Equipaje de mano


Sabiendo que se me acaba el tiempo, hoy aproveché para hacer un primer ensayo general. En realidad deberíamos retroceder un par de días en el tiempo, al miércoles y quizás al martes. Esos dos días tuvimos temperaturas por encima de los veinte grados por primera vez en este año sucedió lo que todos sabíamos que pasaría. El aire acondicionado en mi empresa jamás ha sido reparado y la máquina se volvió loca y consiguió que me resfriara, con un resfriado de esos malajes. Por eso, esta mañana me despertaba con una cantidad de flema en mis pulmones y opté por llamar y anunciar que estaba enfermo. Aproveché para quedarme un rato más en la cama y después maté el día mayormente viendo episodios de series y tirado en el sofá. A la tercera hora de la tarde decidí apilar todo lo que me quiero llevar a Asia, o casi todo y ver si entra en mi mochila tuneada de cuarenta litros y si pesa menos de ocho kilos. Por ahora ando en unos ocho kilos y casi cien gramos pero incluí el iPad, el cual llevaré en la mano. Tampoco estaban incluidos los productos de aseo ya que quiero comprar nuevas botellitas y respetar la sacrosanta regla de los cien mililitros.

Si todo sale como espero, viajaré por primera vez única y exclusivamente con equipaje de mano, algo asombroso y que jamás había hecho en una escapada de tres semanas a Asia. Viene a confirmar que tras un montón de años, he ido optimizando mi carga y ahora sí que soy un viajero consciente de lo que me hecho a la espalda. Entre las cosas que entran en la mochila hay seis camisetas especiales que dejan pasar el sudor y secan rápido, seis tangas tigretón como gamba, un bañador, dos pares de calcetines, un gorro, unas sandalias Moisés-abre-los-mares, una toballa de playa que seca rápido y otra toballa pequeña (aunque creo que esta se quedará). También pongo mi sábana saco de dormir momia y con eso más o menos acaba la parte textil. Después metí el teclado bluetooth, una bolsa waterproof grande en la que puedo llevar hasta la cámara, una mochila micro que va empaquetada en una bolsita y que supuestamente tiene aislamiento contra el agua, una funda exterior de la mochila por si llueve, cinco pulseras con citronella para los mosquitos, ocho toballas para limpiar las pantallas de mis dispositivos, la cámara de fotos con su nueva funda de neopreno, minúscula y eficiente, una mini bolsa de tela diseñada para llevar una botella de agua colgada, una batería extra para la cámara, un cargador combinado y cables para los diferentes dispositivos, una linterna, un kit de emergencia con vendas y demás, que no he usado nunca pero que nunca se sabe si hará falta, una bolsa pequeña waterproof para el móvil que teóricamente me debería permitir grabar vídeos debajo del agua en lo que será lo más asombroso visto nunca antes en ésta la mejor bitácora sin premios en castellano y un puñado de cosillas sueltas. En fin, que con eso y mi pasaporte, sobreviviré durante más de tres semanas y de necesitar algo, me lo compro directamente por allí. La idea es solo facturar al regresar y eso, dependerá de que traiga más de lo que llevo, que igual no es el caso.

Así que al menos lo de calcular el peso y ver el volumen de lo que me quiero llevar de vacaciones ya está hecho y es una cosa menos de la que preocuparse.