se estrenará en los cines de España con lo que no os tenéis que preocupar por buscarla.

Un julay chandalero hace sus pinitos en el mundillo del Guaca

Un chamo barriobajero que desde que era pequeñito quería ser picoleto para poder arrear patadas y tener licencia para matar ve como su sueño se desvanece por tener antecedentes. Acaba como guardia nocturno en una empresa de seguridad que recoge dinero de negocios y sin comerlo ni beberlo, terminará haciendo el mayor robo en efectivo de la historia de los Estados Unidos, junto con su más mejor amigo.

Al parecer es una historia basada en hechos reales, aunque la verdad, hoy por hoy hasta asumo que en algún lugar de la tierra viven los Orcos y los Elfos y hasta la saga del señor de los Julandrillos es auténtica. En este caso tenemos una especie de drama con acción, aunque esta última es muy limitada. El principal problema es que la historia no tiene chispa y todo lo que rodea a Liam Hemsworth aburre y cansa. Además, hacerle pasar por descendiente de una familia griega es estirar la cuerda demasiado y el colega no da el pego, sobre todo cuando vemos a su madre con más barba que él. El pobre además parece despistado y no demasiado interesado en el tema, ni en el robo ni en lo demás. Lo mismo sucede con Dwayne Johnson que hace lo que puede por salvar los trastos pero es que la historia es mediocre. Como siempre, el cuello de The Rock es motivo de fascinación porque con los años sigue creciendo en grosor y ya es como un barreño de ancho.

Con una historia sosa y un director que debió pensar que estaba haciendo un telefilm para la tele, el resultado es algo que parece una película pero que no lo es. Por suerte no creo que se estrene en España y en el mejor de los casos los miembros del Clan de los Orcos la verán cuando la den por la tele y antes de que transcurran quince minutos habrán continuado con sus vidas. Para el resto, algo para dejar pasar.


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