Entre Phuket y Bali está Singapur


El relato comenzó en Desde Utrecht a Kuala Lumpur

Comencé el día con la transición más complicada temprano porque el taxi me recogía a las seis menos cuarto. El hombre me llevó al aeropuerto, el cual no está muy lejos pero se tarda una hora gracias a la magia de las cutre-carreteras. En el camino vimos un accidente de motos y por supuesto, ni mi taxista ni nadie más se paró a ayudar. Aquí cuando un motorista cae, ya puede ponerse las pilas y salvar la moto corriendo hacia las bandas de la carretera o lo rematamos. Cuando llegué al aeropuerto aún no estaba abierto el mostrador de facturación. Tuve que esperar un rato que maté caminando. Después, facturé, pero llevaba el equipaje en cabina, gracias a la magia de Scoot, aerolínea que te permite llevar un bulto de siete kilos y un objeto personal de tres, con lo que iba sobrado. Pasé el control de seguridad, el de pasaporte y en el otro lado del aeropuerto de Phuket desayuné. Después me tocaba esperar a mi vuelo y más o menos en esos momentos se me acabó el crédito de mi tarjeta de teléfono tailandesa pero por suerte, en el hotel hay wifi gratuita. El chino primo de Zumosol me mandó varias correos con fotos juntos y chateamos un rato. Él iba a China por Kuala Lumpur, la misma ruta que hizo la Chin-argentina solo que ella la hizo desde la noche anterior. Los japo-brasileños regresaban por Seúl, capital de los kabezudos-Koreanos-de-mielda. Parece que nadie tenía suerte con los vuelos directos. Mi primer vuelo iba a Singapur y con la lata que da cierto comentarista pleistocénico, para este compré asiento de ventana para hacer el vídeo despegando en Phuket y aterrizando en Singapur, algo complicado porque en las aerolíneas asiáticas no se permite tener teléfonos encendidos durante el despegue y el aterrizaje y las azafatas controlan un montón, pero si te esperas hasta que entramos en pista, por ahí no pueden hacer nada.

El viaje fue de unas dos horas y al llegar a Singapur había algo raro en mi segundo vuelo, las horas no cuadraban, yo tenía que el avión salía a las cuatro menos cuarto y en pantalla aparecía a las cinco menos cuarto. Teníamos un retraso de una hora. Almorcé en el aeropuerto ya que sabía que después no tendría oportunidad alguna de pillar papeo. No sé como el aeropuerto de Singapur siempre queda entre los mejores del mundo, a mi no me gusta y además, te compras agua y después te la quitan porque ponen nuevos controles de equipaje en las puertas de embarque. Como lo vi mientras paseaba por el aeropuerto, vacié mi botella antes del control y la volví a llenar en un chorro de agua para beber que había en la sala de espera. El avión llegó una hora después de la prevista y eso explicaba el retraso. Embarcamos en el caos más absoluto por culpa del personal de tierra, que estaban enganchados a sus móviles. Yo tenía exáctamente el mismo asiento en la misma fila y de nuevo con ventana, con lo que hay vídeo del despegue. En el trayecto hacia Bali, de unas dos horas y media, tuvimos una turbulencia que acojonó a todo el mundo, el avión vibró como si fuera a reventar y la azafata batió el récord del mundo de carrera camino de su asiento. Después de eso no hubo nada más que reseñar.

Llegamos a Bali, pasé el control de pasaporte y no tuve que pagar visa, como en mi primera visita, ya que han cambiado las leyes del país y ahora los turistas tienen treinta días gratis y después pasé dos controles más hasta que llegué a la salida, en donde un chamo me esperaba con un papel con mi nombre para llevarme hasta Amed. Antes de subirme al coche, me compré otra tarjeta prepago para tener internet en Indonesia y saqué dinero en un cajero. El viaje en coche desde el aeropuerto hasta Amed tomó casi dos horas y media pese a que son solo noventa y cinco kilómetros. La cosa es que en muy pocas ocasiones se puede ir a más de cuarenta kilómetros por hora. Vine llegando al hotel a las once de la noche y prácticamente fui directo a dormir ya que al día siguiente el desayuno era a las siete de la mañana para bucear a las ocho.

El relato continúa en El USAT Liberty y paseando por la playa en Amed

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2 respuestas a “Entre Phuket y Bali está Singapur”

  1. Muchas gracias hombre, menos mal, tus vacaciones no son lo mismo, para mi, sin videos de despegue y aterrizaje… 🙂
    Salud