En un lugar sin ley – Ain’t Them Bodies Saints


Particularmente soy de los que piensan que si me vas a endiñar un romance, prefiero que venga acompañado con una ración de comedia, formando ese plato conocido como comedia romántica. Lo de el romance dramático no me pone demasiado ya que puestos a sufrir, mejor hacerlo de otras maneras y definitivamente si lo que buscas es una especie de historia con amor imposible por culpa de delitos carcelarios, chico, afina mucho o me pego una sobada en el cine. La única manera de tentarme con estas historias es ponerlas en la filmoteca, por aquello de que le dan algo de prestigio y así fue como me convencieron para ir a ver Ain’t Them Bodies Saints, película que se estrena en España la segunda semana de mayo con el título de En un lugar sin ley, traducción casi clavadita al título en inglés, solo les faltó añadir: truscoluña no es nación.

Un julay se fuga de chirona y busca la manera de volver a casa para chingar de nuevo con la pelleja que se la ponía morcillona

Un criminal local se fuga de la cárcel y regresa al lugar en el que vive su antigua novia, la cual por lo que se ve quedó preñada y parió a su hija. El colega quiere reencontrarse con ella a cualquier precio mientras caza-recompensas, la pasma, los picoletos y no se sabe muy bien quién más quieren o devolverlo a trullo o plantarlo a tres metros bajo el suelo y cubrirlo de hormigón. El hombre lo intentará de todas las maneras posibles pero con tanta chusma y gentuza queriendo hacerle pupita de la mala, es solo cuestión de tiempo que uno lo consiga.

Los americanos, una vez te sales de las cuatro grandes ciudades y te acercas a los villorrios de la periferia, parecen tener una manera muy peculiar de vivir. Es como una mezcla de violencia incontenida con resignación religiosa y aderezado con folclóricos pintorescos. En esta película tenemos a todos esos tipos de personajes que parecen guiados por la fuga de un pobre pringado que quiere conocer a su hija y que ha de hacer frente a todo tipo de adversidades de naturaleza violenta. Esta es una de esas películas alternativas con amor imposible y protagonistas demasiado complejos. Tenemos a Casey Affleck que pone la voz esa rara y melosa que usa a veces y que por descontado se perderá en el doblaje. Hay momentos en los que no se le entiende cuando habla porque no vocaliza, pero eso forma parte de la cultura sureña y si has estado por la zona te resultará vagamente familiar, todavía me acuerdo cuando los diez días que estuve por Mississippi sudábamos tinta de calamar cada vez que teníamos que hablar con los locales, no les pillábamos nada. Por lo demás, aunque la película está bien, le falta un no se qué para acabar de cuajar, hay algo que no termina de convencer y que queda flotando en el ambiente.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos esto está muy por encima de tu liga y ni te tienes que molestar en ir a verla. Si eres un sub-intelectual de GafaPasta éste es el tipo de cine al que acudes, aunque no tengo claro que te termine gustando. Para los demás, perfecta acompañada de una siesta cuando la den en Telajinco un domingo por la tarde.

06/1a0

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