Fast & Furious – Fast and Furious. Aún más rápido


Ya sé que hay ciertas películas que no debería ir a ver porque ya no tengo edad para ellas y tal y tal y tal pero me la trae al fresco y puesto que me lo paso bien y son ligeras de digerir, sigo visitando los cines con las pelis estas para descerebrados que tienen música muy alta, tías de impresión, coches y peleas. Por eso he ido a ver Fast & Furious, película que en España se estrenó a comienzos de abril como Fast and Furious. Aún más rápido.

U julay momificado mata, corre y folla o quizás corre, mata y folla a toda la gentuza latina que se le pone por delante

Espero que os hayáis puesto el gorro de procesamiento intelectual avanzado porque la trama es muy compleja. El mismo julay de las pelis anteriores deja la banda en la que está con su novia y un tiempo después se entera que la han matado. Con sus super-poderes averigua quién ha sido y va a matar al hijoputa y para ello se asociará con su antiguo amigo-enemigo y follador de su hermana y entre los dos revientan coches y matan mexicanos a porrillo mientras putas vistosas se menean en pantalla con micro-faldas y orcos horrorosos les ponen las manos encima.

La primera reflexión que me vino a la cabeza después de terminar la película es que en Sudamérica, si tienes un hijo te sale un orco feo y asqueroso y si tienes una hija, es una puta de esas que las pone duras solo con agitar las pestañas. Al menos eso es lo que vemos, tías entre anoréxicas y bulímicas, con ropitas más pequeñas que las de la Nancy putorra y que se agitan al ritmo de música latina en fiestas en las que casi no hay hombres y por eso se han de morrear entre ellas mientras se agitan y se toman sus cócteles. A su alrededor los pilotos de los coches tuneados, seres legendarios, parcos en palabras y que como Vin Diesel parecen plastificados porque hasta ahora, en todas las películas que le he visto hacer, jamás ha movido músculos faciales o cualquier otro que pueda indicar una cierta actividad detrás de esa masiva estructura de carne. Por suerte, aquí no tenemos que ver escenas dramáticas en la que la cámara salta de una cara a otra. Aquí lo que mola es que después de acabar la música y el baile de las putillas, los tíos se suben a unos cochazos y corren por las calles matándose entre ellos y a los que puedan pasar por allí mientras intentan conseguir algo que no sabemos muy bien qué es. Y en este sentido la película es soberbia y mantiene la atención de los descerebrados que como yo la hemos ido a ver.

Acción, tetas, música y coches, un cóctel genial para ir con los amigotes al cine y pasárselo bien.


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